1. Actúa de una manera ética: El compromiso con su trabajo –actuando de una manera basada en principios, respeto, honestidad y responsabilidad– es el pilar fundamental del asesor de propiedades actual. Este profesional entiende la importancia de la integridad en su trabajo y se compromete a brindar un servicio transparente y honesto a sus clientes, así como con las propiedades que tiene dentro de su portafolio. La ética se refleja en todas sus interacciones y decisiones, construyendo una relación de confianza sólida con aquellos a quienes asesora. A su vez, las herramientas tecnológicas éticas y transparentes le ayudan a fomentar la integridad en sus acciones.
2. Ya no compite, ahora colabora: Atrás quedaron los días de la competencia despiadada entre asesores inmobiliarios. El asesor actual comprende el poder de la colaboración y la sinergia. Gracias a la tecnología, trabaja en equipo con otros profesionales para brindar a los clientes una experiencia más rica y completa. Esta mentalidad colaborativa eleva la calidad del servicio y beneficia a todos los involucrados.
3. Se capacita constantemente en temas del gremio y en tecnología: La educación continua es una prioridad para estos profesionales. Reconoce que el mercado inmobiliario está en constante evolución y, para mantenerse relevante y eficiente, invierte tiempo en aprender y mejorar, así como en conocer las nuevas herramientas tecnológicas para usarlas a su favor.
4. Aprovecha la “HumanTech”: La tecnología no intimida al asesor de propiedades actual, sino que la abraza. Utiliza herramientas digitales avanzadas para conectar de una manera más directa con sus clientes, entendiendo sus motivaciones.
5. Conecta con las emociones de sus clientes: Más allá de los datos y las transacciones, el nuevo asesor profesional comprende la importancia de las conexiones emocionales. Escucha activamente a sus clientes, comprende sus necesidades y aspiraciones, y se esfuerza por brindar un servicio personalizado que haga que cada experiencia sea memorable.
6. Da un trato VIP al cliente: Siguiendo con el punto anterior, el asesor entiende que el cliente es la prioridad número uno. Por esto mismo, está consciente del cambio que implica comprar una nueva propiedad y es capaz de anticiparse a las necesidades y deseos del cliente. Desde el primer contacto hasta la firma del contrato, el asesor se esfuerza por brindar un servicio excepcional que haga que el cliente se sienta especial.