Ciudades que se hunden
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Londres, Yakarta, Shanghái, Houston, Ciudad de México
Nota del editor: Este contenido se publicó originalmente en la edición The Shed: La nueva arquitectónica de la revista Obras en su edición de junio de 2019.
Cuando era pequeña, a la arquitecta tailandesa Kotchakorn Voraakhom le gustaba jugar con el agua de lluvia que se acumulaba en las calles. Su ciudad, Bangkok, se hunde dos centímetros por año y la diversión del pasado se ha convertido en una seria preocupación ante graves inundaciones como la que asoló la capital en 2011.
Para evitarlo, Voraakhom y su firma de arquitectos, Landprocess, diseñaron un parque de 44,415 m2 capaz de absorber el agua y frenar el hundimiento.
Pero Bangkok no es la única urbe con este problema. Londres, Yakarta, Shanghái, Houston y Ciudad de México, entre otras, padecen el fenómeno de la subsidencia, que las hace cada vez más vulnerables a sismos o inundaciones, según el reporte Global Warming of 1.5 ºC, del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (en inglés, IPPC).
Roelof Stuurman, especialista en manejo del agua de la consultora Deltares, advierte que lo primero es entender por qué se está hundiendo la ciudad.
"En Yakarta y en Bangkok hay subsidencia por la extracción de agua subterránea, que hace que las capas profundas pierdan agua, se compacten y se hundan. En Holanda, la subsidencia es diferente: yo vivo a cinco metros bajo el nivel del mar, y mi barrio está hundido por el drenaje. Tenemos canales y estamos desecando el suelo. En Nueva Orleans hay ambas: drenaje y extracción, aunque el drenaje no fue por los canales, sino por las pipas de gas", explica.
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Sin dar aún con una solución infalible, arquitectos e ingenieros de todo el mundo buscan cómo evitar que las ciudades se hundan. Las más novedosas van desde la compactación de suelos hasta la creación de alternativas a la explotación de acuíferos. Aquí algunas de ellas.
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Cimentación flotante en la Ciudad de México
Aunque la Ciudad de México se hunde cinco veces más rápido que Bangkok, todavía está lejos de encontrar una solución. Efraín Ovando, subdirector de Estructuras y Geotecnia del Instituto de Ingeniería de la UNAM, señala que, en parte, el hundimiento es consecuencia de la excesiva extracción de los acuíferos profundos.
"Dos terceras partes del agua que consumimos vienen de los pozos, no la podemos suspender en el futuro inmediato".
Las estrategias adoptadas en la ciudad tienen que ver con la cimentación de las edificaciones. "Cuando hay edificios superficiales, se trata de que todo se hunda junto con el suelo. Es una cimentación compensada: se hunde siguiendo el hundimiento general del terreno".
Para el experto, lo grave es combinar soluciones de cimentación, como en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. "El problema del hundimiento es que daña toda la infraestructura urbana: tuberías, calles, líneas de servicios... Hay muchas cosas que se pueden corregir, lo que no hay es dinero".
Pilotes
Una de las soluciones recurrentes son las cimentaciones flotantes; usan cajones y pilotes de fricción, como el Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México.
Este posee más de 3,000 pilotes de madera. Pero su comportamiento sísmico no es adecuado. Muchos de los edificios que se cayeron en 1985 fue por eso, advierte el ingeniero Efraín Ovando.
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El parque poderoso de Bangkok
Bangkok era conocida como ‘la Venecia del Este’ por su red de canales. Pero el rápido crecimiento urbano hizo que muchos de esos canales se rellenaran con cemento, creando un caldo de cultivo propicio para inundaciones. Ahora se hunde tanto, que se estima que en 2030 estará por debajo del nivel del mar.
El Centennial Park, en la Universidad de Chulalongkorn, es una solución prometedora. La zona posee un humedal, un jardín receptor de agua de lluvia, un estanque con espacios de retención y un sistema de drenaje de agua subterránea.
Juntos pueden almacenar un millón de galones de agua cuando sobrevienen las tormentas y evitar así inundaciones. Su estructura está inspirada en el árbol de lluvia, y actúa como las raíces de árboles para que la ciudad absorba y controle el agua, explica el despacho Landprocess.
Los beneficios llegan a todo el vecindario al extender el área destinada al drenaje del agua, las plantaciones para su absorción y las redes de transporte sustentable. Forma parte de un plan de manejo para evitar que la ciudad siga hundiéndose.
Contenedores de agua
El parque posee contenedores de agua subterránea que se combinan con el estanque para almacenar hasta un millón de galones de agua de lluvia que no es absorbida por las plantas. Así, retienen el agua cuando hay inundaciones severas.
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Convivir con el delta en Nueva Orleans
Las áreas bajas de Nueva Orleans, como Gentilly, poseen suelos muy porosos que necesitan agua para mantenerse estables. El drenaje continuo ha hecho que se contraigan, lo que genera un movimiento diferencial que daña las calles y los cimientos de los edificios.
Aunque todavía no está terminado, el Mirabeau Water Garden es la apuesta de la ciudad para ser resiliente después del huracán Katrina, que devastó la zona en 2005. La visión de sus diseñadores es hacer un jardín que gestione el agua de lluvia y evite daños en la infraestructura por el hundimiento causado por el secado de suelos orgánicos.
David Waggonner, uno de los urbanistas más activos en el plan de devolver la identidad del delta a la ciudad, advierte que deben aprender a "vivir con agua en lugar de luchar contra ella".
Bajo este precepto, se planea invertir en canales, estaciones de bombeo y cuencas de detención. Además, buscan convertir el lugar en un centro de investigación para promover una gestión sustentable del agua, señala el despacho del arquitecto en su web.
Gestionar el agua
Nueva Orleans planea invertir en canales, estaciones de bombeo y cuencas de detención que desvíen las aguas pluviales del drenaje, almacenen y limpien hasta 10 ha de lluvia, infiltren el agua y capturen la escorrentía de calles vecinas. Y conformar un centro de gestión de agua.
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Recargas del subsuelo en Shanghái
El 70% del hundimiento de la ciudad de Shanghái se debe al bombeo excesivo de agua subterránea, mientras que el peso de los rascacielos y el calentamiento global son responsables del 30% restante, explica Liping Dai, investigador del Utrecht Centre for Water, en el artículo Preventing and controlling land subsidence in Shanghai.
Su estrategia ha sido frenar el abuso de la extracción de agua subterránea al mismo tiempo que se hace una recarga artificial de los acuíferos. “Es una carga enorme teniendo en cuenta que la ciudad sufre por una escasez de agua dulce”, señala Dai.
Para Deltares, no es una estrategia a largo plazo; sólo frena el hundimiento, no evita el daño en infraestructura, carreteras y edificios. “Aunque este enfoque redujo la disminución adicional de las capas freáticas y hundimientos limitados, no resuelve el efecto de subsidencia en infraestructura, carreteras y edificios”.
Según esa organización, la pérdida debida al hundimiento en China, se estima en 1,500 millones de dólares (mdd); en Shanghái fue de 2,000 mdd, entre 2001 y 2010.
Inyección artificial
La recarga artificial por medio de inyecciones en los acuíferos hace sustentable el uso del agua subterránea sin que haya un hundimiento severo. Pero es necesario que las tasas anuales de bombeo sean equivalentes a la recarga media.