Panteón de Dolores en Jeréz, joya histórica y arquitectónica
El Panteón de Dolores es una invaluable joya histórica y arquitectónica, no sólo por ser uno de los más antiguos del estado, al datar del siglo 19, sino por ser de los primeros construidos fuera de las iglesias y por tener una rica mezcla semiótica del catolicismo y masonería, en una época en que ambas corrientes eran enemigas.
Por su valor, los gobiernos estatal y federal realizan un programa de rescate para convertirlo en panteón museo, que al ser concluido contará con más de 300 inmuebles funerarios, entre gavetas, tumbas, mausoleos y túmulos mortuorios, informó el presidente del Comité de Jerez Pueblo Mágico, Pablo Torres Corpus.
Dijo que una de las principales características es que se trata de uno de los primeros panteones extramuros del país, es decir, que se construyó fuera de las iglesias, pues en aquella época la gente era enterrada dentro de los templos.
El primer entierro que ahí se hizo fue el 27 de noviembre de 1809 y correspondió a Juan Juárez, apodado “La Melcocha”, individuo viudo de María Barajas, comenta el experto.
Otro factor importante es la gran simbología masónica que tiene y que está oculta entre símbolos de la religión católica, en tiempos en que cuando ambas corrientes eran enemigas.
Incluso, se cree que masones de alto rango fueron enterrados en ese panteón y por ello la existencia de los símbolos, ya que eran gente de poder económico, político, social y hasta religioso, pues se dice que ahí está enterrado Ignacio Páez, sacerdote masónico.
Recorrer el panteón permite disfrutar de inmuebles funerarios que son ejemplo de la arquitectura jónica, corintia, barroco y neoclásica, las dos últimas son las que más sobresalen, aseveró Torres Corpus.
En total, el inmueble cuenta con más de 4,000 tumbas, muchas a perpetuidad, por lo que ya no son visitadas, dejándolas en el abandono y por lo que se requirió efectuar los trabajados para rescatar el valor arquitectónico e histórico con que cuenta.
La belleza de su diseño se observa especialmente en la primera sección del panteón, donde a pesar de lo aglomerado de las tumbas se puede disfrutar de un apacible recorrido por ese lugar, última morada de las y los jerezanos que vivieron hace siglo y medio.
La primera tumba está colocada a un costado del cancel de la entrada principal, pero por el paso de los años ya ni siquiera se observa la inscripción de la fecha, aunque se sabe que es de quien en vida fue apodado La Melcocha”, porque era bebedor empedernido, informa el cuidador del panteón, José Ángel Pérez García.
Es la segunda cripta la que habla de su antigüedad al tener la fecha de 1859, cuando fue enterrado ahí Francisco Llamas, uno de los hombres ricos del municipio. La tercera tumba corresponde a 1865 y en ella está Don Anacleto Escobedo.
José Ángel Pérez apenas tiene siete años como encargado de cuidar el panteón, pero sus 67 años de vida los ha pasado en él, ya que su padre era constructor de criptas y siempre lo llevaba cuando tenía trabajos que hacer. Al crecer adoptó el oficio de la familia y hasta la fecha continúa laborando en el lugar.
“Claro que he visto fantasmas, aunque a veces ni lo creo, porque yo no creo en esas cosas”, responde el encargado al señalar que no le tiene miedo a los muertos y que le gusta el trabajo que realiza en el Panteón de Dolores.
FOTO: Notimex
El lugar está dividido en tres secciones. La primera, que es la bella e histórica, es la más antigua y por lo tanto donde se encuentran los hombres y mujeres poderosos de aquella época, eran empresarios, políticos, comerciantes, profesionistas y sacerdotes.
La segunda sección corresponde a las personas de la clase media y la última y más actual “ya está mezclada la gente”, confirma nuestro guía.
Los trabajos de recuperación del que pronto será un museo panteón ya se observan en tumbas, criptas y mausoleos reparados y limpios, zacate corto y caminos bien delineados, para que los visitantes no se pierdan en sus recorridos.
Sin embargo, se requiere todavía un presupuesto de 3.5 millones de pesos para concluir el rescate, que se hace con la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El cuidador del lugar señala que los estilos de las tumbas son variados, pero que prevalece la mezcla de diseños españoles, romanos, toscanos, corintios y árabes, que ya no se hacen porque son sumamente costosos, debido al laborioso trabajo que requieren.
Recorrer el Panteón de Dolores es conocer la historia, es recordar cómo vivían nuestros antepasados, constatar la división de clases sociales del siglo XIX y enterarse de leyendas, como la de Agapita Escobedo, quien tiene dos tumbas porque se afirma que murió dos veces, la primera se fue dejando pendientes en este mundo y por los que tuvo que volver y atender, para luego morir de nuevo.
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