El portavoz de la construcción en América Latina
Nota del editor: Esta columna se publicó originalmente en la edición 551 de la revista Obras, El largo camino hacia el Tren Maya , correspondiente a diciembre de 2018 y disponible en Sanborns, Vips y en su edición digital en magzter.com.
(CIUDAD DE MÉXICO) – Mientras escribo esta columna, me encuentro en la ciudad de Lima, Perú, donde se realiza la LXXIX reunión del Consejo Directivo de la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FIIC); fui invitado a platicar sobre los efectos multijurisdiccionales de la corrupción y la importancia de los sistemas de integridad en las empresas del sector.
El propósito de esta organización es alinear los esfuerzos de cambio de más de 60,000 empresas constructoras en América Latina. Ahora es presidida por el costarricense Gonzalo Delgado, y su secretaría general está a cargo del mexicano Gustavo Arballo, quien fue presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
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La FICC está integrada por las 19 cámaras de la construcción de 18 países de América Latina, y definitivamente es el termómetro de lo que está sucediendo en la región.
La actividad de la federación es sumamente robusta y sus actividades son sustanciales. Las conversaciones de la reunión se centraron en temas de fondo de la industria a nivel regional e, inclusive, mundial.
Tecnología e innovación, costos comparativos, vivienda y desarrollo urbano, seguridad jurídica, costos, asociaciones público privadas y, por supuesto, la lucha contra la corrupción, fueron temas que formaron parte de la conversación.
OPINIÓN: ¿Seguirá imperando la corrupción en la obra pública?
En este continente se tiene especial identificación sobre la falta de transparencia e integridad. Definitivamente no es un tema aislado, sino transversal, y del cual los empresarios y las cámaras no sólo han identificado, sino que tienen la voluntad de cambiar a como dé lugar, no obstante el reto titánico que implica.
En mi presentación hice notar que el riesgo de corrupción ya no sólo es reputacional, sino de carácter económico y comercial. Conforme las empresas y el sector privado se resistan, y ya no quieran seguir adelante con prácticas malsanas, definitivamente los países avanzarán de forma seria y contundente hacia un futuro con mejores condiciones y recursos, que ya de por sí son escasos.
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La industria está consciente de que el sector tiene una mala reputación en todos los países, no obstante su relevancia. La participación de la construcción en la economía global es de 6% del Producto Interno Bruto mundial, y genera 8.4% del empleo en el mundo, que no es menor.
Las necesidades de inversión en el sector son de aproximadamente 69.4 trillones de dólares, dadas las necesidades identificadas.
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La presencia y actividades de una organización como la FIIC en la industria de la construcción latinoamericana, el nivel de discusión y los temas que ocupan su agenda, auguran una mejor situación de la industria en este lado del mundo.
Es momento de que las empresas del sector de la construcción tomen un papel relevante y participativo en los cambios que transformarán al mundo en las próximas décadas.
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Roberto Hernández García es Socio director de COMAD, SC.
