Compranet, de un ejemplo de virtudes a otro de vicios
Compranet llegó a ser tan innovador, que en 2012 ganó el Joseph François Robert Marcello, premio al liderazgo en compras públicas, otorgado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero a dos décadas de su puesta en marcha, se cuestiona su transparencia y se propone su reconfiguración.
La herramienta fue abandonada, entre otras causas porque en dos años y medio no hubo un titular en la Secretaría de la Función Pública (SFP), enfatiza Max Kaiser, catedrático del ITAM, en entrevista para la revista Obras en su edición de noviembre-diciembre 2015.
Mariana Campos, coordinadora del Programa de Gasto y Rendición de Cuentas de México Evalúa, cree que Compranet perdió su espíritu al tener una SFP un tanto débil y con poca independencia.
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Kaiser, exsubsecretario de la SFP, añade: “Tenemos una mala biblioteca en la que difícilmente se puede confiar: no está auditada, ni revisada, y durante 2014 estuvo fuera del aire un mes, sin mucha explicación”.
“Otro gran vicio es que se puede quitar documentación y alterar el expediente. Esto debería estar prohibido. Se tiene que dejar rastro de todo lo que sucede durante una transacción”, puntualiza Edmundo Gamas, director del Instituto Mexicano de Desarrollo de Infraestructura (Imexdi).
Ahonda en que el sistema debe servir como comunicación, ser transaccional para llevar a cabo la licitación o la adjudicación, y supervisar la obra y auditarla, pues es preciso que todo quede en un expediente informático, pero “hoy es optativo y con mínima cobertura. Las autoridades deciden si quieren o no subir la información”.
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Gamas considera que la plataforma está tan deteriorada que habría que hacer una nueva: “Nosotros proponemos la creación de Infranet, un Compranet para obras de infraestructura, que también lo administre un organismo autónomo, como ocurre con el Instituto Nacional de Transparencia (INAI)”.
En otras partes del mundo hay instituciones autónomas que se encargan de la planeación y la licitación, y en México el sistema debería funcionar para obras públicas y también para asociaciones público-privadas y concesiones, puntualiza.
