Las artesanías se posicionan como eje del diseño interior hacia 2026
La búsqueda de autenticidad y pertenencia transforma el mercado del diseño. Las piezas locales y hechas a mano adquieren un nuevo valor económico y simbólico.
Frente a la automatización y la estandarización de los productos, lo hecho a mano adquiere un carácter diferenciador y deseado.(Foto: iStock)
Redacción Obras
En los próximos dos años, el diseño de interiores dará un giro hacia lo local y artesanal como respuesta al desgaste de lo global y lo uniforme.
Las artesanías se posicionarán como protagonistas en el mercado no solo como objetos decorativos, sino como elementos centrales en la configuración de los espacios habitables. La tendencia responde a una necesidad creciente por parte de los consumidores: habitar entornos que reflejen identidad, valores personales y respeto por el origen.
El crecimiento proyectado para el mercado global del arte y la artesanía alcanzará los 74,500 millones de dólares en 2031, según cifras del Reporte de Tendencias Cosentino 2025-2026.
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Esta expansión no proviene únicamente del valor estético de los productos, sino de su capacidad para comunicar pertenencia, historia y ética en los procesos de producción, dice el estudio. La economía creativa, que incluye la labor de artesanos, diseñadores y productores culturales, ya representa 3% del PIB global.
Este cambio se observa en la elección de materiales y en las decisiones de compra. El 58% de los consumidores a nivel internacional prioriza marcas alineadas con sus valores.
La economía creativa representa el 3% PIB global.(Foto: iStock.)
La procedencia de los materiales, el respeto a las tradiciones y la transparencia en las cadenas productivas se vuelven factores determinantes, dice el estudio, realizado a 200 diseñadores y creativos de todo el mundo.
Frente a la automatización y la estandarización de los productos, lo hecho a mano adquiere un carácter diferenciador y deseado.
El diseño artesanal también comienza a articular una forma de activismo. El estudio ejemplifica con la incorporación de residuos de maíz del Valle de Tehuacán en mobiliario, o el uso de tintes naturales como la cochinilla para colorear madera, que no solo preservan técnicas ancestrales, sino que denuncian la transformación de los ecosistemas agrícolas y el abandono del campo.
Pero la demanda por esta estética no se limita a lo rural. En las ciudades crece el interés por piezas que reflejan las raíces del territorio.
Banco Oli de Omar Nakkash en Dekton Umber con motivos de olivos en un patrón Tatreez. (Foto: Cosentino.)
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Proyectos como los muebles con patrones de bordado palestino Tatreez o la preservación de edificios históricos adaptados a nuevos usos confirman que la tradición no se interpreta como pasado, sino como fuente activa de innovación.
Silla Grana diseñada por Moisés Hernández en madera tenida con seis tonos de tinte natural de cochinilla.(Foto: Cosentino)
En términos estratégicos, las marcas comienzan a revisar sus propios archivos y redefinir su identidad a partir de su origen. Empresas como Loewe y Molteni&C impulsan esta mirada al pasado reciente como una forma de establecer vínculos emocionales con una audiencia más exigente y consciente.
La artesanía deja de ser una categoría decorativa y se convierte en un componente estructural del diseño y la comunicación de marca.
El reto para la arquitectura y el interiorismo consiste en preservar lo valioso sin caer en la idealización de lo tradicional.
La transformación de los espacios con elementos artesanales no implica una renuncia a la modernidad, sino una forma distinta de integrarla. En esta lógica, la técnica y la memoria no son opuestas. Se complementan.
La industria creativa responde con proyectos que integran valor cultural, sostenibilidad ambiental y conciencia social.(Foto: iStock.)
En 2025 y 2026, la artesanía definirá el carácter de muchos espacios habitables en México y el mundo. De acuerdo a Coentino se trata de una moda pasajera, sino de un cambio en la forma en la que se entiende el lujo, la sostenibilidad y el valor de lo cotidiano.
En un mercado globalizado, el origen se vuelve un diferencial competitivo.