Entre menos errores, mejor

Hace poco sugerí en esta columna un pequeño autodiagnóstico como indicador de nuestra industrialización en el sector de la construcción. Como supongo que no todas las repuestas fueron totalmente satisfactorias, mi propósito es aplicar algunas sugerencias en mi propio quehacer, las que quizá también les puedan ayudar.

Lo primero será reconocer las posibles fallas en los servicios o los productos que he entregado a mis clientes a lo largo de los dos últimos años. Seguramente son varias las que no me hayan mencionado, pero son susceptibles de repetirse (auditoría interna). Esas deficiencias o ‘no conformidades’, como las faltas de ortografía en documentos o los desprendimientos de acabados en la obra, pueden repercutir negativamente en el futuro, aún cuando ya no atienda a ese cliente. 

Tengo que enlistar los defectos o las deficiencias para encontrar los motivos que los permitieron. Entre ellos podrían encontrarse la falta de información precisa en el momento oportuno para las personas que ejecutan el trabajo, la carencia de supervisión, que el supervisor no era apto,  que quien debería elaborar dicha información no lo hizo o que los insumos no eran convenientes. Regularmente es una combinación de dos o más de estas causas, lo que llaman 'causa raíz'.

Con esta lista de errores y posibles causas me será más fácil encontrar las mejoras que requiero, así que en una tercera columna de mi lista estableceré las posibles soluciones a estas 'no conformidades'. Entre ellas podría encontrarse desde la obtención de información para el caso, ya sea un diccionario o una regulación, la estructura del documento o la ficha técnica del producto o la necesidad de cambiar o capacitar al personal involucrado.

En una cuarta columna estableceré el mecanismo por el que evitaré tropezar con la misma piedra, ya sea la elaboración de una lista de cotejo, de un instructivo o de un procedimiento; puede ser que parte de la solución se encuentre en obtener las normas, regulaciones o fichas técnicas de producto para ser consultadas en su oportunidad.

Comúnmente estas acciones son las que originan el abandono de nuestro propósito, puesto que ocupan tiempo, esfuerzo y recursos; sin embargo, de acuerdo con Pareto, antes de abandonar podríamos identificar 20% de las deficiencias encontradas, para que en mi empresa podamos controlar y solucionar aproximadamente 80% de los errores que se me han presentado. Con ello podría establecer el nombre del responsable y el plazo para contar con la solución planteada.

Siempre tenemos nuestra lista de propósitos para el año nuevo, muchos dedicados a quienes nos rodean, pero excepcionalmente a nuestro trabajo. Ya es febrero, pero todavía estamos a tiempo de reflexionar: ¿he establecido mi lis-ta de buenos propósitos personales para mi desarrollo profesional? ¿Lo lograré? ¿O tendré que auxiliarme de un especialista en sistemas de calidad? 

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* Arquitecto, perito, DRO, consultor en normas, regulaciones y capacitación para la construcción. Director de CORPICO.