El miedo al delito impulsa la demanda de blindaje arquitectónico en viviendas
Las soluciones enfocadas en la protección de las construcciones mantienen una demanda constante debido a que brindan tranquilidad y plusvalía a los hogares.
Proteger la vivienda es una preocupación constante. Desde cerraduras inteligentes hasta puertas blindadas, las soluciones de seguridad para espacios residenciales registran un crecimiento sostenido en los últimos años, impulsadas por la percepción de inseguridad y la facilidad de acceso a nuevas tecnologías.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) de abril de 2025, 49.6% de la población declaró haber presenciado robos o asaltos en los alrededores de su vivienda durante el primer trimestre de 2025 y 41.1% dijo que atestiguó robos con vandalismo a negocios o viviendas.
Este entorno causa la modificación de hábitos y decisiones de quienes habitan las ciudades, que cada vez más incorporan dispositivos de seguridad como parte de la planeación de sus espacios de vivienda.
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La seguridad como parte del diseño
El blindaje arquitectónico gana espacio en el mercado inmobiliario habitacional. Aunque en un inicio fue común en instalaciones estratégicas o comerciales, hoy forma parte de la oferta residencial.
René Rivera, presidente de la Comisión de Blindaje Arquitectónico del Consejo Nacional de la Industria de la Balística, explicó que la conciencia sobre la seguridad entre usuarios y arquitectos incrementó durante la pandemia, ya que las personas comenzaron a pasar mayor tiempo en sus casas.
Además, encontraron la incorporación de estos elementos como un catalizador del plusvalor.
En 2024, este tipo de soluciones tuvieron un crecimiento del 8%, según datos del organismo.
El crecimiento, sin embargo, no responde necesariamente a un aumento en las cifras de robos, sino a la percepción de inseguridad y a eventos de alto impacto que influyen en la toma de decisiones. “Existe esta cifra negra. Por cada delito que tú reportas, hay ocho o nueve que no se reportan”, señaló.
El blindaje se clasifica en dos categorías: antibandálico, utilizado comúnmente para evitar daños con objetos contundentes, y balístico, diseñado para resistir impactos de armas de fuego.
Ambos tipos están regulados por normas internacionales, aunque en México la norma oficial publicada en el año 2000 no es exigible por limitaciones legales. En la práctica, se utilizan certificaciones como UL-752 y NIJ-0108.01 para garantizar el nivel de resistencia.
Tecnología de fácil acceso
Otra vertiente que gana terreno es la seguridad electrónica. Pablo Elton, fundador y director de Sily, empresa de telecomunicaciones, detalló que el mercado residencial registró un aumento de entre 30% y 35% en la adquisición de cámaras de vigilancia entre 2023 y 2024.
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La facilidad para instalar estos dispositivos sin asistencia técnica es uno de los principales factores de este crecimiento.
“Actualmente ya hay cámaras que ni siquiera necesitan ser cableadas. Tienen panel solar, se conectan a wifi y están listas para trabajar”, explicó Pablo Elton. Esto facilita que el uso se popularice incluso en viviendas de bajo y medio costo, y que se utilicen también con fines complementarios como monitorear mascotas, empleados del hogar o adultos mayores.
La adopción de estas herramientas no se limita a sistemas de cámaras. El experto explicó que también crecieron las ventas de alarmas y sensores, con un aumento de alrededor de 18%. “Desde 2018, muchas personas que construyen o remodelan ya consideran la instalación de cámaras como una necesidad básica”, dijo.
Las cámaras de seguridad son el sistema de mayor crecimiento por sus usos diversos y facilidad de instalación.(AndreyPopov/Getty Images)
Plusvalía y discreción
Aunque estas soluciones son más representativas en sectores de alto poder adquisitivo, las empresas señalan que su implementación también extiende hacia otros perfiles de vivienda.
El criterio principal para su adopción todavía es el análisis de riesgo, pero factores como el valor de la propiedad, el diseño y la tranquilidad que ofrecen también influyen.
“Le da mayor plusvalía a este sector residencial. El que tú te sientas más seguro no tiene precio, pero sí se agradece”, mencionó René Rivera.
Además, la tendencia apunta a que estas soluciones se integren con el diseño sin modificar la estética. Las puertas blindadas, por ejemplo, se fabrican con acabados que replican materiales originales, “el objetivo es que la seguridad sea discreta”, agregó.
Un panorama más amplio
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 44.8% de la población modifica sus hábitos por temor a sufrir un delito, como evitar portar objetos de valor y limitar los recorridos nocturnos.
La seguridad, entonces, deja de ser solo una reacción ante hechos delictivos para convertirse en un componente habitual en la configuración de las viviendas.
En este contexto, la seguridad ya no se limita a dispositivos de protección. Forma parte de las decisiones de diseño, construcción y remodelación.
Desde materiales blindados hasta sensores conectados a teléfonos móviles, las herramientas disponibles se multiplican y se adaptan a distintos presupuestos y necesidades.