Durante cuatro años, Virginia y su familia, de siete personas, habitaron una vivienda riesgosa. Tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017, el lugar en el que vivían se cuarteó. Los daños no fueron suficientes para entrar a alguno de los apoyos gubernamentales derivados del sismo.
Un nuevo hogar tras cuatro años del 19S: así fue el proceso
No tenían la posibilidad de mudarse a otro lugar, por lo que continuaron con el mismo espacio, pero con miedo de las cuarteaduras, hasta que en 2019 el gobierno local los buscó para hallar la manera de solucionar su problema.
La historia la cuentan Cristina y Virginia en el porche de su nueva casa, a seis kilómetros de donde vivían. Su hogar, donado por New Story, Échale, eXp y las autoridades municipales, les fue entregado a finales de 2021.
Se mudaron de inmediato luego de años de espera y se adaptaron en sólo unos días. “La verdad fue una gran ayuda, ya tenemos ahora sí en donde estar. Nos gusta mucho. Antes estábamos todos juntos en un solo cuarto de block, más chico, y con cocina de tablas”, cuenta Cristina.
Su historia es parecida a la de 85 familias más que pudieron acceder a una de las 100 viviendas construidas por la colaboración y que a partir de este año ya pudieron mudarse por completo al nuevo fraccionamiento.
La vivienda
Para las organizaciones no sólo era importante dar una vivienda, sino hacerlo de forma sustentable y de acuerdo a las necesidades de las personas.
Después de hacer talleres con los participantes del programa para conocer la manera en la que habitaban sus hogares planearon la edificación de hogares con un porche, dos recámaras, una sala comedor, cocina al interior y un patio trasero.
Para la edificación utilizaron ladrillos, block tradicional y Ecoblock, un material creado por Échale, que está conformado por 90% tierra local y 10% de concreto, que de manera compactada crea un componente térmico, ecológico y cuatro veces más resistente.
Las construcciones de frente, de color arena, parecen pequeñas. Tienen un porche en donde los vecinos se reúnen a platicar o a ver jugar a los niños en el patio central.
La señora Patricia da la bienvenida a las personas que quieren conocer el inmueble por dentro. Todavía no tiene una puerta, pero una cortina recibe a los visitantes, así como con plantas en la entrada.
Al ingresar, hay un comedor cerca de la ventana que da hacia el exterior, y una pequeña cocina al fondo de la habitación.
A la derecha está el ingreso a las dos recámaras. En la primera ya está puesta su cama y el resto de cosas personales. Para la segunda aún no compra un lugar para dormir, pero la ha llenado con la mudanza.
En la parte de atrás ya instaló un lavadero, el lugar preferido de su mascota porque puede salir a echarse al pasto.
El resto de las viviendas son iguales. Se distribuyen alrededor de un terreno central en donde se hace comunidad, y su final se ve delimitado por los árboles y arbustos del cerro en el que se encuentra.
Llegar, es difícil en automóvil por la subida, pero Cristina y Virginia cuentan que arriban al resto del poblado a solo 20 minutos caminando, “así se van a trabajar todos y nosotros ya estamos acostumbrados a ir a hasta allá a la tienda. Aunque creemos que pronto pondrán una aquí. Nosotras haremos tortillas”, cuenta Virginia.
Un camino de retos
En 2019, la organización New Story comenzó a armar una estrategia para ayudar a crear viviendas en el estado, en donde resultaron dañadas 23,000 casas. En Ocuituco, Morelos, un municipio con 20,000 personas, 1,640 construcciones quedaron inhabitables, por lo que la ONG decidió hacerlo su objetivo.
En el camino se encontraron con Échale, una empresa social de soluciones para vivienda y con eXp, una compañía de corretaje inmobiliario en el metaverso, que aportó recursos. Junto al Fideicomiso Fuerza México y Fundación Banorte.
En total lograron recaudar 600,000 dólares para edificar las viviendas. El gobierno municipal, a cargo de Juan Jesús Anzures García, donó el terreno para la construcción y ayudó en acercar la luz y el agua desde la carretera, aproximadamente a dos kilómetros.
La construcción comenzó un año más tarde, pero se retrasó. Primero, la pandemia impidió que las obras continuaran y después el incremento de precios de materiales de la construcción dificultó las labores, explica New Story.
Finalmente, lograron hacer entrega de las llaves a las familias. Pero ahora hay un segundo reto, el huracán en Oaxaca. Buscarán dotar de vivienda a las personas que perdieron sus hogares este 2022.