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Villas olímpicas de México 68: parte de un plan de vivienda más ambicioso

En los Juegos Olímpicos de 1968 los atletas, equipo técnico, prensa y comités fueron alojados en dos desarrollos al sur de la Ciudad de México.
sáb 03 agosto 2024 07:00 AM
atleta tomando el sol en la villa olímpica de méxico 68
Un atleta tomando el sol en la Villa Olímpica, antes del inicio de los Juegos Olímpicos de México 1968.

México 68, Juegos Olímpicos marcados por un panorama contrastante, con protestas, represión y conflictos sociales de manera interna e innovaciones tecnológicas y de construcción mostradas al exterior, ha sido uno de los eventos deportivos más importantes en el país.

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Su existencia representó, a nivel urbanístico, la reestructuración de una ciudad no sólo al modernizar edificios existentes y levantar nuevos para las necesidades de las competencias, sino también al impulsar la creación de vialidades que facilitaron el movimiento de atletas y visitantes ya que, mientras había sedes en lugares como Satélite e Iztacalco, las villas olímpicas estaban al sur, en Tlalpan.

Estos espacios son de los que resultan más interesantes a los espectadores de los JJOO, ya que mientras los estadios se encuentran ante los ojos de todo el mundo, los lugares en donde se hospedan los deportistas —y que suelen ser diseñados para ellos—, están alejados del público.

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La atleta británica Pat Pryce-Nutting salta una valla durante un entrenamiento en la pista de la Villa Olímpica en México, el 3 de octubre de 1968.

Villa Olímpica de México 68

Para los Juegos Olímpicos mexicanos, los primeros que se realizaron en Latinoamérica, se construyeron dos villas olímpicas, la Miguel Hidalgo y la Narcizo Mendoza.

La Villa Olímpica Libertador Miguel Hidalgo

Ubicada en la delegación Tlalpan, a cuatro kilómetros del Estadio Olímpico Universitario, la Villa Miguel Hidalgo se erigió como el corazón habitacional de los Juegos Olímpicos de México 68, de acuerdo al libro Lugares de alta significación de la olimpiada México 68.

Este complejo, construido en un terreno de nueve hectáreas, fue diseñado no sólo para albergar a los atletas durante el evento, sino también como una solución habitacional a largo plazo para la creciente población de la Ciudad de México.

El proyecto arquitectónico estuvo a cargo de los arquitectos González Rul, Hernández Navarro, Ortega Viramontes y Torres Martínez. Su diseño logró conjugar las necesidades específicas de una villa olímpica con los requerimientos de un moderno complejo habitacional de tipo condominio.

La villa constaba de 29 torres residenciales, 13 de 10 niveles y 16 de seis niveles, con un total de 904 departamentos y 5,044 cuartos. Cada edificio fue llamado con nombres de la mitología griega, como Zeus, Apolo y Atenea.

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Atletas del equipo guineano y otros protestan tras un episodio racista en el que atletas del equipo polaco les arrojaron bolsas de plástico llenas de agua en la Villa Olímpica durante los Juegos Olímpicos de Verano en la Ciudad de México el 18 de octubre de 1968.

Más allá de las residencias, la villa contaba con instalaciones para el entrenamiento y bienestar de los atletas.

Se construyó una pista de atletismo con superficie de tartán, similar a la del Estadio Olímpico, así como áreas para salto de altura, garrocha, lanzamiento de bala, jabalina, martillo y disco. Además, se incluyeron gimnasios de entrenamiento para boxeo y lucha, un club y un teatro al aire libre, menciona el texto.

Un aspecto destacable fue la incorporación de tecnología avanzada para la época. Se instalaron 300 lavadoras automáticas para el uso de los huéspedes, y se implementó un sistema de reloj oficial visible desde todo el conjunto.

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Villa Cultural Narciso Mendoza

La segunda villa se ubicó en los terrenos de la ex hacienda de Coapa, al sureste de la ciudad. Este complejo, más diverso en su composición, albergó a jueces, árbitros, participantes del programa cultural y parte de la prensa acreditada.

Este espacio formaba parte de un ambicioso proyecto habitacional del entonces Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, que comprendía siete supermanzanas con 9,200 viviendas. Para los Juegos Olímpicos, se destinaron 2,818 unidades distribuidas en los bloques uno y tres, dice el libro.

A diferencia de la Villa Miguel Hidalgo, este conjunto se caracterizó por su diseño de baja altura, con viviendas unifamiliares y multifamiliares de hasta cuatro niveles. Esta configuración permitió una mayor integración con el entorno urbano y facilitó la posterior adaptación del complejo para uso residencial permanente.

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Richard Oliver, con sombrero, y Stuart Morris, miembros del equipo olímpico británico de hockey, llegando a la Villa Olímpica en México, el 2 de octubre de 1968.

La villa contaba con una infraestructura que incluía jardines de niños, escuelas primarias, zonas comerciales y amplias áreas verdes. El 46.4% de la superficie total estaba destinado a jardines.

Para atender las necesidades específicas del evento olímpico, se construyeron instalaciones temporales como comedores, un salón de ensayos para danza, un auditorio con pantalla gigante de televisión y un centro comercial.

Las villas olímpicas de México 68 en la actualidad

Las villas olímpicas de México 68 no solo cumplieron su función durante los Juegos. La Villa Miguel Hidalgo se convirtió en un complejo residencial codiciado, mientras que la Villa Narciso Mendoza formó parte de un plan más amplio de vivienda social.

La villa Miguel Hidalgo es ahora un desarrollo habitacional conocido simplemente como Villa Olímpica. Sus amplias áreas verdes y espacios comunes continúan siendo utilizados por los residentes, preservando en gran medida el diseño original.

La pista de atletismo y algunas instalaciones deportivas se han mantenido, aunque adaptadas para el uso comunitario.

En el caso de la villa en Coapa, se ha integrado a un proyecto habitacional más amplio. Actualmente, la zona es conocida como la Unidad Habitacional Villa Coapa.

Las escuelas, áreas comerciales y espacios verdes planificados originalmente todavía funcionan, ahora para una comunidad mucho más amplia que la prevista para los Juegos Olímpicos.

Sin embargo, como cualquier desarrollo urbano de su edad, ambas villas enfrentan desafíos. El mantenimiento de las estructuras, la modernización de las instalaciones y la adaptación a las cambiantes necesidades urbanas son temas constantes para las administraciones y los residentes.

En los últimos años, ha habido iniciativas para revitalizar ciertos aspectos de las villas. Por ejemplo, en la Villa Olímpica de Tlalpan, se han realizado esfuerzos para restaurar algunas de las instalaciones deportivas y mejorar los espacios públicos.

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