El 'innombrable': una amenaza para los proyectos
He podido conocer en dos proyectos grandes de construcción a líderes capaces de fracturar todo el esquema contractual, legal y personal, única y exclusivamente por su actitud personal. Se trata de personas con conductas ególatras y mezquinas que se preocupan primero por su ‘aparente’ prestigio, por demostrar que ellos mandan, por sus excentricidades y sus telarañas mentales, dejando en un segundo plano a las partes contratantes y, al final, al proyecto y su productividad.
El primer sujeto que me viene a la mente es un servidor público que se ufanaba de no permitir que el contratista pudiera moverse un centímetro en el proyecto y, a pesar de que el contratista es una empresa seria y responsable, lo fustigó hasta morir; no aceptaba argumentos claramente sólidos e irrefutables que podrían haber solucionado las cosas a tiempo. Hacia notar su 'poder' a diestra y siniestra como si él fuera dueño del proyecto, y tomaba en forma reiterada acciones irracionales que, aún explicándole que eran contra la ley, nunca tomó en cuenta. Finalmente logró su propósito: que el proyecto terminara con importantes controversias que pudieron haberse evitado en tiempo, y generó que el contratista concluyera con un hoyo financiero tal que aún sufre.
El segundo sujeto de esta calaña es un arquitecto en un proyecto privado. Sus contrapartes —proveedores y contratistas— lo califican de "altamente emocional" considerando que toma decisiones poco certeras, incomprensibles y hasta absurdas en perjuicio del proyecto. Lo cierto es que él no evalúa en forma objetiva y decide con base en su humor.
Pero, ¿qué podemos aprender de estas personas? Primero debemos saber que este problema puede presentarse en proyectos públicos o privados. En segundo lugar, es claro que los clientes muchas veces escogen mal a los líderes del proyecto, asignan esta importante responsabilidad a sus amigos o familiares sin conocer, o peor aún, sin aceptar que no son capaces de ejercer con seriedad una responsabilidad de tal calibre. En tercer lugar, debemos aprender que los proyectos no pueden ser liderados por personas incapaces, poco profesionales y que sólo velan por sí mismas y no por el bien de las obras.
Los problemas que se derivan de su inexperiencia, su impericia, negligencia, mala fe y actitud ególatra, generan los más absurdos e incoherentes obstáculos técnicos, pero sobre todo legales, pues lejos de resolver los temas de forma efectiva y profesional, se convierten en lastres que todos los miembros del proyecto pagan.
Finalmente debemos recordar que, independientemente de su naturaleza, los proyectos de construcción e infraestructura tienen un gran impacto económico y social que no puede dejarse en manos de incapaces. La responsabilidad es mayor, pues la sociedad merece obras sanas y exitosas, y por eso los líderes del proyecto de construcción deben de ser personas con muchas capacidades: técnicas, legales, humanas y hasta sociales. Y ustedes me preguntarán: ¿no es mucho pedir de un sujeto? Y yo les diría: ¡por supuesto! Pero sólo así esa persona puede realmente ser líder de un proyecto.
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*Socio director de COMAD, SC (Derecho de la construcción).