Errores en la construcción, ignorados u ocultados

(OBRAS) Es paradójico que en las escuelas de arquitectura y de diseño los alumnos aprendan al corregir los errores y fallas de sus proyectos, las cuales son señaladas por los profesores. Además, esos proyectos son evaluados de acuerdo con criterios que enfatizan aciertos o equivocaciones, los cuales, si son muchos, justifican una mala nota.

Sin embargo, es una costumbre que en la práctica profesional no se evalúen las obras y los errores. Y aun los más graves en el diseño de edificios se ocultan o son ignorados por la mayoría de la gente y por los mismos arquitectos. Así, se sigue tolerando que criterios, fallos o gustos personales se impongan sobre las soluciones adecuadas y eficientes.

La falta de evaluación -cuyos efectos no se cuantifican- causa graves pérdidas en muchos edificios, cuyo costo y mantenimiento se podría disminuir con mejores diseños que utilicen toda la información y programas digitales disponibles, los cuales muestran su desempeño, su eficiencia ambiental, estructural, y su operación y seguridad.

Esta situación no cambia porque la necesidad de evaluar objetivamente las obras produce molestias y tensión, al descubrirse yerros que cuestionan el prestigio de constructores y participantes. Para evitar errores se debe considerar un problema: no se cuenta con antecedentes y datos comprobables para conocer las pifias más frecuentes, las más graves, su cantidad y su costo.

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Cualquier falla solo se hace evidente cuando puede implicar pérdidas y problemas, y la manera más efectiva para evitar ese escenario es la aplicación de normas y reglamentos. Los errores más graves, en el caso de edificaciones, son causados por fallas naturales o humanas. Esto se puede ejemplificar en la estructura física de los edificios porque las fallas pueden producir pérdidas materiales o de vidas. Las producidas por causas naturales se dan, por ejemplo, en ciudades ubicadas en zonas sísmicas, costeras o que pueden inundarse.

Los errores causados por motivos humanos son por negligencia, por errores en el diseño de la estructura o porque no se cumplieron los reglamentos vigentes. Eso implica una responsabilidad para quienes participaron en la construcción; especialmente en inmuebles que han causado muertes y grandes pérdidas económicas.

Otras fallas frecuentes en edificios se dan en su desempeño ambiental, funcional, en su costo, mantenimiento o en la seguridad de los usuarios. El problema con esos yerros es que son difíciles de detectar y durante mucho tiempo pasan prácticamente desapercibidos. Con el avance de programas electrónicos que evalúan esos aspectos, ahora se puede cuantificar su impacto y costos; y lograr las correcciones desde la etapa de proyecto.

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Aunque es evidente que se puede aprender por medio del método de ensayo y error, en general no se evalúan los descuidos más comunes. Esto es por negligencia o temor a que se conozca su origen y a los responsables. Como en el diseño de edificios se deben prever las fallas, debería de ser obligatorio aplicar protocolos que permitan anticiparlas y corregirlas antes de que se ocupen. Eso debería ser obligatorio en edificios públicos cuya función implica el acceso de centenares de personas.

Solo con la participación de organizaciones civiles y de las autoridades públicas correspondientes será posible avanzar para que las fallas en la construcción y operación de edificios se puedan documentar, prever y evitar

*Antonio Toca Fernández es arquitecto e investigador de temas de urbanismo
obras@expansion.com.mx