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Nota del editor: Esta nota se publicó originalmente en la   edición 531 de la revista Obras , 10 Despachos + Disruptivos, correspondiente a marzo de 2017.  

Alejandro D'Acosta resume su trabajo con una palabra: ética. El arquitecto, fundador del despacho Taller de Arquitectura Contextual (TAC), ha creado una filosofía y modo de trabajo que se alimenta del entorno, y que no sólo propaga una forma de hacer, sino de vivir en comunión con el contexto.

Su arquitectura está fundamentada en una cosmogonía indígena; busca que las construcciones no interfieran en el paisaje. Así realiza proyectos que se 'camuflan' con el ecosistema, al ser elaborados con los recursos que los rodean.

Entérate: Obras revela a los #10Despachos 2017 con la solución más disruptiva

El despacho conjuga técnicas arquitectónicas que podrían parecer contradictorias: la tecnología más actual con las habilidades naturales y antiguas, como la elaboración de una pared de adobe. El fin es tener obras que influyan de manera ecológica, económica, cultural y social, pero también emocional.

Para este arquitecto, aficionado a la jardinería, hay una necesidad de releer el contexto para descubrir en lo que está a la mano, la materia prima, e incorporarlo a las obras. Irónicamente su disrupción se alimenta del pasado, en concreto de una ancestral inquietud humana: pensar de dónde venimos.

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La finalidad es reducir costos en la construcción, pero también el respeto a los derechos humanos, el aprovechamiento del conocimiento antiguo y el uso de material reciclado pertinente para cada proyecto.

Esta forma de crear los llevó a ser el segundo lugar de los #10Despachos + disruptivos 2017 de 

Obras.

La semiótica de los materiales. Mirar alrededor y hallaR un nuevo sentido a los recursos del entorno implica reducir costos de una obra. FOTO: Taller de Arquitectura Contextual, TAC

D'Acosta explica que reciclar va más allá de utilizar materiales de desecho, es parte de una forma de concebir la arquitectura. Y ejemplifica su filosofía 4R: reciclar, reestructurar, reordenar y reeducar.

También relaciona la reutilización de los materiales con un sentido semiótico. Los recursos tienen una historia, al instalarlos en un proyecto nuevo se les da un nuevo sentido.

En la vinícola Vena Caba, en Ensenada, Baja California, recuperó varios barcos que incorporó a la construcción. "Si tenemos un barco y lo ponemos boca abajo, obtenemos una estructura como de iglesia gótica", comenta.

Lee: Los retos de la disrupción que encaran los #10Despachos 2017

Las obras no revelan ser construidas con residuos; son consecuencia de la planeación, reflexión y experimentación previa a decidir materiales y técnicas.

En todo influye la región donde se realiza la obra, pues esta determina las técnicas a emplear. En el desierto de Valle de Guadalupe, con un clima parecido a la sabana en el norte de África, D'Acosta ha usado sistemas de construcción de grupos indígenas de aquel continente.

Esta forma de trabajo le permite, además, generar texturas y entradas de luz específicas para producir arquitectura emocional.

ESPECIAL: 10 Despachos 2017 + disruptivos  

Ése fue el caso de Vinícola Bruma, en el Valle de Guadalupe, donde hasta el final, se perforaron las paredes y el techo para permitir la entrada de la luz en lugares precisos. Ahí también, un árbol sostiene toda la estructura, es un encino de 200 años que "debía morir con dignidad", expresa.

El lenguaje de los tabiques

D'Acosta creció convencido de que la ciudad invadía todo. Así que salió con su familia en busca de un paraíso mexicano para vivir. Se estableció en Oaxaca, donde creó una ONG para combatir la pobreza y desnutrición.

Trabajó ocho años con comunidades indígenas. Ahí conoció los principios que hoy rigen sus obras arquitectónicas. "Me enseñó a respetar la naturaleza, los conocimientos indígenas, los entornos culturales, la economía de usos y costumbres. No debemos de pelear sobre lo que ya está puesto", afirma.

La obra más representativa que el arquitecto ha realizado fue construida en San Juan Yae en la Zapoteca Alta, donde mujeres con esposos migrantes en Estados Unidos hicieron una fundación y recaudaron el dinero para la construcción. Al año siguiente de su inauguración fue demolido por las autoridades de la región.

Con todo, Alejandro D'Acosta, también docente, piensa que el lenguaje se debe dar en los tabiques. Si hay congruencia con el discurso y las obras construidas, la conversación se produce, y por ende el efecto se replica, "yo no creo en la difusión gubernamental de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba", expresa. 

ESPECIAL: 10 Despachos 2017 + disruptivos   

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Arquitectura

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