La envolvente, clave para garantizar el confort de un edificio

Si comprendemos nuestra arquitectura cómo el refugio en el cual pasamos más del 80% de nuestras vidas es necesario empezar a cuestionarnos los métodos con los que estamos garantizando un confort térmico, visual y espiritual.

¿Cómo es posible garantizar dicho confort?, de manera que no necesitemos utilizar recursos mecánicos y asegurarnos que nuestros métodos no dañen al medio ambiente.

Es necesario pensar que los edificios son seres vivos, metafóricamente, y que como cualquier ser vivo necesita mantener una temperatura estable. Para esto necesita que su piel y forma dialogue con a las condiciones climáticas en las que estará expuesto.

^{Cortesía UMA}

Tenemos  dos interacciones que tendrá que controlar la envolvente del edificio: 

• Condiciones externas: son todas las condiciones climatológicas que se encuentran en el sitio, como: radiación,  temperaturas máximas y mínimas, humedad relativa, velocidad y dirección del viento. Es importante poder tener identificadas todas las fuerzas externas que afectarán a nuestro edificio,  considerando todas las variantes, como las diferentes estaciones del año, el día y la noche.
• Condiciones Internas: nosotros dependiendo de nuestro nivel de actividad despedremos energía, al igual que nuestros equipos de cómputo, motores, chimeneas e iluminación y estos dependen directamente de nuestros horarios de ocupación del inmueble.

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La piel del edificio es muy importante, porque es ahí donde la interacción de estas dos condiciones ocurre y es por eso que necesitamos considerar que materiales ocuparemos para construirla.

Para poder determinar el material de la envolvente es importante considerar estos distintos factores: 

• Reflectancia: Es el porcentaje de luz reflejada en una superficie. Este factor ayuda a saber cuanta energía penetrara el material. Normalmente  los materiales con colores claros tendrán un porcentaje más alto de reflectancia.

• Conductividad: Es la característica de un material para poder conducir calor. Los materiales tienen distintos tipos de conductividad, por ejemplo el acero y el cristal son materiales con una alta transferencia térmica y rápidamente conducen, introducen o expulsan el calor de nuestros edificios. 
• Resistencia: Es la capacidad para resistir el flujo de calor. Este factor es el contrario de la conductividad, los materiales con esta capacidad como el adobe o los muros de paja,  son aislantes y lo que hacen es evitar la el intercambio energético entre el interior y el exterior del edificio.
• Capacidad térmica: Es la cualidad de un material para poder almacenar el calor. Esta capacidad es muy importante por que nos ayuda en climas donde su variación térmica entre el día y la noche, es considerable, son cómo baterías de calor.

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La crisis energética en la que estamos atrapados, es por no saber aprovechar al máximo la energía renovable del sol. Sí es posible que climaticemos e iluminemos nuestros edificios de maneras pasivas es congruente reducir considerablemente el uso de energías externas y generar la energía que necesitemos con tecnologías amigables con el medioambiente, así es como podemos volver económicamente viable un cambio y diseñar edificios sostenibles.

En conclusión, antes de utilizar cualquier tecnología de producción de energía, hay que utilizar la que gratis nos proporciona el sol. 

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* Félix Gabriel Cáñez Fernández es estudiante de la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable de la UMA. Es arquitecto titulado por la Universidad Iberoamericana, logrando destacarse con el premio Manuel Garibay, el cual se otorga al mejor trabajo de titulación de la generación, en el cual obtiene una beca y cursa el diplomado de arquitectura y construcción sostenible, en  la misma universidad Iberoamericana.

Ha colaborado con distintas empresas en el campo de la arquitectura ecológica. Funda la empresa ECO-TRANSFOM, para dar servicios de diseño, construcción y consultoría de arquitectura sostenible.