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La clave para evitar inundaciones en ciudades mexicanas

Preservar y restaurar los suelos de conservación es vital para evitar que la época de lluvias y los fenómenos metereológicos resulten catastróficos.
mié 08 julio 2020 05:00 AM
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Los suelos de conservación ayudarán a mitigar inundaciones y crearán microclimas.

El pasado 8 de junio ocurrió una lluvia atípica en la Ciudad de México (CDMX) en la cual cayeron 18 millones de metros cúbicos de agua, lo cual significa un reto en el manejo de hidrológico para evitar inundaciones.

“Por más que haya una infraestructura habilitada, no existe la suficiente capacidad de carga para soportar la cantidad de agua caída del cielo. Además, históricamente la Ciudad de México ha vivido inundaciones desde la época precolombina derivado de estar asentada en suelo lacustre, sobre un lago”, refiere Eduardo Vázquez Herrera, director ejecutivo de Agua Capital, plataforma que busca contribuir a la seguridad hídrica.

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En los últimos años ha aumentado la incidencia de inundaciones, así como de fenómenos metereológicos, los cuales “se han profundizado en muchos sentidos resultado del cambio climático. El ciclo hidrológico, en su patrón natural, ha sido afectado, lo cual implica que los periodos de lluvia se han acortado, al mismo tiempo que llueve más intenso en periodos más cortos”, señala.

Las ciudades medianas también enfrentan esta problemática. Por ello “se requieren mecanismos eficientes que planeación, políticas públicas y financiamiento, sobre todo por los grandes costos que las inundaciones implican tanto a los gobiernos que deben remediar los daños ocasionados, así como por las afectaciones a las actividades productivas y al patrimonio de los ciudadanos”, indica el especialista de Agua Capital.

El informe Riesgos Globales del Foro Económico Global coloca a los fenómenos hidrológico meteorológicos entre los primeros 10 riesgos por factibilidad de que sucedan.

Bases para la solución

Ante esta problemática, los suelos de conservación juegan un papel fundamental para evitar inundaciones. En términos de superficie, los suelos de conservación (zonas con características ecológicas, principalmente cobertura forestal y de pastizales, que proveen servicios ambientales) ocupan 59% del territorio de la Ciudad de México, localizados principalmente en las alcaldías de Cuajimalpa, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Álvaro Obregón, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco.

Juan Carlos Carrillo, abogado del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), explica que su principal función son los servicios ambientales, como la captura de agua. “El tema ambiental es sistémico, en el que influyen muchos factores, el problema es que muchas veces los desarrolladores no lo entienden así. Si no logramos conservarlos y restaurarlos, en el año 2030 la realidad cotidiana será catastrófica; es decir, eventos como la tormenta tropical Cristóbal (del 1 al 11 de junio), que afectó el sureste del país, ocurrirán de manera recurrente.”

Así como la conservación de suelos es importante para evitar inundaciones, también para disminuir la incidencia de incendios forestales. En esta visión sistémica encontramos que existe una relación entre agua y fuego, acota.

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La Ley Ambiental define a los suelos de conservación como el territorio que “lo amerite por su ubicación, extensión, vulnerabilidad y calidad; el que tenga impacto en el ambiente y en el ordenamiento territorial; los promontorios, los cerros, las zonas de recarga natural del acuífero; las colinas, elevaciones y depresiones orográficas […] así como el suelo destinado a la producción agropecuaria, piscícola, forestal y agroindustrial y los poblados rurales”.

La principal fuente de agua es el acuífero, el cual se nutre a través del agua de la infiltración y recarga natural. Fenómenos como los asentamientos irregulares, la tala ilegal de bosques y el crecimiento de la mancha urbana afectan los suelos de conservación. En los últimos 13 años se han perdido más de 9,000 hectáreas de bosques y áreas naturales de las cuencas que alimentan de agua al Valle de México, argumenta el especialista de Agua Capital.

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Visión preventiva

A manera de conclusión, Vázquez indica que planeación, presupuesto, articulación de políticas y decisiones con enfoque preventivo son las bases de la ruta a seguir, con dos vías de acción centrales:

1) Conservación pasiva. Cuidar la cobertura forestal y los pastizales para mantener sus servicios ecosistémicos.

2) Conservación activa. Realizar trabajo cortafuegos y prevenir asentamiento en esas zonas.

Para Carrillo, necesitamos un ecosistema de conservación y tener una visión de adaptación al cambio climático con base en los recursos existentes. En cuanto al desarrollo urbano, el especialista del CEMDA incita a crear proyectos inmobiliarios con espacios de áreas verdes que generen un microclima y ayude tanto a la recarga de los mantos acuíferos como a controlar el aumento de temperatura.

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infraestructura hidráulica Meteorología Fenómenos meteorológicos Ciudad de México

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