El agua de nueve colonias de la alcaldía Benito Juárez está contaminada. Desde mediados de marzo, vecinos reportaron un olor raro en el líquido, lo que ha derivado en protestas e investigaciones, así como el cierre del pozo Alfonso XIII que, de acuerdo con el gobierno de la Ciudad de México, podría ser la fuente de la contaminación. No obstante, a pesar de que se han realizado estudios en diversas universidades, no se ha determinado la sustancia que se encuentra en el líquido.
¿Las tuberías de la Benito Juárez corren riesgo de explosión?
Por el olor y los resultados, se ha indicado que puede haber presencia de aceites, cloruros, lubricantes, o hidrocarburos, por lo que la población ha recordado la explosión de Guadalajara, Jalisco, en 1992, cuando la red de alcantarillado explotó luego de filtraciones de gas LP. No obstante, la situación en la Ciudad de México es muy diferente a lo registrado hace 32 años.
Jesús Enrique Castelán Crespo, especialista de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad La Salle, aclara que aún no se determina el contenido del agua contaminada. No obstante, en caso de tratarse de derivados del petróleo, el riesgo de explosión o incendio es muy bajo.
“En el caso de Benito Juárez se trata de un sistema de distribución de agua potable, que generalmente trabaja hermético. Además, va mezclado con agua, muy diluido. Y no hay posibilidad de que se presente una chispa u otro elemento que pueda ocasionar una explosión, por lo que la probabilidad sería muy remota”, comenta el especialista.
Y agrega que en el caso de Jalisco la contaminación fue en las aguas residuales, en donde la tubería no trabaja llena, y hay posibilidad de echar algún cigarro a la alcantarilla. Además de que el combustible en ese caso estaba en contacto con el aire y hubo evaporación, por lo que se generó la explosión.
En cuanto a afectaciones a la red de suministro de agua a corto, mediano o largo plazo, el experto, miembro del Programa de Liderazgo Ambiental de la Universidad de Berkeley en California, las descarta.
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“Lo que sí, dependiendo la magnitud del derrame que pudiera haber, es que probable que estas sustancias pudieran quedar impregnadas y eso con el paso del tiempo el agua se lo va a ir llevando, y va a seguir llegando en alguna medida a las casas habitación. Entonces, es más un tema de salud que un riesgo de protección civil”, puntualiza Castelán Crespo.
Actualmente, la estrategia del gobierno de la Ciudad de México es dejar correr el agua para que las sustancias ya no sean detectables y no generen efectos en la salud; sin embargo, el experto considera que sí debe haber alguna acción orientada a la limpieza de las tuberías, aunque esta se debe determinar cuando se conozca el componente que contamina el agua.
El académico de La Salle dice también que actualmente la verdadera pregunta es la fuente del químico. “Aparentemente sólo era un pozo, que lo que hace es extraer agua del subsuelo. Pero, ¿de dónde salieron las sustancias y cómo transitaron hacia ese pozo? No conocemos la fuente y se desconoce si hay la posibilidad de que en otros pazos suceda lo mismo”, cuestiona el también presidente del Consejo Internacional de Recursos Naturales y Vida Silvestre (Corenat).
Cuando se respondan las preguntas, se podrá saber con más certeza el riesgo de la infraestructura hídrica de la Ciudad de México. Mientras tanto, las recomendaciones son estar al pendiente del olor en el agua, su coloración, y de si en las cisternas y tinacos hay algún tipo de sedimentación.