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Infonavit recurre a las desarrolladoras para cumplir meta de vivienda

Para llegar al objetivo de 600,000 unidades a bajo costo, el organismo comprará terrenos a la industria privada y contratará a las empresas para su construcción.
lun 09 junio 2025 02:58 PM
Infonavit da su brazo a torcer y recurre a la IP para construir vivienda para el Bienestar
El valor del terreno adquirido por el Infonavit será de 50,000 pesos por unidad construida.

La estrategia del gobierno federal para construir vivienda social se transformó. Pasó de “considerar” a la industria privada solo en casos especiales y dejarla fuera en la mayoría de sus ocasiones, a tomarla de la mano para caminar con ella hacia su meta de construir más de un millón de unidades hacia el final del sexenio.

La razón radica en los tiempos y en el suelo. El objetivo es que el Infonavit (Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores) edifique 600,000 unidades en seis años, que se puedan ofrecer a los derechohabientes por menos de 600,000 pesos o con rentas que no superen 30% de su salario, con una tasa de interés que partirá de cero.

Pero el organismo terminó con sus reservas territoriales en su primera etapa. Continuó con donaciones de estados y de la industria privada, pero se veía con problemas de utilización, por lo que decidió apuntar por suelo comercial, el que estaba por desarrollar.

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Proceso de doble contratación

El mecanismo operativo del programa, anunciado el 4 de junio por Octavio Romero Oropeza, director del Infonavit, contempla dos momentos contractuales diferenciados. Primero, el Infonavit compra la tierra donde se construirán las viviendas. Posteriormente, contrata al mismo desarrollador para que ejecute la construcción en ese terreno.

"Son dos momentos. El Infonavit pasa a ser dueño de la tierra porque el Infonavit tiene el compromiso de acompañarnos en las gestiones", detalla Carlos Ramírez Capó, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), uno de los organismos con quien se estableció el nuevo plan.

Esta estructura permite que el instituto asuma la propiedad del suelo y, por tanto, la responsabilidad de gestionar los servicios básicos y permisos municipales. "Es el que va a coadyuvar en temas de agua, en temas de energía eléctrica, en temas de densidades, en temas de factibilidades con los municipios", precisa la fuente consultada.

El proceso de construcción sigue esquemas tradicionales de obra pública: anticipo inicial, supervisión continua del Infonavit y pagos por estimaciones conforme avanza la construcción.

La edificación se basa, también, en la visión de la industria privada, ya que es su proyecto el que se edificará en las tierras. Las desarrolladoras se acercan al Infonavit con una propuesta no solo de ubicación y metros cuadrados disponibles, sino también de número de viviendas a desarrollar y características.

Los desarrolladores, además, entregan un programa de obra que establece los tiempos de entrega, típicamente 100 viviendas mensuales en proyectos de mediana escala, de acuerdo con el líder de la Canadevi.

El plan contrasta con el planteado al inicio de la administración, que tenía la idea de dejar fuera a la IP por señalamientos sobre el mal desempeño en la construcción de vivienda económica en años anteriores. Incluso, se reformó al Infonavit para que funja también como constructora.

El terreno, la clave del dinero

La propuesta central modifica la tradicional compra de terrenos por metro cuadrado. En su lugar, el Infonavit pagará 50,000 pesos por cada vivienda que quepa en el terreno, lo que convierte la densidad permitida en el factor determinante de la rentabilidad para los desarrolladores.

El programa establece parámetros específicos que definen su viabilidad. Las viviendas deben tener un mínimo de 60 metros cuadrados habitables y no pueden superar los 600,000 pesos de precio.

Las densidades oscilan entre 120 y 130 viviendas por hectárea, con un tope máximo de 180 unidades. Esta configuración permite que los desarrolladores calculen la viabilidad de sus proyectos basándose en la tarifa por vivienda que pagará el Infonavit.

Es decir, en el caso hipotético de que se alcanzara la máxima densidad en una hectárea, por 180 viviendas el gobierno pagaría 9 millones de pesos, lo que se traduce en 900 pesos el metro cuadrado.

En la actualidad, el precio del terreno a nivel nacional va de los 500 a los 1,500 pesos por metro cuadrado en las zonas más caras, por lo que la tarifa es conveniente, principalmente para los terrenos vacíos.

“Tenemos tierra desde los 500 pesos el metro cuadrado en breña, que quiere decir baldío, hasta los 1,200, 1,500. Por eso es que tenemos tierra, hay algunas ciudades del país en donde está costando muchísimo trabajo encajar en los 600,000 pesos”, dice Carlos Ramírez Capó.

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Retos regionales y propuestas de flexibilización

No todas las regiones del país presentan las mismas condiciones para el desarrollo del programa. La frontera norte representa un caso particular, donde ciudades como Tijuana enfrentan costos de suelo elevados y condiciones topográficas complejas.

"Por ejemplo, la frontera norte, ciudades como Tijuana, pues que el suelo es muy caro, que las condiciones topográficas, el tema de la urbanización y pues también los salarios en frontera son un 50% mayores al resto del país", explica el dirigente empresarial.

Para este tipo de zonas, más caras que el promedio, Octavio Romero plantea una modalidad mixta que combinaría vivienda del bienestar con unidades de mayor valor. En este esquema, un porcentaje de las viviendas se mantendría en el tope de 600,000 pesos, mientras que otras pueden alcanzar entre 800,000 y 1.3 millones de pesos.

"En la mezcla lo que hacemos es que se eleva el ticket promedio y en esas plazas donde está costando mucho trabajo entrar solo con bienestar porque el terreno está en 1,000 pesos el metro cuadrado y hay poca densidad, puedan con la mezcla ser más viable producir vivienda del bienestar", detalla el líder de Canadevi.

Reservas territoriales reactivadas

El programa tuvo un efecto inmediato en la industria: la reactivación de terrenos que permanecían sin desarrollar. Muchos desarrolladores tenían reservas territoriales orientadas a vivienda social que habían quedado en pausa debido a la crisis del sector.

"Se han desempolvado reservas que se tenían puestas en pausa porque estaban muy alineadas a la vivienda social, que pues había entrado en una crisis de producción", describe el presidente de Canadevi.

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Por lo que ante la propuesta, la respuesta del sector privado no se hizo esperar. Los socios de Canadevi presentaron ya cerca de 350,000 viviendas en proyectos distribuidos en 28 estados del país.

De estas propuestas, alrededor de 35,000 ya fueron contratadas y las expectativas apuntan a que entre junio y julio se alcancen entre 85,000 y 90,000 viviendas.

Complemento, no sustituto

Los representantes del sector privado insisten en que el programa no sustituye la producción tradicional de vivienda. Canadevi mantiene sus líneas de trabajo convencionales, que incluyen viviendas de 800,000 a 5 millones de pesos desarrolladas en colaboración con la banca comercial.

"Esta vivienda no suple ni sustituye a las 250,000 viviendas que la industria pretende hacer en sus formas tradicionales de trabajar", aclara el dirigente. El programa se enfoca específicamente en el segmento de población que gana hasta dos salarios mínimos, mientras que otros organismos como Fovissste atienden a sectores con mayores ingresos.

Un sector en recuperación tras años de declive

Los números revelan la magnitud del desafío que motivó esta alianza público-privada. La industria de la vivienda social pasó de construir 250,000 unidades hace algunos años a apenas 42,000 el año pasado.

Mientras tanto, cerca de seis millones de mexicanos que ganan hasta dos salarios mínimos carecen de opciones habitacionales adecuadas para ejercer su derecho a la vivienda.

"La demanda es enorme. Hay un derecho a vivienda que ronda en los seis millones de personas, de mexicanos, mexicanas, que ganan hasta dos salarios y que hoy no están teniendo una oferta de vivienda adecuada", señala Carlos Ramírez de la Canadevi.

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