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Estos son los riesgos de centrar el gasto público en pocas obras “emblemáticas”

Dejar fuera otros proyectos de infraestructura pública puede detener el crecimiento económico del país.
mié 24 junio 2020 05:00 AM
Construcción
El 17 de octubre de 2020 se cumple un año de haber iniciado la construcción de Santa Lucía.

Ante las restricciones de actividades económicas en todos los sectores por Covid-19, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) propone que los gobiernos inviertan más en proyectos de infraestructura planificados, que no solo sean a nivel federal, sino estatal y municipal.

De acuerdo con la Corporación Financiera Internacional, institución del Banco Mundial, México necesita aumentar de 2 a mínimo 5% del PIB la inversión en infraestructura para cerrar la brecha en el largo plazo.

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Con la finalidad de exponer las necesidades del sector, Eduardo Ramírez Leal, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) asegura que desde hace años han sostenido reuniones con secretarios de estado y dirigentes de instituciones de distintos niveles de gobierno.

“No existe una planeación de la infraestructura a largo plazo y estamos sujetos a compromisos de campañas electorales. No necesariamente las obras que planea un gobierno coinciden con lo estratégico ni prioritario, tendría que hacerse un análisis previo para determinar qué infraestructura se requiere para que el país sea competitivo”, asegura el dirigente.

Para Luis Suárez Pérez, profesor de asignatura en la Universidad Iberoamericana (UIA), los sectores estratégicos donde debe estar centrada la inversión de manera simultánea en infraestructura son energía, desarrollo urbano y vivienda, telecomunicaciones y transporte, turismo, hidráulica y salud, “no solo centrarse en algunos de ellos”, indica.

Por ejemplo, “el tren maya se centra en el desarrollo de turismo, siendo que deberíamos estar pensando en inversión ferroviaria mucho más allá de eso, en mejorar las vías existentes y ampliarlas para que conecten con los puertos, además de mejorar el trasiego con otros medios de transporte”.

Además, agrega, hay que tener en cuenta que las decisiones de inversión tienen mucho que ver con carácter político. Desde el punto de vista financiero, debería manejarse con base en el rendimiento. El nivel de inversión debe rendir por el doble de la inflación.

Si hablamos de infraestructura ferroviaria, deberíamos poner énfasis en que ésta ayude a conectar con los puertos, mejorar el trasiego con los medios de transporte y la velocidad de los trenes.

En México, “existe rezago en infraestructura portuaria; existen 101 puertos marítimos, mientras que otros países tienen 350. En el sector de hidrocarburos, Estados Unidos tiene 140 refinerías; Canadá, 122, y México, 6. Si no somos suficientes en este ámbito y el petróleo se está acabando, ¿por qué no apostar por energías limpias?”, reflexiona el académico.

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Alternativas puntuales

Actualmente, elementos de la Marina y la Guardia Civil realizan obras como el Aeropuerto de Santa Lucía, la ampliación de hospitales, los Bancos del Bienestar y, al parecer, uno o dos tramos del Tren Maya.

“En 35 años como ingeniero civil, nunca había visto que los industriales de la construcción fueran desplazados. Entonces, el gobierno se ha convertido en el constructor más grande del país; nadie tiene ese volumen de obra en este momento”, enfatiza Ramírez Leal.

Si, en cambio, los 2,700 Bancos del Bienestar fueran construidos por mipymes, se generaría parte de la derrama económica que tanto se necesita en esta etapa de reactivación económica postCovid-19, propone.

Por su parte, Suárez Pérez argumenta que las asociaciones público-privadas (app) que tiene el país para incentivar la infraestructura pública, a través de los fideicomisos, son un gran instrumento de financiamiento de obra pública; sin embargo, el Senado dio a conocer una reforma de ley que prohíbe que los inversores privados destinen capital en energías limpias en su producción, comercialización y distribución.

Asimismo, hay varios instrumentos financieros en los cuales el gobierno mexicano podría apoyarse, como Fibras y CKD, que se limitaron en la actual administración. El rezago en infraestructura de salud, existen 23,000 unidades médicas, de las cuales 1,400 son hospitales.

Diversificación en obras

De acuerdo con José Armando Arias, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, Terraceros Conexos y Similares de México, entre las obras que deberían ejecutarse en los próximos cuatro años para evitar que al final del sexenio haya un rezago importante en infraestructura en el país se encuentran:

Energía

-Impulsar la inversión en aerogeneración y termosolares.

-Invertir en redes de ductos para gas que faciliten su importación de Estados Unidos.

-Renunciar a la construcción de una refinería (por ser extremadamente cara) y modernizar las existentes.

-Invertir en la posibilidad de generación geotérmica en las áreas adecuadas.

Agua

-Plantas de potabilización y modernización (urgente) de la infraestructura de distribución en varias ciudades importantes del país, en especial Monterrey, CDMX y Guadalajara.

-Drenaje (urgente en la CDMX).

-Implementación de medias urgentes de captación en todas las vertientes necesarias.

-Reforzamiento de bordos de ríos y construcción de escolleras por cambio climático.

Carretero

-Modernizar y dar mantenimiento a toda la red carretera y el sistema de peaje electrónico

-Mejora de los puertos (infraestructura portuaria) y su logística de comunicación.

Hospitalaria

-Reforzar la construcción y mantenimiento de las clínicas rurales de manera urgente.

Habitacional

-Impulsar la creación de zonas habitacionales profesionalmente diseñados bajo altos estándares y cumpliendo con la normativa tanto de construcción como ambiental, comprando terrenos subsidiados.

Transporte

-Impulsar la ampliación del metro en México.

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