Se trata de una práctica internacional hasta cierto punto sana, sin embargo, en nuestro país lo que se observa a menudo es que primero los bancos cierran la llave del crédito y después hacen la averiguación pertinente. A diferencia de lo que sucede en otros países, la cartera vencida del crédito hipotecario está en niveles aún muy prudentes de 3% porque, en general, los bancos han originado este tipo de créditos con mucha prudencia.
Históricamente, y con base en mi experiencia, la banca en México tiende a cerrar la llave en general a personas con actividades en determinadas industrias sin diferenciar a los clientes individuales que, a pesar de la crisis, pueden seguir siendo sujetos de crédito ya sea por su actividad, su particular forma de acreditar ingresos, su volumen de operaciones, su relevancia en el mercado o su diversidad de fuentes de ingresos.
Las áreas de riesgo, de la noche a la mañana y sin previo aviso, limitan las operaciones y empiezan a rechazar potenciales clientes, entre ellos —y solo por mencionar algunos— los desarrolladores de vivienda, que son clave para continuar con el desarrollo del sector de la vivienda en México.
Pensar hoy en realizar desarrollos de vivienda de cualquier nivel socioeconómico sin acceso al crédito hipotecario para los compradores frenaría por completo el sector que ya atraviesa una etapa muy complicada, pues está a niveles muy inferiores a los que ha estado en los últimos 10 años. Nunca habíamos visto un nivel tan bajo de inicios de nuevos proyectos de vivienda.
Sería irresponsable pedir que los bancos dejen de ser cautos, por supuesto que necesitan analizar el comportamiento de sus clientes para tener carteras de crédito sanas, pero deben evitar cerrar la llave del crédito dejando de analizar los casos de los clientes a nivel particular, deben tener canales muy claros para las excepciones y no generalizar el “no” a ciertos perfiles.
Desde mi perspectiva, hay que encontrar un fino balance entre el riesgo y el mercado para que, a pesar de la crisis que atraviesan ciertas industrias, se mantengan abiertos los créditos a las personas que participan en tales actividades económicas y, por sus características individuales, siguen siendo sujetos de crédito.
En el caso del crédito hipotecario mexicano, es recomendable hacer un análisis prácticamente artesanal, pues cuando se trata de establecer algoritmos que agrupen a todo en un solo cajón, los resultados no son positivos. Este tipo de prácticas deja fuera a personas que son totalmente viables y que pueden ayudar a mantener el dinamismo de la industria inmobiliaria en nuestro país.