En pleno Paseo de la Reforma de la Ciudad de México está el Auditorio Nacional, un edificio de apariencia pesada, con fachada de concreto y formado por una serie de figuras geométricas que van de piso a techo sin interrupción.
Brutalismo en México: 5 edificios emblemáticos en CDMX
Si aquella construcción, que ocupa 17,500 metros cuadrados de explanada, no tuviera nombre, sería difícil adivinar qué hay en su interior, ya que sus monumentales muros no permiten ver hacia adentro, por lo que no se puede conocer su estructura ni cuántos pisos ocupa.
Estas características: material, fachada, estructura y tamaño hacen al inmueble un ícono del brutalismo en México, una corriente arquitectónica que aunque no explotó en el país, ha dejado edificios emblemáticos a lo largo de los años.
¿Qué es el brutalismo?
De acuerdo con María Bustamante Harfush, arquitecta, investigadora y académica fundadora de FundarqMx, el brutalismo es un estilo arquitectónico surgido en la época de la revolución industrial, con las fábricas que comenzaron a surgir entre 1880 y 1890, que por función utilitaria eran cerradas y grandes, pero paulatinamente este tipo de diseño se comenzó a reflejar de manera más refinada en otros edificios alrededor de la década de los 50.
“En México no hubo nunca una explosión del estilo brutalista como tal, que se enseñara en la academia, como fue el caso del estilo moderno o racionalista, pero hubo mucha influencia extranjera”, dice la especialista.
El estilo se caracteriza por edificios “cuya forma es muy masiva y sólida, casi no presenta vanos o ventanas. Como se ve, es una masa de piedra cerrada, da apariencia de no tener muchos accesos o iluminación. Con una gran escala, pero de la que no sabes si se trata de un edificio de 15 pisos, 30 o 100, porque justo esa masividad y forma abstracta te hace distinguir poco su escala”, agrega.
Generalmente están hechos de concreto aparente, o se recubren con materiales pétreos como laja o alguna piedra, “creo que muchas de estas obras se asemejan a un búnker o una arquitectura más tipo de guerra, mucho a la defensiva. Aunque hay muchos arquitectos que han probado a la arquitectura brutalista como una expresión de sencillez, como una síntesis de la forma.
A pesar de su apariencia al exterior, el edificio suele tener grandes espacios abiertos al interior, entradas de iluminación natural que le da al espacio comodidad y ligereza en el tránsito.
Arquitectos del brutalismo
En México, los grandes exponentes de este estilo fueron Teodoro González de León con Abraham Zabludovsky y Agustín Hernández, con obras como el Auditorio Nacional, los edificios del Infonavit o la escuela de danza de Amalia Hernández
A nivel internacional, Alejandro Aravena, Tadao Ando y Souto de Aura son algunas de las figuras relevantes que aplican fundamentos del brutalismo en sus obras actuales.
Edificios emblemáticos en CDMX
Auditorio Nacional
El recinto nació bajo una idea sobre su uso muy distinta a lo que en la actualidad se dedica. De acuerdo con su página oficial, el presidente Miguel Alemán pidió que se creara un espacio dedicado al hipismo, comisionado a Fernando Beltrán y Puga, Fernando Parra, Óscar del Buen y Guillermo Salazar. Fue inaugurado el 25 de junio de 1952, pero cinco meses después se decidió modificar el proyecto.
Para la nueva vocación del entonces Auditorio Municipal se involucraron los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Ramiro González de Sordo, quienes dejaron el espacio listo en 1955.
En la década de los 80, el célebre arquitecto Teodoro González de León declaró que era el “edificio más feo de México en la mejor esquina de la Ciudad”. Las autoridades lo escucharon y le encomendaron, junto a Abraham Zabludovsky, un nuevo inmueble con la capacidad de albergar los mejores eventos de entretenimiento de la metrópoli.
Centro Cultural Universitario
Se trata de un complejo de edificios ubicado en Ciudad Universitaria, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que cuenta con un museo, un teatro, un foro, tres salas de conciertos, una escuela de teatro y dos salas de cine, además de la biblioteca, hemeroteca y dos institutos.
Cada espacio fue diseñado por un arquitecto diferente y en distintas épocas. Entre los autores se encuentran Orso Núñez Ruis, Arcadio Artis y Teodoro González de León, aunque fue el primero el que diseñó más espacios.
Fue edificio entre la década de los 60 y 70, pero su edificio más reciente data de 2008, el Museo de Arte Contemporáneo (MUAC).
Los inmuebles comparten algo en común: el estilo brutalista. El material que predomina es el concreto en volúmenes grandes con fachadas continuas que le dan un papel secundario a las ventanas. La tipología funciona perfecto para los espacios porque requieren de un nivel especializado de aislamiento de luz y sonido, debido a que en su interior se llevan a cabo conciertos, obras y proyecciones de cine, entre otras actividades.
Casa Taller de Agustín Hernández
Uno de los principales exponentes del brutalismo en México llevó su estilo hasta su residencia, construida en 1975.
Ubicada en la Ciudad de México, se levanta entre los árboles de Bosques de las Lomas como si se tratara de un búnker futurista en donde aparentemente hay sólo una ventana.
El arquitecto dijo que su principal objetivo era unir estructura, forma y función, todo en una unidad, privilegiando así la practicidad ya que el lugar no sólo estaría destinado al descanso, sino también al trabajo.
Agustín Hernández, autor también de la academia de danza de Amalia Hernández, su hermana, se inspiró en las palapas de Acapulco y creó una vivienda de hormigón y mármol compuesta por prismas que se contraponen de manera invertida. La base, la parte más angosta de uno de ellos, le da altura al edificio a pesar de parecer un cuerpo pesado.
Heroico Colegio Militar
El arquitecto Agustín Hernández junto a Manuel González Rul diseñaron en 1976 el proyecto que sería el más grande de sus carreras, el Heroico Colegio Militar, ubicado en San Pedro Martir en Tlalpan.
El edificio principal cuenta con la característica de componerse de concreto expuesto y prismas rectangulares en diferentes alturas y profundidades, lo que hace al edificio dinámico a pesar de que la prioridad de los autores era que tuviera una estructura ordenada.
Como en su residencia privada, Hernández combinó la funcionalidad con la estética, por lo que la estructura está pensada en función de las actividades que se realizan en su interior.
Museo Tamayo
Uno de los sueños del artista Rufino Tamayo era tener un espacio en el que se expusiera su obra y colecciones en el Bosque de Chapultepec. Sus deseos se hicieron realidad cuando Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky, amigos del pintor, se animaron a diseñar el recinto que hasta la fecha alberga sus piezas.
Para crearlo, durante siete años los arquitectos visitaron museos de todo el mundo, lo que dio como resultado un inmueble brutalista con distintos espacios creados por desniveles en el interior y que, hacia afuera, a pesar de estar hecho con hormigón, se combina con la naturaleza por la incorporación de taludes con vegetación.
“El edificio se incorpora armónicamente al entorno gracias a su forma piramidal, lo que remita a la herencia arquitectónica prehispánica (...) no es un cuerpo que invade el bosque, sino que se integra al terreno que lo rodea en virtud de su estructura de varios niveles que se concentra sobre sí misma en volúmenes ciegos de concreto escalonado hacia el centro”, dice la página oficial del museo.
Se inauguró en 1981 y se volvió un ícono de la Ciudad de México. Un año después, los dos arquitectos ganaron el Premio Nacional de Ciencias y Artes por su creación.