La baja conductividad térmica del plástico reduce su reacción a variaciones extremas de temperatura y, por lo tanto, la posibilidad de fracturar o alterar la mezcla de concreto.
Alianzas que fomentan innovación
Otro ejemplo de los avances de la industria de la construcción hacia la economía circular es el tramo de 4 kilómetros de carretera en Irapuato-La Piedad, Guanajuato, inaugurada en octubre pasado tras ser pavimentada con una formulación de asfalto modificado con Elvaloy y 2 toneladas de plástico postconsumo humano (equivalentes a 425,000 empaques flexibles de plástico).
Dow —en conjunto con las empresas VISE, Surfax, Lasfalto y Omnigreen, además del apoyo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes— desarrolló este material que, además de reducir la huella de carbono, ayuda a habilitar carreteras más duraderas y resistentes.
En comparación con un asfalto convencional, estas tecnologías mejoran el desempeño y las propiedades, sobre todo para evitar ahuellamiento, deformación y ruptura, lo cual aporta mayor durabilidad y seguridad al pavimento, explica Iván Trillo, jefe de Sostenibilidad en Dow, firma que planea construir 120 kilómetros de carreteras con estas formulaciones a nivel global.