Las capillas que unieron al Vaticano y a renombrados arquitectos
La Santa Sede inauguró el pabellón con el que participa por primera vez en una Bienal de Arquitectura de Venecia y se compone de 10 capillas ubicadas en un espacio excepcional, el bosque de la isla de San Giorgio Maggiore.
El proyecto se llama Vatican Chapels (Capillas Vaticanas) y está comisariado por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura y el responsable del pabellón es el experto en arquitectura Francesco Dal Co.
Ésta es una participación muy particular porque está al aire libre, se extiende a lo largo del bosque de esta isla, ubicada al otro lado del canal frente a la Plaza de San Marco, es un espacio cargado de vegetación que habitualmente está cerrado al público.
El sonido de las campanas de la Basílica de San Giorgio Maggiore, una de las iglesias venecianas de mayor belleza, acompaña en algunos momentos al visitante en este peregrinaje espiritual por las 10 capillas, que están inspiradas en la llamada 'capilla en el bosque' que el arquitecto sueco, Erik Gunnar Asplund, creó en 1920 para el cementerio de Estocolmo.
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Todas han sido levantadas por renombrados arquitectos como el británico Norman Foster, Javier Corvalán de Paraguay, los españoles Ricardo Flores y Eva Prats, Carla Juaçaba de Brasil, Eduardo Souto de Moura de Portugal, y el chileno Smiljan Radic, entre otros.
Los 10 proyectos de arquitectos procedentes de diferentes países del mundo evidencian el carácter universal de la Iglesia católica, de acuerdo con sus responsables.
Un sendero espiritual
Mientras el sonido de los pájaros rompe el silencio imperturbable de este bosque con vistas a la laguna veneciana, las capillas aguardan pacientemente la entrada de quien ha emprendido un viaje espiritual por este pabellón privilegiado dentro de la XVI Bienal de Arquitectura de Venecia.
Una de las capillas que dejan boquiabierto a todo el que se acerca hasta esta zona natural es, sin duda, la de Norman Foster; un enrejado de madera enmarcado entre grandes árboles que guía al visitante por un recorrido hasta desembocar en un mirador.
Tomada de Foster + Partners
Un pequeño oasis en un gran jardín, describe Foster, y una estructura en leña soportada por tres grandes cruces centrales.
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El paraguayo Javier Corvalán, del estudio Laboratorio de Arquitectura, presenta una capilla redonda, con dos círculos, de madera y hierro, que flota sobre el suelo y está sujetada en un único punto por una estructura de metal.
Tomada de Facebook / Javier Corvalán+Laboratorio de Arquitectura
"El círculo es exactamente el espacio central de la capilla de Asplund", explicó Corvalán.
Su capilla está abierta porque, dice, "su techo es el bosque, es la bóveda celeste del cielo", un espacio infinito en el que se advierte una gran cruz tridimensional de madera.
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La capilla de Corvalán está muy próxima a la de la firma de arquitectos Ricardo Flores y Eva Prats que han optado para la ocasión por levantar una estructura de cartón yeso, en color teja, y que está abierta porque la idea es transmitir cómo se funde con el bosque.
Tomada de Facebook / Flores & Prats
"Yo lo veo como un resto arqueológico, un lugar que desaparece en el bosque", aseguró Flores, quien al mismo tiempo refirió que "no está dedicada a ningún culto, porque la espiritualidad viene del bosque".
La han llamado Cappella del mattino (Capilla de la mañana) porque está situada en el lado más este del bosque y su gran óculo captura el primer rayo de luz del día.
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La apuesta de la brasileña Carla Juaçaba son cuatro grandes vigas de acero inoxidable que forman dos cruces, una vertical y otra horizontal, y que reflejan el paisaje que les rodea, mientras que el chileno Smiljan Radic Clarke ha optado por un enorme bloque de hormigón con techo de cristal y una cruz de madera en su interior.
Tomada de Carla Juaçaba Arquitectura
Todas las capillas son desmontables y una vez que acabe la Bienal se decidirá su futuro en tres opciones, de acuerdo con el cardenal Ravasi: que permanezcan en este bosque de forma permanente, que sean desmontadas y trasladas a otros países que las pidan o que una delegación de Polonia, que ya ha mostrado interés, se las lleve a un parque natural del país.
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Ravasi celebró el trabajo que han realizado los arquitectos y recordó que tenían libertad de acción, aunque se les recomendó incluir elementos como el altar o la cruz, algo que "no todos han hecho".