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Obras Insignia: la monumentalidad del Polyforum Siqueiros

En una esquina de la colonia Nápoles, el espacio es el legado de la grandeza del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros.
dom 14 septiembre 2025 07:00 AM
Obras Insignia: la monumentalidad del Polyforum Siqueiros y cómo fue creado
El Polyforum Siqueiros es una de las obras más importantes del muralismo en el mundo.

El motor del metrobús se escucha tras frenar en el cruce entre Avenida e Insurgentes y Filadelfia. Su sonido se mezcla con el de las conversaciones de los cientos de personas que pasan frente a él y se integran a la colonia Nápoles.

Algunos hablan por teléfono mientras caminan por un café, otros buscan algo para comer, otros más van a las exposiciones del World Trade Center o a conciertos al Pepsi Center. Todos pasan de frente a un edificio que es parte del paisaje cotidiano, pero que su estructura, significado y origen, dista mucho de lo común: El Polyforum Siqueiros.

El reciento que fue construido para ser casa de "La marcha de la humanidad" obra del último representante del muralismo mexicano del Siglo 20, David Alfaro Siqueiros.

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El espacio, que tiene una forma atípica para una construcción con un polígono estrellado de 12 puntas, alberga en su interior el mural más grande pintado en el mundo y en la historia. Y que sus dimensiones, texturas y colores, trasladan a otra atmósfera.

César Almaraz, museógrafo y visitante reciente, recuerda que desde niño lo miraba de lejos: “Cuando era chico andaba en bici, pasaba por Insurgentes y siempre me llamaba la atención el Polyforum por fuera, pero no sabía lo que era. Escuchaba la estación del Metrobús con el mismo nombre, pero no entendía que se refería al edificio”.

Polyforum Siqueiros
La marcha de la humanidad es el mural más grande del mundo.

Su camuflaje con el resto de la ciudad data de su tiempo en esa esquina. La historia del Polyforum comenzó a escribirse en un espacio muy distinto: una celda de Lecumberri. En 1961, el empresario asturiano Manuel Suárez pidió a David Alfaro Siqueiros una serie de cuadros para adornar un inmueble que no tenía los fines culturales en los que se terminó convirtiendo el inmueble, se trataba del Casino de la Selva, en Cuernavaca.

El pintor, encarcelado entonces por su militancia política, con un espíritu rebelde y seguridad inderrumbable, aceptó, pero no con las instrucciones dadas. Transformó la petición en otra cosa: concibió un mural monumental que rompiera con las paredes rectangulares, que integrara arquitectura, escultura y pintura en un mismo relato.

Desde la prisión trazó bocetos y polípticos en tableros pequeños que anticipaban un proyecto de dimensiones nunca vistas. Al recuperar la libertad en 1964, Siqueiros levantó La Tallera, un taller-laboratorio en Cuernavaca, su sueño para crear y producir a su antojo.

Allí, con poleas, grúas y maquetas a escala real, experimentó con técnicas nuevas para fijar pigmentos, manipular paneles y probar composiciones cinéticas.

El encargo se volvió una obsesión. “No será solo un mural —decía—, será la marcha entera de la humanidad en busca de su destino”, de acuerdo con La ruta de Siqueiros, de Guadarrama Peña para el Inbal.

Polyforum Siqueiros
El Polyforum Cultural Siqueiros sigue en espera a restauración. Fue declarado monumento artístico en la década de los 80.

La obra

La prensa de enero de 1965 anunció la construcción de “la capilla Siqueiros con el mural más grande del mundo”.

El contrato definitivo se firmó en 1966, con la promesa de entregar la obra en dos años. Pero al poco tiempo, Suárez replanteó todo: decidió que no bastaba con el Casino de la Selva. Quería que el mural se levantara en la capital, en el predio que ocupaba el Parque de la Lama, como parte de su megaproyecto México 2000.

Así, el Polyforum se integró al ambicioso conjunto del Hotel de México. La arquitectura, a cargo de Guillermo Rossell de la Lama, Joaquín Álvarez Ordóñez y Ramón Miquelajáuregui, dio forma a un dodecaedro irregular por fuera y a un octágono continuo por dentro.

"No se trataba solo de darle techo al mural: el edificio mismo sería parte de la obra", dice el expediente de declaratoria de Patrimonio Cultural emitido por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México.

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El Polyforum tomó forma con un ejército de colaboradores. Pintores como Mario Orozco Rivera y Guillermo Ceniceros, escultores como Luis Arenal, químicos, fotógrafos y soldadores trabajaron hombro a hombro durante seis años. Las superficies se recubrieron con asbesto-cemento, hierro y acrílicos; las técnicas innovadoras de escultopintura permitieron relieves que vibran con la luz del sol.

Polyforum Siqueiros
Pintores como Mario Orozco Rivera y Guillermo Ceniceros, escultores como Luis Arenal, participaron en la realización del mural.

Los números hablan de la ambición artística del muralista: 6,300 metros cuadrados de murales exteriores distribuidos en doce paneles, y 2,400 metros cuadrados en el interior, pintados de piso a techo en la bóveda de once metros de altura.

En el corazón, una plataforma giratoria con capacidad para 1,000 personas acompañaba un espectáculo de luz y sonido narrado con la voz del propio Siqueiros. El visitante se convertía en parte de la marcha, rodeado por multitudes pintadas que avanzaban sin descanso.

El 15 de diciembre de 1971, el presidente Luis Echeverría inauguró oficialmente el Polyforum. Era la coronación de un proyecto que había nacido en prisión una década antes y que llegaba a la avenida más larga de la capital como un diamante facetado de acero, color y movimiento.

El resultado tiene efectos en todos su visitantes incluso 54 años después de su apertura.

César Almaraz confiesa que durante años nunca pensó en entrar: “Siempre pensé que era solamente para eventos o cosas privadas. Realmente no conozco a muchas personas que lo hayan visitado por dentro, y en los últimos años menos, porque creo estaba cerrado al público”. Fue hasta el pasado 30 de junio, cuando cruzó por primera vez las puertas.

Polyforum Siqueiros
El 15 de diciembre de 1971 fue inaugurado el polyforum por el presidente Luis Echeverría.

Su reacción fue inmediata: “Es una obra impresionante. Siento que es una obra infravalorada porque es el mural más grande que existe, y la construcción misma del edificio es parte de la obra. Es algo muy innovador en su momento, muy relevante para la historia del arte de México y del mundo”.

El interior narra una epopeya circular. Siqueiros dividió La Marcha de la Humanidad en cuatro grandes zonas:

En el muro sur, la marcha hacia la revolución democrático-burguesa muestra multitudes famélicas, líderes demagogos y pueblos colonizados que caminan con los brazos levantados, empujados por el anhelo de redención.

En el muro norte, la marcha hacia la revolución del futuro despliega volcanes en erupción, mujeres en lucha social y la figura de un nuevo líder que alza la espada para invitar a seguir.

César recuerda lo que más le impresionó: “Por dentro y por fuera predominan los colores cálidos. El rojo ayuda a transmitir el movimiento, la lucha, la sensación de que nada es estático. Eso es lo que te envuelve cuando lo ves de cerca”.

Polyforum Siqueiros
Las obras del polyforum fueron encargadas por el empresario asturiano Manuel Suárez.

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Los muros oriente y poniente completan el relato con las manos extendidas de una mujer que ofrece paz, cultura y armonía, y las manos de un hombre que sostienen ciencia y tecnología.

En la bóveda, un águila imperial y una estrella remiten a la tensión de los sistemas políticos de su tiempo, mientras un cohete espacial anuncia la llegada de la humanidad al cosmos.

El exterior también es discurso: 12 murales de 160 metros cuadrados cada uno representan temas como el mestizaje, la música, el átomo, la danza, el árbol seco y el árbol renacido. Son piezas que convierten al edificio en una escultura pictórica de múltiples caras, visible desde cualquier ángulo de Insurgentes.

El Polyforum fue declarado Monumento Artístico en 1980 y se propuso como Patrimonio Cultural Urbano Arquitectónico de la Ciudad de México en 2014, pero medio siglo después sufre el deterioro de materiales frágiles y la falta de mantenimiento.

Polyforum Siqueiros
El espacio cuenta con 6,300 metros cuadrados de murales exteriores distribuidos en doce paneles, y 2,400 metros cuadrados en el interior.

Su uso como establecimiento privado permite su existencia y sustento al paso de los años, en los que se ha visto envuelto en polémicas. El grupo a su cargo planteó la remodelación de su plaza y alrededor, con una integración comercial al World Trade Center y una plancha con áreas verdes que permite el tránsito cercano, pero el proyecto no se ha aprobado, así como su rehabilitación.

Hoy, entre cafés, edificios de oficinas y el tránsito constante de Insurgentes, el Polyforum parece invisible para muchos. Su silueta se confunde con el paisaje, como si la ciudad hubiera normalizado su presencia.

Pero quienes se detienen frente a él descubren algo más que un vestigio setentero: encuentran una obra que sintetiza medio siglo de muralismo mexicano y lo proyecta a escala planetaria, una integración total de artes que nació en una celda y terminó narrando, en clave monumental, la historia de la humanidad en movimiento.

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