En diferentes etapas de la historia de México, el Corredor del Istmo ha tratado de desarrollarse sin mucho éxito. En 1859, el entonces presidente Benito Juárez, intentó firmar con Estados Unidos un tratado en el que se les cedían los derechos de tránsito de la zona a los estadounidenses. Pero esta iniciativa no se concretó. Algunos años después, el general Porfirio Diaz, inauguró el proyecto de conectar los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos en 1907. Sin embargo, el auge del corredor no duró mucho: con la inauguración del canal de Panamá en 1914, la ruta del istmo como conexión interoceánica fue quedando en el olvido.
Si los mexicanos decimos que la tercera es la vencida, ¿qué podría ser diferente esta vez para que el CIIT no repita su historia de intentos fallidos y se convierta en un centro logístico neural del transporte marítimo internacional?
Sin lugar a duda la ubicación del istmo siempre ha sido estratégica, al conectar en 303 km los océanos Atlántico y Pacífico. Aunque por muchos años el Canal de Panamá ha acaparado el tránsito interoceánico, hoy presenta problemas de capacidad y desabasto de agua para sus operaciones. El número de buques que lo cruzan diariamente disminuye.
La oportunidad del CIIT como un complemento al Canal de Panamá surge de manera natural para enfrentar este tipo de crisis, y otras que en el futuro pudieran surgir. Ya no será un rival, sino un socio para continuar el flujo del transporte marítimo internacional.
Resulta todavía más relevante que el CIIT se encuentre en la zona sur de México. En la actualidad esta región cuenta con un fuerte apoyo del gobierno federal para alcanzar un mejor desarrollo económico. Iniciativas como el Tren Maya, el cual se unirá al CITT en Palenque, y la creación de los Polos de Desarrollo para el Bienestar, establecen áreas geográficas delimitadas que contarán con las condiciones para atraer inversión y potenciar capacidades productivas en toda la región del Istmo de Tehuantepec.
El tráfico internacional ha cambiado, especialmente después de la pandemia y se ha vuelto necesaria la reconfiguración de las cadenas de suministro. Hoy los mercados mundiales han generado una creciente demanda entre Asia y América Latina. Las empresas están moviendo sus operaciones a distintos continentes, generando fragmentación en sus operaciones y aumentando la demanda de servicios logísticos y rutas alternas. El CIIT tiene bajo este panorama la opción de abrirse como un nuevo nodo para el transporte internacional, ofreciendo ventajas como reducción de costos y tiempos de tránsito.