Internet contra el Apocalipsis zombie
Fue en 1956 cuando se acuñó el término 'inteligencia artificial'. En esa época se pensó de forma optimista que en pocos años se lograría emular la compleja inteligencia humana con todos sus procesos, su forma de razonar y de resolver los problemas.
Esto abría posibilidades infinitas para la industria, la salud y la propia convivencia humana. Pero luego de unos pocos años se cambió el término 'inteligencia artificial' por el de soft computing, para bajar las expectativas del público, pues los científicos descubrieron que iba a tomar mucho más tiempo emular al cerebro humano o, en el peor de los casos, nunca lo iban a lograr.
Algo así ha pasado con el internet de las cosas: se habló a finales de la década pasada de un polvo inteligente (pequeños dispositivos semiconductores) que iban a asignar una dirección IP a cada uno de los componentes y los medidores de la casa. Así, cada grifo y cada luminaria podrían estar comunicados y ser controlados.
Se oye fácil y en teoría lo es, pero el despertar, si no fue cruel, por lo menos sí fue una dosis de realidad dura. El internet de las cosas es real, pero no como lo imaginamos hace media década. La miniaturización y los precios de los semiconductores han ayudado a conectar cosas que antes no nos imaginábamos y conforme la tecnología ha avanzado y la ley de Moore ( que reza que la capacidad de procesamiento se doblará cada 18 meses) se cumple al pie de la letra; esto es cada vez más factible y estamos viendo cómo el internet de las cosas se cuela en nuestra vida poco a poco.
Este año por lo menos tres compañías importantes (Samsung, LG y Belkin) presentaron su solución de focos de ledes integrados en red, para sumarse a otras empresas que en años pasados ya habían presentado soluciones parecidas. Esto es una forma del internet de las cosas y aunque los dispositivos no se conectan individualmente a la red de redes, hacen su propia red y ésta a su vez se conecta con internet o con la red domestica mediante un gateway central.
La industria especializada de la electrónica a la medida ha tenido su nicho en la integración de este tipo de sistemas, con una industria muy pujante que mueve cada año miles de millones de dólares, con marcas como Vantage, Crestron, Lutron y Control4, trabajando duro en investigación y desarrollo.
Esta industria de profesionales no va a desaparecer, al contrario, el internet de las cosas sólo le va a dar el empuje y la popularidad que hasta ahora no ha tenido, seguirá siendo una industria de nicho, pero éste será más grande, con precios más competitivos y dispositivos más intuitivos, termostatos inteligentes, focos de ledes en red y notificaciones de consumo, que formarán su mercado en el canal de 'hágalo usted mismo'.
Pero en el mercado de los profesionales, la integración de audio y video, el confort, la seguridad y la iluminación serán cada vez más comunes en casas de lujo y premium.
El internet de las cosas va a convivir con los procesadores centrales de las casas inteligentes y su uso e interconexión serán transparentes para el individuo; ahora mismo no es sencillo conectar un foco led RGB y además ZigBee con un sistema de entretenimiento, porque las soluciones no fueron pensadas para convivir en un segmento de mercado medio, donde no siempre es una necesidad, pero ya se está trabajando en procesadores centrales de domótica que sí conectan estas dos soluciones: por un lado los dispositivos más simples del internet de las cosas y por el otro la electrónica tradicional, como el audio y el video.
Existe el segmento de la población que lo requiere y que está dispuesto a pagar el valor agregado que tiene sentarse en un sillón y con un solo botón, desde el dispositivo móvil, ajustar la temperatura de la habitación, controlar las persianas, encender la televisión y el equipo de telecable, sintonizar The Walking Dead, ajustar el volumen del home theater, poner la luz en un color rojizo a una intensidad de 23% y, por supuesto, armar el perímetro de la alarma para que si el apocalipsis zombi se adelanta no nos tome desprevenidos; este segmento es el que está creciendo y nunca va a desaparecer.
La madurez tecnológica para conectar el internet de las cosas de un termostato que usa un protocolo de comunicación, más la iluminación que usa otro y todo esto integrarlo con una app que comanda un procesador central que controla audio, video, persianas, riego, seguridad y clima, hoy tal vez no esté del todo lista, pero lo estará dentro de poco y las dos van a estar en diferentes segmentos de mercado, y cuando les toque estar en el mismo proyecto serán buenas amigas, como la escopeta y el hacha para el cazador de zombis de la serie de televisión.
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*Javier Rubio
Business & Knowledge Developer Latinoamérica de Bticino
Cuenta con 10 años de experiencia en la industria de electrónica, automotriz y de consumo, además de haber laborado en tres continentes y más de 15 países.