El cambio climático y la industria de la construcción

OPINIÓN: La industria de la construcción es una de las fuentes de contaminación importantes, por eso deben promoverse acciones para reducirla.
537_Opinión_Antonio - (Foto: ESPECIAL/FOTO: iStock)

Nota del editor: Esta nota se publicó originalmente en la 

, 'Obra del Año 2017', correspondiente a septiembre de 2017.

(CIUDAD DE MÉXICO) – Somos ya más de 7,517 millones de seres humanos en el planeta. La ONU estima que para 2050 serán 9,700 millones. La paradoja es que nuestra raza es la principal responsable de lo que ya se califica como la sexta extinción de especies animales; sobre todo, de mamíferos.

Una primera especie del Homo surgió hace 1.7 millones de años a. C., desde entonces el Homo sapiens se ha multiplicado y dominado a todas las demás especies y a la naturaleza, a la que ha destruido en niveles cada vez más graves, aunque algunos todavía lo nieguen.

Somos la misma especie que alcanza logros extraordinarios en el saber y las artes, y que es responsable de la muerte de 104 millones de personas, solo en las guerras del siglo XX.

Las pruebas del cambio climático son tan evidentes que es absurdo desconocerlas. Huracanes, inundaciones, sequías o pérdida de grandes masas de hielo en los polos son fenómenos asociados al cambio climático.

Negarlo es ir contra el Acuerdo de París, firmado por 195 países, y es apoyar una política que obedece a intereses económicos que pretenden que los daños no son significativos.

En los lugares en los que se genera un alto porcentaje de contaminación, proponer que las ciudades sean sostenibles es un argumento de venta para toda clase de productos y tecnologías costosas.

La urbe no es sostenible porque no produce las grandes cantidades de agua, alimentos y energía que requiere para funcionar. De manera que podrá ser más eficiente que otras, pero la promesa de que pueda ser sostenible es más una esperanza que una realidad.

Se sabe que el tránsito de vehículos genera contaminantes, sin embargo, se conocen poco los efectos que producen los edificios y construcciones; aunque se estima que consumen 50% de la energía y 75% de electricidad (Architectural Re- cord, 2017, núm. 4, pp. 59-60).

Si a eso se suma otra fuente importante de contaminación, que es la fabricación de materiales y elementos de la industria de la construcción, el porcentaje aumenta.

Las ciudades concentran el mayor número de construcciones y pavimentos, cuyo principal material es el cemento. Se calcula que para producir una tonelada de cemento se emiten 900 kilos de bióxido de carbono, y sabemos también que el cemento es el material de construcción más usado a escala global.

De manera que la industria de la construcción es una de las fuentes de contaminación importantes, por eso deben promoverse acciones para reducirla.

La pregunta es: ¿qué estamos haciendo para mejorar nuestras ciudades? De entrada, es importante aplicar la Nueva Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, e incluir en los programas de desarrollo urbano estatales y municipales — que necesitan actualizarse— acciones y propuestas que alivien las consecuencias del cambio climático, para reducir el consumo de energía y las emisiones contaminantes.

También es útil revisar los reglamentos de construcción para que se promueva el uso de materiales cuyo proceso de producción y mantenimiento genere el mínimo de contaminantes. 

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* Arquitecto e investigador de temas de urbanismo.