3 obras que serán el mejor legado de los Olímpicos a Río de Janeiro
Un túnel de 5 kms que llevará el Metro hasta Barra de Tijuca, el nuevo laboratorio antidopaje donde se analizarán las muestras de los deportistas y una tubería de 600 metros que pretende reducir la contaminación de la bahía compiten por ser el mejor legado que los Juegos Olímpicos de Río dejarán, deporte aparte, en la ciudad.
A esta lista se unen la recuperación de la región portuaria de Río -una gran operación inmobiliaria que excede el ámbito de los Juegos- o la transformación de algunas instalaciones deportivas, construidas con el 'formato lego', en módulos que se utilizarán en escuelas públicas de todo Brasil.
Después de celebrar la semana pasada el comienzo de la cuenta atrás de los últimos 100 días para los Juegos, y con la Llama Olímpica ya en territorio brasileño desde este martes, los organizadores han hecho un esfuerzo de comunicación por hacer visible el patrimonio que quedará en la ciudad.
Río 2016 ha sido, dicen, "un gran catalizador" que ha acelerado la renovación de las infraestructuras urbanas.
La línea 4 del Metro
La línea 4 del Metro, que enlazará las zonas de Ipanema y Barra, donde se sitúa el Parque Olímpico, es la gran obra relacionada con los Juegos, con una inversión de 9,700 millones de reales (2,800 millones de dólares).
No se inaugurará hasta finales de julio (los Juegos comienzan el 5 de agosto) y durante las semanas de competición solo podrá ser utilizada por personal acreditado o por espectadores con entrada.
El gran reto de la extensión del metro (16 km más) ha sido la apertura de un agujero de 5 km en la roca mediante la mayor tuneladora utilizada jamás en Latinoamérica para este tipo de obras.
Según Rodrigo Vieira, secretario de Transportes del estado de Río de Janeiro, después de los Juegos la línea 4 "beneficiará a 300,000 personas y sacará de las calles 2,000 coches diariamente".
Las autoridades aseguran que, pese a lo ajustado de los plazos, habrá tiempo de probar la seguridad de toda la línea.
No se puede decir, sin embargo, que el Metro llegue al Parque Olímpico. A la salida de la última estación, Jardim Oceânico, habrá que tomar un autobús hasta la zona de las instalaciones, 12 kms más allá. Un largo camino para los que vayan desde el centro de Río.
Un laboratorio de vanguardia
Otra nueva instalación de la que ya presumen en la ciudad es su laboratorio antidopaje, por fin plenamente acreditado por la Agencia Mundial. Después de que las muestras de la Copa del Mundo de futbol de 2014 tuvieran que ser analizadas en Suiza, los Juegos tendrán un laboratorio de referencia, "con los mejores equipos humanos y técnicos", según el responsable de la agencia brasileña antidopaje, Marco Aurelio Klein.
"Es uno de los legados más palpables de los Juegos", dice Klein, que señala que Brasil "vive en un planeta diferente al que vivía" en la lucha contra el dopaje gracias a la apertura de este laboratorio.
Nota: Los grandes pendientes de Río a 100 días de los Olímpicos
Es el segundo plenamente acreditado en Sudamérica, solo después del de Colombia.
Brasil, noveno país de mundo por número de positivos por dopaje, según las últimas estadísticas disponibles (2014), incrementará además sus controles, sobre todo los realizados por sorpresa. Un grupo de 260 deportistas elegidos como 'diana' será sometido al menos a seis controles antes de los Juegos.
El nuevo laboratorio ha requerido una inversión de 200 millones de reales (56 millones de dólares) en tres años. Ahora es una instalación "de cine", según Klein.
El sistema que promete limpiar Bahía de Guanabara
La contaminación de las aguas de la Bahía de Guanabara donde se disputarán las pruebas olímpicas de vela ha sido objeto de polémica desde que Río ganó la sede y, especialmente, desde que las autoridades admitieron que sería imposible limpiarla del todo.
Una tubería instalada de urgencia, que recoge las aguas de lluvia que arrastran materiales contaminantes, intentará aliviar la situación de la Marina da Gloria, donde tendrán su base de operaciones 380 regatistas y 500 embarcaciones (200 de competición más 300 para operaciones).
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"La preocupación nunca fue la calidad del agua fuera, en el campo de regatas, sino aquí en la marina", señala Gustavo Nascimento, director de gestión de las instalaciones olímpicas.
Para mejorarla, hace tres semanas se inauguró una tubería de 600 metros que intercepta las aguas de precipitación y las conduce a un colector. Tras ser tratadas, se vierten al mar por el desagüe de Ipanema, como todas las del sur de Río de Janeiro.
"En la estación seca (la de los Juegos), podremos parar el 100 % de estas aguas antes de que lleguen a la marina", según Nascimento.
Esta tubería ha costado 14 millones de reales (4 millones de dólares) y es "un proyecto de emergencia dentro de un programa estructural" de limpieza de la bahía, asegura Edes Fernandes, director de Operaciones de CEDAE, la compañía estatal de Aguas y Alcantarillado.
Doce ecobotes que recogen los residuos sólidos que flotan en el agua, unas ecobarreras que impiden que los escombros salgan a la superficie y un trabajo de investigación para detectar centenares de enganches ilegales al sistema tuberías son otras medidas de prevención de la contaminación del agua.
Los responsables aseguran que la mayor limpieza se percibe "a simple vista" y que los controles señalan que, frente a 44 % de aguas "apropiadas" en la marina en 2014, ahora son 60% (el 100 % en el campo de regatas).
Pero lo cierto es que, muy próxima a la Marina de Gloria, la playa de Botafogo aparece totalmente vacía de paseantes y de bañistas. Y si alguien pregunta por la causa, la respuesta es unánime: "Es por la contaminación".