Eficiencia en equipo
Aunque aún no está estandarizada en México, la Metodología del Equipo Integrado (MEI) comienza a dar frutos. En los dos últimos años permitió la intervención exitosa de al menos dos inmuebles catalogados como patrimonio: el exconvento de San Pablo, en el centro histórico de Oaxaca, y el Museo Amparo, en Puebla.
Este proceso aplicado en construcciones tiene como finalidad el ahorro de costos y la eficiencia del gasto. Para ello, los actores involucrados trabajan en equipo desde la etapa de generación de ideas, es decir, desde el planteamiento de las necesidades del cliente y el diseño arquitectónico que responde a éstas.
La MEI se deriva del concepto Integrated Design Process (IDP), usado a principios de los noventa en Canadá para acercarse a una práctica más holística del diseño constructivo, pero hoy implica una forma diferente de construir, que persigue la sustentabilidad, describe Alex Zimmerman, presidente del Canada Green Building Council, en su guía del proceso IDP para Canada Morgage and Housing Corporation.
Alberto Laris, director general de la constructora GA&A, que participó en los dos proyectos mexicanos, explica que la premisa en la integración de un equipo para la recuperación de espacios históricos es que el cliente entienda que la metodología funciona.
Tradicionalmente, las constructoras intervienen en la obra después de cierto avance en el diseño, cuando el cliente empieza a preocuparse sobre el costo de ciertas especificaciones y el tiempo que tomarán los procesos. En la MEI se sugiere involucrarlas desde la etapa de las ideas, afirma Laris. "No me inviten nada más a ejecutar, invítenme a pensar, ahí es donde se puede hacer grandes ahorros o mejorar la calidad y el desempeño".
Laura Espinosa, administradora de la Fundación Amparo, expone que el trabajo conjunto del arquitecto Enrique Norten con GA&A e instituciones como el INAH, la Unesco o la CFE permitió definir para el museo un recorrido, en lugar de una sucesión de cuartos, y dar usos más contemporáneos a espacios como salas de conferencias, biblioteca, cafetería y terraza.
La arquitecta Melissa Fukumoto, responsable del proyecto por parte del despacho Ten Arquitectos, apunta que todo el proyecto se derivó de un programa de necesidades del cliente, seguido de conversaciones permanentes, tanto con éste como con el usuario final.
En el caso de San Pablo, el arquitecto Gerardo López Nogales, de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, quien participó en la restauración, refiere el trabajo de "deconstrucción y construcción" que los arquitectos de Taller de Arquitectura realizaron en conjunto con otras disciplinas, para realizar una intervención con base en lo que históricamente fue el edificio, indispensable en la reconstrucción de las losas y los muros, así como para determinar qué se hacía nuevo y qué no.