Los frutos de redactar un contrato de obra
Es por todos conocido que en el sector de la construcción muchos proyectos privados se realizan sin un contrato por escrito adecuadamente formalizado. Recientemente tuve la tristeza de conocer el caso de un arquitecto con larga trayectoria profesional en el área técnica, que vio mermada la última parte de su vida, ya que en el último proyecto que realizó no firmó un acuerdo de voluntades, debido a que en su experiencia de 40 años nunca necesitó formalizar un escrito de esta naturaleza.
Con gran pena les comparto que este profesional tuvo que enfrentarse con múltiples problemas que han afectado su situación personal, profesional y económica, por supuesto por no haberse sentado a redactar un documento básico que le permitiera exigir a su contraparte lo que le corresponde.
A la fecha le adeudan una cantidad de dinero considerable, porque del papel informal que tenía unos cuantos números no se desprende nada serio ni concreto, y de la misma manera su contraparte, más allá de pagarle, ¡incluso presentó una denuncia penal en su contra ante la debilidad de su caso!
Lo increíble es que si nos remitimos al Código Civil Federal, nos daremos cuenta de que la ley sólo exige dos elementos para que un contrato se perfeccione: consentimiento y objeto. Es decir, que se plasme quién y a qué se quiere comprometer.
Como ejemplo podemos redactar el siguiente contrato que podríamos denominar 'el más pequeño del mundo': "El señor Hernández contrata del señor Pérez la construcción de una casa en la calle de Piedritas número 40, y a cambio el señor Pérez recibirá el precio alzado de dos millones de chuchulucos. Esta pequeña redacción es un contrato conforme a la ley.
Lo cierto es que un contrato así, nos llevaría a miles de interpretaciones y surgen dudas: ¿cómo se debe de llevar a cabo la obra? ¿Qué especificaciones requiere? ¿Cuál es su uso? ¿Cuál será la forma y plan de pago? ¿Cómo se llevarán a cabo las comunicaciones dentro de la relación contractual? En caso de controversia, ¿quién resolverá esta última? Entre muchas otras.
Es por ello necesario que por cada operación o proyecto hagamos un contrato ya que, si queremos cobrar o exigir conforme a nuestros intereses, la única forma de acreditar que tenemos el derecho y que debe de ser cumplido es el contar con un documento que clara y expresamente lo señale.
La redacción de un contrato es necesaria, pero no es una ciencia oculta. Definitivamente debemos de saber cómo redactarlo para así poder leerlo, entenderlo y recibir los frutos que esperamos de él.
Elementos esenciales como obligaciones claras y precisas, adecuadas a la operación en particular que corresponda, con un buen mecanismo de solución de controversias, son elementos mínimos que se pueden considerar para los efectos señalados.
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*Socio director de COMAD, SC (Derecho de la construcción).