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Septiembre 19 - 1985: aquel amargo despertar

En esta primera de dos entregas con las memorias, las reflexiones y los aprendizajes a 30 años del sismo que marcó no sólo a la Ciudad de México, sino a todo el país.
mar 15 septiembre 2015 03:06 PM
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terremoto_1985_México_01 - (Foto: US Department of the Interior/Cortesía)

NOTA DEL EDITOR. Este artículo se publicó el 19 de septiembre de 2015 para conmeorar el 30 aniversario del terremoto. 

Hoy, como cada año desde hace 30, se llevan a cabo conmemoraciones en las que se honra a las víctimas de los terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985.

En pleno mes patrio, las banderas descienden y ondean a media asta en respetuoso recuerdo. Pero pasado casi un tercio de siglo se sigue olvidando que el Distrito Federal no fue el único en padecerlos, también fueron afectados Michoacán, Jalisco, Colima, Guerrero, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Estado de México y Oaxaca.

Si bien es cierto que la tragedia en la capital se concentró y escaló a niveles nunca antes vividos, y aún no superados, y que propició que se minimizaran las emergencias en esas entidades, una sensación de vulnerabilidad se extendió por la República.

En la Ciudad de México, además de la destrucción patente de las estructuras materiales, los inclementes sismos desquebrajaron contundentemente la forma de vivir y de pensar de los capitalinos, delatando de paso las debilidades de las reglamentaciones de construcción y la inoperatividad de muchas instituciones clave.

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Diario Novedades, 20 de septiembre 1985, mostrando el colapso del edificio Nuevo León. Tomada de skyscrapercity.com/tioloco

Poco antes de las 7:18 am del jueves 19 de septiembre de 1985, un movimiento telúrico se originó con epicentro frente a las costas de Ciudad Lázaro Cárdenas, en la llamada Brecha o 'gap' de Michoacán, una zona de alta actividad geológica.

Un poco más de un minuto le llevó a las ondas sísmicas completar el viaje de casi 400 km a la capital del país, donde sólo bastaron 120 segundos para que la fuerza de magnitud 8.1 grados Richter aniquilara miles de edificaciones y dañara irreversiblemente a miles más.

Un número indeseable (cientos) de estas últimas aún existen en 2015, ya sea habitadas o abandonadas, un grave problema social, urbano e ingenieril q ue por 30 años no se ha enfrentado con realismo.

Previos sustos históricos

Para cuando llegaron los terremotos del 85, otros de gran magnitud ya habían quedado enterrados en la memoria compartida. El siglo XX padeció varios grandes que el tiempo ha minimizado, pero de los que perduran huellas y referencias significativas. El 7 de junio de 1911, un terremoto con origen en Jalisco de 8.0 Richter, llegó en una fecha histórica de por sí: el día que Francisco I. Madero arribaba victorioso a la Ciudad de México.

Nota:  1985: la Ciudad de México se ha reconstruido sobre sí misma

 

Poco después del sismo de 1911, Madero fue fotografiado llegando a Palacio Nacional. FOTO: Tomada de: Wikimedia /Alejandro Linares.

El temblor, luego bautizado en su nombre, decían no era otra cosa que un augurio. A pesar de su magnitud pocas estructuras colapsaron, pero se sabe que “destruyó 119 casas en el Distrito Federal“, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN) en su relación Grandes sismos sentidos en la Ciudad de México.

El 3 de junio de 1932, otro que se dice marcó 8.2 Richter, golpeó fuertemente Jalisco y Colima, e incluso se registró un tsunami. En un lapso de pocos días volvió a temblar fuertemente en la zona dos veces más, y entre aquel año y 1982, más de una docena de temblores en el país superaron los 7 grados Richter, datos que recoge Alejandro Nava en su libro Terremotos (Fondo de Cultura Económica, 2012).

Nota: Claves de la construcción anti sismos

 

El Hotel Noa Noa de Acapulco (foto de 1950) cayó en el ‘57. FOTO: Tomada de: Flickr / Eduardo Francisco Vázquez.

Otro en particular quedaría profundamente impreso en las memorias: el del domingo 28 de julio de 1957.

Con epicentro cerca de San Marcos, Guerrero, el movimiento se desató a las 2:40 de la madrugada y marcó 7.7 en la escala de Richter (algunos señalan 7.9) provocando la caída del Ángel de la Independencia.

Algunos edificios colapsaron en Ciudad de México, como los departamentos de Frontera y Álvaro Obregón en la colonia Roma y, de manera irónica, la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional.

En Chilpancingo, Guerrero, se desplomó una sección de la Posada Meléndez y muchas casas antiguas; hubo daños considerables en diversos municipios y en Acapulco donde fueron afectados los hoteles Noa Noa y Papagayo, la Base Naval, el aeropuerto en Plan de los Amates y más estructuras, como señala el sitio enciclopediagro.org.

Nota: Sin cambios sustanciales en edificación desde 1985

De acuerdo con la Secretaría de Gobernación en su documento 'Peligros Geológicos relevantes en el periodo 1810-2010', producto de ese temblor hubo “alrededor de 1,000 edificios con daños, incluyendo casos de bardas y estructuras con grietas y fisuras en acabados.” La misma publicación indica que “en la Ciudad de México causó la muerte de 54 personas, siete en Chilpancingo y cuatro en Ayutla.”

El Ángel tras desprenderse de la columna desde 40 m de altura. 28 de julio de 1957. FOTO: Tomada de: archivotomasmontero.org.

Recalcan Vicente Orozco y Eduardo Reinoso, en la Revista de Ingeniería Sísmica no. 76 (2007) que “A pesar de los daños mencionados, el sismo no fue considerado una catástrofe […] En el ámbito de la Ingeniería se inició la búsqueda de respuestas del comportamiento de las estructuras y del suelo de la ciudad de México, así como la lucha contra los falsos profesionistas […] ‘FIRMONES’, habilitados como peritos constructores…”, un problema que 50 años más tarde consideraron vigente.

El ‘Temblor del Ángel’ fue premonitorio: no había en ese año, como no la hay ahora mismo, ninguna razón para no creer que otro grande vendría con el tiempo y con consecuencias al menos similares. De lo aprendido, poco se puso en práctica y, 28 años más tarde, el pronóstico se cumplió. 

Un asomo técnico

La duración mayúscula del sismo del 19 de septiembre es explicada por Alejandro Nava. La manera en que se propagan las rupturas de roca durante un determinado tiempo se llama “función de fuente”.

En el caso del jueves, ésta duro 61 segundos: “el primer evento (el más grande) estuvo compuesto por dos subeventos, cada uno de 17 segundos, que ocurrieron con 27 segundos de separación. Ésta fue una razón por la cual el mismo liberó energía durante un tiempo largo […] uno de los factores que contribuyeron a que causara tantos daños en la Ciudad de México.” En contraste, el del viernes sólo duró 15 segundos.

Sismogramas del 19 de septiembre de 1985 (azul) y 20 de marzo de 2012 (verde). FOTO: Tomada de: cuicatlali.wordpress.com.

Explica la ficha técnica del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) que “debido a la estratigrafía profunda del Valle de México, las ondas que llegaron aquí a la superficie superior rocosa tenían en comparación con temblores en otros sitios, un contenido excepcionalmente alto de energía en un intervalo de frecuencias que abarca justamente aquellas que más amplifican las arcillas del valle.”

Las aceleraciones sísmicas del día 19 también fueron sorpresivas. Los Institutos de Geofísica e Ingeniería publicaron el 25 de septiembre de 1985 su 'Informe y Evaluación Preliminar' donde habían ya determinado que: “En el centro SCOP se alcanzaron aceleraciones del 18% de la gravedad, contra 6% en el sismo de 1957, es decir, el triple. En Ciudad Universitaria, de 4% de la gravedad, mientras que en 1957 fue de sólo 2.5%, en ambos casos se presentó un movimiento prácticamente armónico de 2 segundos de período y una duración aproximada de 2 minutos. Esta situación no tiene precedente en la sismología instrumental del país.”

La nación estremecida

De acuerdo con la investigación de Daniel Bitrán Características e impacto socioeconómico de los principales desastres ocurridos en México en el periodo 1980-99, publicado (Cenapred, año 2000), en el mismo Lázaro Cárdenas, donde se originó el sismo, se colapsaron ocho edificios de viviendas y oficinas, y cientos más de diferentes usos sufrieron daños. En Zihuatanejo, Guerrero, al menos cuatro estructuras se colapsaron.

'El temblor asesino de México'. Portada del 30 de septiembre de 1985. FOTO: Tomada de: time.com.

Además, suele olvidarse que en estas dos localidades se registraron tsunamis. Refiere Historia de los tsunamis locales ocurridos en México que en Lázaro Cárdenas el mar alcanzó hasta 2.5 metros de altura sobre su nivel habitual y penetrando hasta 500 metros tierra adentro, causando daños a la infraestructura del puerto.

Pero el fenómeno también sucedió en otros sitios con menores consecuencias: en Ixtapa (aledaño a Zihuatanejo, se registró la marejada de hasta 3 metro de alto, pero sólo inundaciones; Manzanillo, Colima y Acapulco también lo vivieron en menor grado. En Playa Azul, Michoacán, donde se derrumbó parcialmente un hotel homónimo, el tsunami penetró 150 metros y erosionó la playa significativamente. 

El presidente Miguel de la Madrid en Ciudad Guzmán, inspeccionando la Catedral. El campanario (izquierda) tuvo que ser demolido. FOTO: Tomada de: skyscrapercity.com/Cardo ruso.

En Ciudad Guzmán, Jalisco, cayeron una cantidad importante de casas y edificios públicos y se calcularon 50 víctimas mortales, 900 heridos y más de 30,000 damnificados. Pero esta información fue de inmediato relegada a un segundo término cuando se reportaron los daños en la Ciudad de México.

(Mañana 20 de septiembre de 2015, la segunda parte en Obrasweb.mx )

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