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Hotel Reforma, del esplendor a la ruina

El inmueble fue inaugurado en 1936 y presentado como el hotel más lujoso de la Ciudad de México, diseñado por el arquitecto Carlos Obregón. En la actualidad, el edificio donde estuvo el hotel Reforma está en el abandono. El graffiti y algunos pegotes son sus cartas de presentación.
mié 02 julio 2014 12:14 PM
Hotel Reforma 1
Hotel Reforma 1 - (Foto: Tomada de Skycrappercity)

A mediados de la década de 1930 pocos arquitectos gozaban de un prestigio como el del bisnieto de Benito Juárez, el reconocido Carlos Obregón Santacilia (1896-1961). Con el Centro Escolar Benito Juárez, la Secretaría de Salubridad e Higiene y el Banco de México poseía un currículum envidiable. En 1934, Obregón fue llamado a realizar el proyecto del hotel Reforma, que se ubicaría en el número 45 de esa avenida, esquina con París.

Por esos días, un estudiante de arquitectura llamado Mario Pani (1911-1993) recién regresaba de Francia y todavía no había construido nada. Era sobrino del exministro de Hacienda e ingeniero Alberto J. Pani, quien tenía intereses en el hotel y además lo presentó con Obregón, su arquitecto de confianza. Pero una serie de fricciones entre Alberto Pani y Carlos Obregón -además trabajaban juntos en el Monumento a la Revolución- llevaron a la ruptura y el escándalo. La obra pasó al inexperimentado Mario y Obregón lanzó fuertes acusaciones y se enemistó con ambos.

Inaugurado el 23 de diciembre de 1936, el hotel causó revuelo por su roof garden y su restaurante Ciro's. El recinto también cuenta con un mural pintado por Diego Rivera.

Tomadas de Skycrappercity

Entre sus distintivos se encuentra la marquesina estilo art déco que en algún momento fue desmontada y descendida respecto de su posición original. Un marco de granito negro fue añadido y desapareció la escalinata que llevaba al lobby, dejando la entrada a nivel de banqueta. La 'R' de metal sobre la puerta se fue también.

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De lo que no fue tocado, el tezontle en laja que reviste parte de la fachada es una aportación de Mario Pani, junto con las dos ventanitas que coronan el paramento. Por su parte, la proporción de vanos y macizos y el uso de cantera limpia y continua, son clásicos de Obregón.

La obra, ahora propiedad de Inmobiliaria Paseo de la Reforma, guarda silencio. Mientras su destino se decide, sus abandonados vidrios sirven de extensión de un puesto de periódicos y el graffiti es lo único que puede leerse en su fachada.

Tomada de Skycrappercity

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Arquitectura

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