La falla que puso a prueba a Iberdrola en Baja California
Nota del editor: Este contenido se publicó originalmente en la edición 10 Despachos para Ciudades Inteligentes, correspondiente a abril de 2018.
Esta planta termoeléctrica, construida y manejada por la española Iberdrola, luce como cualquier otra fábrica de su tipo. Pero a miles de kilómetros de la superficie, la propia tierra conspira en contra de los 270 millones de dólares (mdd) invertidos en su edificación. Para levantarla con éxito e inaugurarla en febrero de 2017, la empresa tuvo que resolver un gran reto geográfico.
La península de Baja California es un "ente geológico vivo" que en un millón de años quizá se separe 40 kilómetros del resto de México, y esto genera pequeños sismos puntuales, explica Thierry Calmus, geólogo del Instituto de Geología de la UNAM.
Además, los terrenos de la central yacen sobre la unión de las placas tectónicas del Pacífico y de Norteamérica, lo que provoca fallas geológicas como la de Cucapá, Laguna Salada y el Sistema Imperial y Cerro Prieto, explica el estudio de Impacto Ambiental de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de este proyecto.
Éste fue el reto principal que tuvo que resolver la compañía, afirma Millán García Tola, director de Proyectos de Iberdrola en México. "Una falla divide la central en diagonal, y esto nos planteaba un problema", cuenta.
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Por ejemplo, algunos equipos de la planta se interconectan mediante tuberías, y por el movimiento discontinuo de ambos lados de las fallas, debieron unirse con elementos flexibles para impedir que se vieran dañados por estas fuerzas.
"Cuando tienes tuberías que llevan mucha presión, eso no se puede, claro, porque con una punta de hule no aguanta. Así que lo primero fue evitarlo, pues no podíamos poner toda la planta de un solo lado", explica el directivo.
Pese a todo, esa ubicación también ofrecía ventajas. La fábrica, ubicada a 22 kilómetros de la ciudad de Ensenada, puede aprovechar las aguas del océano Pacífico para sus diferentes procesos.
Esta central de ciclo combinado cuenta con un módulo de generación compuesto por una turbina de gas, otra de vapor y un recuperador de calor con tres niveles de presión. La planta utiliza gas natural para generar energía eléctrica y cubrirá la demanda eléctrica de casi 40% de los habitantes de Baja California.
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La empresa vende a CFE el 90% de la electricidad que genera la central, y el otro 10% a firmas privada como Soriana, a través del Mercado Eléctrico Mayorista.
Además, la licitación que en enero puso en marcha la Secretaría de Energía (Sener) para construir una red de transmisión que interconecte la red de Baja California con el resto del país le dará a Iberdrola otra opción de negocio. El ganador de este proyecto de 1,109 mdd se conocerá en septiembre.
Iberdrola se interesa por él, ya que otro de sus negocios es la construcción de este tipo de infraestructura, comenta García.
"No hay mejor país que México en este momento para invertir en proyectos de energía", señala Paolo Romanacci, director general de Enel Green Power México y Centroamérica.
Iberdrola parece pensar lo mismo: ahora tiene la concesión para operar la planta durante los próximos 25 años, y se encuentra construyendo otras cuatro centrales de ciclo combinado, dos en Sinaloa y otras dos en Nuevo León.