¿Se logrará la meta en infraestructura eléctrica?
A simple vista parecería que la reciente Ley de la industria eléctrica dará vida a las proyecciones de crecimiento del sector y que detonará el desarrollo sostenido en materia de infraestructura. Sin embargo, ¿México logrará su objetivo?
El Programa Sectorial de Energía 2013-2018, publicado el 13 de diciembre de 2013 en El Diario Oficial de la Federación, indica que el año pasado la capacidad de generación de energía eléctrica era de 53,601 megavatios (MW),
y para satisfacer el crecimiento de la demanda se tendrá que duplicar esta cifra, alrededor de 50 gigavatios (GW) en los próximos 15 años.
Según la Prospectiva del Sector Eléctrico 2013-2027, para atender dicha demanda se requiere una inversión de 1.5 billones de pesos: 49% para generación, 17.4% para obras de transmisión, 18.4% para distribución, 14.6% para mantenimiento de centrales y 0.6% para otras inversiones.
El documento agrega que en 2027 las plantas de ciclo combinado de gas natural aumentarán la producción de electricidad de 34.5% a 39.8% y en el mejor caso a 51.5%. Para empezar, la Comisión Federal de Electricidad anunció en julio pasado la construcción de dos centrales eléctricas, una línea eléctrica y dos ductos de gas natural, por un monto de 2,800 millones de dólares.
Sin embargo, es difícil determinar hasta qué punto servirá esta infraestructura, debido a que los ductos que alimentarán las plantas de ciclo combinado sólo se utilizarán para importar gas de Estados Unidos, y aunque el Departamento de Energía de Estados Unidos estimó en 2011 que ese país tiene reservas por más de 40 años, nada garantiza la disponibilidad y el bajo precio del combustible a largo plazo.
De hecho, se estima que para que la iniciativa privada invierta en ductos y plantas, en el mediano plazo México requerirá producir más gas natural, a través de la explotación de gas de lutitas o de la producción de gas convencional, para garantizar la viabilidad y la rentabilidad de las obras.
Por otro lado, parece que los proyectos para construir distintas centrales de energías renovables se ejecutarán a paso lento, pues la Ley de transición energética no se incluyó en el paquete de la reforma energética.
Por si fuera poco, las proyecciones de la autoridad sólo consideran escenarios macroeconómicos y excluyen factores como la politización y el cabildeo de intereses privados que pudieran retrasar la expedición de los reglamentos de la Ley de electricidad, y por ende la construcción de infraestructura.
Tampoco se pondera la inseguridad que vive el país, pues no es secreto que la construcción del gasoducto Los Ramones, en el noreste del país, ha sufrido atrasos de obra, debido al secuestro de personal por parte de grupos delictivos, situación que enfrentan otros proyectos de infraestructura pública.
Quizás estos factores parecen nimiedades que se espera resolver al paso del tiempo, pero el tiempo es lo que menos sobra, si se considera que el problema de fondo es un fuerte crecimiento demográfico y una economía que en unos cuantos años demandará el doble de electricidad.
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*Desde 1997 cubre los sectores de infraestructura y transporte en diferentes medios de comunicación.
