El sargazo se ha convertido en un problema para las playas del Caribe, por lo que se ha iniciado una estrategia para darle un segundo uso.(Paola Chiomante/REUTERS)
Redacción Obras
La llegada masiva de sargazo a las costas mexicanas (80,000 toneladas solo en lo que va de 2025) dejó de abordarse como un problema estacional para convertirse en un detonador de proyectos de infraestructura.
Con el objetivo de valorizar hasta 950,000 toneladas anuales, el gobierno federal y autoridades estatales impulsan una red de plantas, parques y sistemas logísticos enmarcados en la estrategia de economía circular, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en conversación con el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM).
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La infraestructura antisargazo
Uno de los ejes es la construcción de un parque de economía circular en Quintana Roo, que incluirá una planta de biodigestión para procesar sargazo junto con lodos de tres plantas de tratamiento.
El proyecto se perfila como un nodo industrial para producir biocombustibles, incluso para aviación, y materiales de construcción como bloques, paneles y sandalias, aprovechando parte de las 146 aplicaciones identificadas para el alga.
Este 2025 han llegado 80,000 toneladas de sargazo a las playas mexicanas.(Paola Chiomante/REUTERS)
En el frente marítimo, ya se instalaron 7,545 metros de barreras sargaceras para contener el arribo de algas a las playas y mitigar la erosión costera. La operación se apoya en 11 buques costeros y un buque oceánico, diseñados para recolectar el sargazo antes de que toque tierra.
El sistema logístico contempla transporte y acopio en parques especializados, que funcionarán como centros de transferencia y procesamiento.
Un nuevo uso
La inclusión del sargazo como recurso pesquero en la Carta Nacional Pesquera habilita a empresas privadas para solicitar permisos de recolección y comercialización, antes reservados a la Secretaría de Marina o a fines de investigación.
Esto abre la puerta a inversiones en infraestructura productiva y cadenas de valor ligadas al sector construcción y manufactura.
El subsecretario de Desarrollo Sostenible y Economía Circular de la Semarnat, José Luis Samaniego Leyva, señaló que la estrategia forma parte de un marco más amplio: la Ley General de Economía Circular, que regulará a quienes introducen materiales y productos al mercado para que asuman gradualmente la responsabilidad sobre su disposición final.
El sargazo se usará para producir biocombustibles.(Paola Chiomante/REUTERS)
La norma contempla dos capítulos: la circularidad de los productos, centrada en su reintroducción a la economía, y la de los residuos, enfocada en su reciclaje.
En materia de incentivos, los Polos de Desarrollo de Economía Circular para el Bienestar (PODECIBIs) cuentan con beneficios fiscales como la deducción del 100% de nuevas inversiones en activo fijo contra ISR, 100% de crédito fiscal por derechos hasta por tres años, deducciones de hasta el 25% en gastos de capacitación y exención de pago de derechos de concesión o arrendamiento por un periodo de hasta tres años o hasta que el proyecto genere ingresos suficientes.
La Semarnat y Hacienda trabajan en ampliar y mejorar estos beneficios para atraer más proyectos.
Uno de los casos exitosos de este tipo de mecanismos, de acuerdo con la Semarnat, está en Tula, Hidalgo, donde un Polo de Economía Circular combina saneamiento de cuencas, parque ecológico e infraestructura ferroviaria.
El sargazo fue incluido en la Carta Nacional Pesquera como recurso pesquero, lo que facilita su recolección.(Paola Chiomante/REUTERS)
El planteamiento es que el combate al sargazo no sea solo una acción ambiental, sino un catalizador de infraestructura con beneficios logísticos, económicos y sociales.
Para el sector construcción, el aprovechamiento del sargazo plantea dos oportunidades claras: participar en las obras de contención, procesamiento y transporte, y desarrollar nuevos materiales sustentables a partir de esta biomasa.
La economía circular “no es solo una opción ambiental, sino una estrategia de competitividad y generación de empleo en un contexto de vulnerabilidad climática”, de acuerdo con el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México, Mauricio Jessurun