Entre su empleo, se ha encontrado uno que impacta a la arquitectura y la construcción: el hempcrete, una especie de concreto formado por cáñamo y otras fibras.
Entre sus propiedades, explica Canncura, startup especializada en cannabis, está la termicidad, resistencia, bajo costo y poco impacto en el medioambiente.
Caminando por los pasillos de Ikea en la Ciudad de México
En México, se usa en la Riviera Maya, impulsado por Stephen Clark, a través de su empresa Heaven Grown.
Comenzó importando el material de naciones como Países Bajos y China (hasta 15 toneladas al año), y continuó evolucionando de acuerdo con la ley.
"Él tiene un amparo para su cultivo, con el que lo lleva a las comunidades “les enseña a ‘crecer’ su casa. Es una planta que crece en tres meses sólo con agua, un cáñamo altísimo, lo muelen, lo mezclan con adobe y obtienen un ladrillo”, explica Hugo Álvarez, co-fundador de Canncura.
La sustentabilidad viene de que para su colado se requiere mucha menos agua, ya que el cáñamo se "pega" con mayor facilidad lo que lo hace resistente.
Su uso no ha sido mundialmente aplicado, ni de manera uniforme en el país, debido al poco impulso para su exploración.
"Hay características que no han evolucionado. Un muro de carga sigue siendo mucho más fuerte con acero que con hemp, se puede usar un ladrillo pero para estructuras grandes hace falta de tiempos de investigación", agrega Canncura.