El primer vistazo a la estación del Tren Maya en Tulum
Aidia Studio diseñó una estructura curva y ligera con una cubierta de celosía que permite a visitantes no olvidar que se encuentran en una de las joyas del Caribe mexicano.
El Tren Maya es uno de los proyectos más importantes de la actual administración no sólo por sus dimensiones y difusión, sino por la polémica que lo rodea. Se ha cuestionado si su beneficio será real, cuál será el impacto que tendrá al medioambiente y qué tan segura será la infraestructura. Desde abril del 2018 en que se dio a conocer, la conversación en torno a la propuesta no ha cesado.
Las voces hicieron que Aida Studio, diseñador de la estación que se ubicará en Tulum, volteara la mirada para ver qué sucedía en el sureste del país y cómo se desarrollaría la obra ferroviaria, “nuestro interés fue plantearnos el reto de cómo responder a este tipo de proyecto. Con nuestra experiencia consideramos que es posible desarrollar un país y ser sensible al medio ambiente”, dice Rolando Rodriguez-Leal, cofundador del despacho de arquitectura.
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Él, junto a la arquitecta Natalia Wrzask, se pusieron manos a la obra en crear un proyecto que empatara con el objetivo del gobierno federal de llevar turismo a la zona, mientras plasmaban su experiencia e integraban el contexto cultural y natural.
Los concursos para ser parte del Tren Maya aún no habían comenzado, pero el estudio ya contaba con una propuesta desarrollada con base en la información publicada. Tocando puertas llegaron al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que después los llamó para unirse a la licitación y, finalmente, fueron los ganadores para desarrollar la obra.
“Era indispensable tener un acercamiento que fuera sensible a la selva, al uso del terreno, al uso del sitio y que realmente hablara de lo arquitectónico en el contexto”, explica Rolando Rodríguez Leal.
En los renders del proyecto, pareciera que en medio de vegetación tropical sólo hay una cubierta ligera que da sombra a una parte de las vías del tren. Un cuerpo curvo, dinámico, como si estuviera a punto de volarse con el viento, contrasta con el verde del exterior con su color ladrillo, pero sin ser un volumen pesado que interfiere con el resto del paisaje.
Debajo de esta estructura, que se convierte en el eje principal del diseño, hay todo un programa arquitectónico que no carece de la misma liviandad. La sensación se da debido a que el edificio de la estación solamente induce el despliegue del programa arquitectónico, sin limitarlo ni cerrarlo a su contexto.
Ésta estructura está cubierta de piedra caliza y el aplanado Chukum —hecho con resina de un árbol endémico del mismo nombre—, que muestra un acabado color arena. El estudio de arquitectura tuvo en su uso la intención de incluir la cultura de la Península de Yucatán, así como aprovechar la resistencia de los materiales, usados por siglos, a las características climáticas de la zona.
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En todas las partes que conforman el diseño, hay entrada de viento, pensada como una tecnología pasiva para no depender de la energía necesaria para ventilación mecánica y hacer el proyecto lo más sustentable posible. De la misma manera con la iluminación, que además se convierte en uno de los grandes atractivos de la obra.
Los rayos del sol se filtran sobre la cubierta de celosías con aperturas triangulares, lo que permite hacer un juego de luz y sombras en el suelo, lo que agrega un componente más que adorna el espacio, sin necesidad de complejizar con el mobiliario o decoración al interior.
La forma tampoco es casualidad; “nuestra prioridad era abarcar lo menos posible de terreno, hacerlo más sensible. Si ya la ruta está trazada donde se consiguió que es la mejor capacidad de carga del terreno, entonces nuestra estación fue montada sobre las vías, en lugar de hacerlo de un lado o al otro y abarcar más espacio”, detalla el arquitecto.
Esto permite que la mayor parte de los aditamentos del edificio se carguen al centro, en la parte más ancha, sin descuidar las esquinas en donde se concentran, principalmente, comercios que podrán funcionar para ayudar al mantenimiento de la obra.
“Por el tamaño de la estación y específicamente en Tulum se va a volver un punto de atracción, independientemente de si se usa o no se usa el tren, entonces nos interesa tener esa capacidad de absorber población flotante que sale a comer en un restaurante o un café·, agrega.
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Estación clave
El Tren Maya está pensado para desarrollar la economía del sureste del país, que ha estado rezagada históricamente en comparación con el resto del mundo. Por lo que además de la infraestructura, se crean polos de atracción turística para fomentar las visitas. Sin embargo, Tulum ya es desde ahora uno de los destinos más atractivos del país.
La estación se desplegará sólo a 1.5 kilómetros de la zona arqueológica, por lo que es considerada uno de los puntos con mayor demanda de todo el plan.
El proyecto también representará un parteaguas en la carrera de Rolando Rodríguez-Leal y Natalia Wrzask, cofundadores del proyecto. Ambos han trabajado para firmas internacionales como Zaha Hadid Architects y Foster + Partners, con los que diseñaron proyectos como el museo de Louvre en Abu Dhabi.
Pero el estudio que ahora dirigen fue fundado en 2018. Aidia han participado en una veintena de proyectos en Asia, Estados Unidos y Europa, pero en México comenzarán a plasmar su huella con el Tren Maya.