El panorama es relevante para México, mayor socio comercial del país, pero lo es especialmente para inversionistas, que han encontrado en el mercado estadounidense una opción en el real estate, especialmente en estados como Florida y Texas, donde concentran el 75% de sus operaciones, de acuerdo Jorge Bauer, CEO de Finanz Butik.
Durante esta administración, las inversiones de mexicanos en el sector inmobiliario de Estados Unidos mostraron una tendencia al alza antes del Covid-19.
Según la Asociación Nacional de Realtors (NAR), en el periodo de abril de 2016 a marzo de 2017, los compradores mexicanos adquirieron propiedades por un valor aproximado de 9,300 millones de dólares. Esta cifra duplica lo registrado en el periodo de abril de 2013 a marzo de 2014, cuando los compradores mexicanos adquirieron propiedades por un valor aproximado de 4,500 millones de dólares.
En este periodo de transición no se pronostica una caída representativa en las inversiones inmobiliarias, no obstante, durante la administración si habrá un cambio en las estrategias por parte de mexicanos, ya que la rentabilidad e incentivos de compra de unidades se traslada a otros segmentos, apunta Jorge Bauer.
Reformas fiscales
Uno de los movimientos más significativos de la administración Trump fue la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017, que incluyó una serie de cambios fiscales que incentivaron la inversión inmobiliaria empresarial al reducir la tasa de impuestos corporativos del 35% al 21%.
La reducción favoreció la liquidez de muchas empresas, quienes pudieron reinvertir en proyectos de infraestructura y construcción, y así estimular el desarrollo en áreas clave del país.
Sin embargo, la misma reforma impuso límites a la deducción de los intereses hipotecarios y de impuestos estatales y locales, lo que afectó a propietarios en estados con altos impuestos,como California y Nueva York.
La deducción máxima se limitó a 10,000 dólares, un cambio que restringió los beneficios fiscales para propietarios de viviendas en estos estados. “La reducción en las deducciones de intereses y de impuestos locales cambió la ecuación financiera para muchos compradores”, indicó el informe de la Asociación Nacional de Realtors (NAR) ese año.
El mercado residencial
Durante el periodo de 2017 a 2021, el mercado residencial en Estados Unidos mostró un crecimiento en precios y demanda, impulsado en parte por una política de tasas de interés bajas, lo que facilitó la adquisición de viviendas y benefició a compradores de primera vivienda.
De acuerdo a los datos de NAR, las ventas de viviendas existentes aumentaron durante la mayor parte de la administración Trump, especialmente en áreas suburbanas, una tendencia que se intensificó durante la pandemia de Covid-19.
La demanda de espacios más amplios y la facilidad de teletrabajar provocaron un desplazamiento de compradores hacia fuera de las grandes ciudades.
“La gente comenzó a buscar opciones en zonas menos densas, un fenómeno impulsado por el trabajo remoto y la pandemia”, señaló McKinsey & Company en su análisis de impacto de la Covid-19 en el sector. Las bajas tasas de interés también ayudaron a muchos hogares a adquirir propiedades en estos lugares, aunque en algunos mercados urbanos, las ventas se desaceleraron por la pérdida de beneficios fiscales locales.
El desafío de la vivienda accesible
Uno de los mayores retos del sector inmobiliario bajo la administración Trump fue el acceso a viviendas a precios bajos.
La administración propuso recortes presupuestarios al Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD por sus siglas en inglés), lo que afectó a los programas de vivienda pública y subsidios que apoyaban a familias de bajos ingresos.
Estas reducciones dificultaron el desarrollo de nuevos proyectos de vivienda asequible y, en algunos casos, la continuidad de los programas de apoyo existentes.
“Los recortes al presupuesto del HUD impactaron en la disponibilidad de viviendas para las familias con menores ingresos”, señaló el Urban Institute en su reporte anual.
Los analistas del instituto explicaron que esta falta de apoyo federal elevó la presión en el mercado de alquileres de bajo costo en las grandes ciudades, donde la demanda superó ampliamente la oferta.