Edificio Cuvier 82, caso excepcional de intervención en la fachada
Hace algunos años era muy común que se diseñara pensando en el aspecto del edificio y por tanto, se pusiera más atención en la fachada (o envolvente) que en el diseño integral. Tales prácticas no son apreciadas por los conocedores y especialistas en la materia, por eso, dentro del ambiente de los arquitectos, se suele utilizar la palabra “fachadista” como calificativo despectivo.
Sin embargo, como sucede con cualquier tema, no es necesario ser tan puristas al respecto, pues existen ejemplos interesantes que hacen excepción a la regla.
Uno de ellos es el edificio Cuvier 82, en la colonia Anzures, del despacho mexicano ROW Studio, donde la comisión fue que se interviniera parcialmente el inmueble originario de los años 50’s.
La remodelación se enfocó en la fachada, pues el principal problema era que el edificio “pasó por la mano” de varios arquitectos a lo largo del tiempo, y más que enriquecerlo, fue perdiendo personalidad. "La construcción realmente nunca adoptó su nueva identidad, volviéndose un híbrido, mitad casa, mitad edificio, que era completamente ajeno a la calle", comenta ROW.
Bajo la premisa de otorgar al edificio una personalidad propia, y a la vez lograr que se integrara con su entorno, se retiró toda la envolvente de la fachada y se replanteó por completo su diseño.
En general, el proyecto contempló un abocinamiento para generar los balcones, el diseño de la cancelería correspondiente, la herrería a cargo del diseñador industrial Víctor Alemán, con postes inclinados a 45° (que coinciden con el patrón de los mosaicos), la carpintería de la cochera, iluminación a base de leds y el vistoso recubrimiento de la superficie exterior con mosaicos de cemento (diseñados en colaboración con el diseñador gráfico e ilustrador Christian Pacheco); además del patio de azotea que se creó con una plástica interesante en el piso.
Así que en casos como éste, un proyecto “fachadista” no es sinónimo de superficialidad y frivolidad pretenciosa; al contrario, el hecho de “abrir” los departamentos a la calle con los balcones modificó el programa arquitectónico de cada departamento al aumentar área, lo que provocó cambios en la relación interespacial y seguramente, en el estilo de vida de sus habitantes.
De igual forma, la calle completa ya sufrió una transformación, un aire de modernismo y de buen gusto, propio de un proyecto con la planeación adecuada y metas claras.
FOTOS: Cortesía
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* Directora de Proyectotal (proyectotal.com) y arquitecta por el Tecnológico de Monterrey.