El DF afina el nuevo reglamento de construcción

Parece que el gobierno del Distrito Federal ¡por fin! entiende y comienza a poner en marcha procesos que conducen a la regulación, el desarrollo sostenible y la seguridad estructural de las edificaciones que seguirán alimentando la continua urbanización de la Ciudad de México.

Próximamente, la autoridad publicará el Nuevo Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal (RCDF), el cual se compromete a vigilar y ordenar las construcciones públicas y privadas, mediante el cumplimiento de obligaciones y responsabilidades, que antes no se consideraban en la normatividad.

Con ello se prevé erradicar las edificaciones que surgen de la noche a la mañana, que van desde ‘antros’ hasta grandes torres que se construyen sin supervisión ni licencias de construcción, sobrepasan los metros cuadrados registrados, invaden y modifican la vía y la infraestructura pública, y violan todo tipo de leyes como la de Desarrollo Urbano y de Vivienda o los planes parciales delegacionales.

No es que a la autoridad le preocupe tanto abuso, pues siempre se le ha criticado su escasa planificación y regulación urbana. A nivel local, el DF es el aglomerado urbano más grande del país, además de que es la entidad que más aporta al PIB nacional: 17.1% según la Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno capitalino.

En tanto, un informe de la ONU sobre las perspectivas de urbanización en el mundo, publicado en junio pasado, describe al DF como la cuarta zona metropolitana más poblada del planeta, con un total de 20.8 millones de habitantes, cifra que aumentará a 23.9 millones en 2030.

Esto explica la presión y la urgencia de renovar el reglamento, donde el gobierno capitalino busca garantizar que las nuevas construcciones tengan un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros y que no afecten la funcionalidad de la vía pública, la prestación de servicios públicos urbanos y la movilidad, incluyendo el subsuelo y el espacio aéreo.

Por primera vez, el reglamento incorpora el desarrollo sustentable de las edificaciones mediante el uso de la energía solar, los dispositivos ahorradores de agua, la captación de lluvia en azoteas y la accesibilidad a personas con discapacidad, así como el registro de todos los actores que intervienen en una obra.

Lo más relevante es que ya no habrá vacíos legales en cuanto a la responsabilidad que tiene un constructor al ejecutar una edificación pública o privada, pues el director de obra debe acreditar su actualización profesional, ordenar y hacer valer la normatividad y, en su caso, notificar a la autoridad su incumplimiento.

Hay que recordar que los encargados de aplicar el reglamento y vigilar que se cumpla son el Instituto para la Seguridad de las Construcciones en el Distrito Federal, la Agencia de Gestión Urbana de la Ciudad de México y la Secretaría de Obras y Servicios.

En teoría, el nuevo reglamento presume una ciudad más productiva y ordenada, pero en la práctica falta ver si es capaz de generar un crecimiento económico-urbano sostenible y una mejor calidad de vida para la población. 

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* Desde 1997 cubre los sectores de infraestructura y transporte en diferentes medios de comunicación.