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Los baches, el problema sin fin de las calles y para los ciudadanos

Las estrategias de arreglo de baches de forma masiva son recurrentes en la capital de México y el resto del país, debido a que desde el inicio la conformación de las calles suele ser deficiente.
lun 04 noviembre 2024 06:30 AM
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Este 2024 comenzó el bachetón, una estrategia de arreglo que requiere 4,000 millones de pesos de inversión.

Los baches son un problema que afecta a automovilistas, ciclistas, usuarios del transporte público y casi cualquier persona que transite por las calles de las ciudades.

En México, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), a julio de 2024, 77.7% de los mayores de 18 años dijeron que este es uno de los problemas principales. El porcentaje coloca al factor como el más señalado por los encuestados, incluso por encima del tráfico y la delincuencia.

En consecuencia, las autoridades cada cierto tiempo realizan programas de bacheo, que implica la reparación del asfalto de manera masiva.

Este 2024 el gobierno federal anunció que destinará 4,000 millones de pesos para reparar 44,574 kilómetros de carreteras federales en los 32 estados del país entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, mientras que en la Ciudad de México el programa local atendió 2,226 baches en las 16 alcaldías desde el 16 de octubre, informó Raúl Basulto, secretario de Obras y Servicios.

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La estructura del pavimento

El pavimento es más que una simple capa de asfalto negro sobre la calle. Su conformación tiene que ser adecuada al tipo de suelo en el que se aplique, al clima, tipo de tránsito y evolución a largo plazo.

Existen dos clases principales de pavimentos: el asfáltico, de color negro, y el hidráulico, hecho de concreto. Cada uno requiere diferentes técnicas de construcción y mantenimiento ya que, aunque el segundo es popular por dañarse menos, en lugares como la Ciudad de México es difícil colocar y con el tiempo también deteriorarse.

¿Qué es un bache y cómo se origina?

Un bache es una oquedad que aparece en la superficie del pavimento debido a la degradación progresiva de la capa asfáltica. Este deterioro suele comenzar con la aparición de pequeñas fisuras en el pavimento, un proceso natural acelerado por el peso del tráfico y los cambios climáticos.

“En la Ciudad de México, el pavimento asfáltico se envejece rápidamente, formando microfisuras que con el tiempo aumentan de tamaño. Estas grietas permiten que el agua de lluvia penetre hasta las capas inferiores, debilitando la base del pavimento y causando el colapso de la superficie”, explicó Paul Garnica, consultor de en infraestructura de transporte, en Génesis de un bache.

El especialista dice que en general las señales llegan incluso antes de las grietas, con el desprendimiento de la grava o “piedritas” que indican que el pavimento ya no está en buenas condiciones. Equipara la situación a la piel humana.

“En época de frío la piel se maltrata más y de pronto vemos grietas. Una vez que pasa eso te das cuenta de que te tienes que poner crema, pero se tuvo que haber hecho antes”, dice Paul Garnica en entrevista.

Por su parte, Enrique Elizalde Romero, jefe del Laboratorio de Geotecnia en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), puntualiza que el origen de muchos baches se debe a que, en primera instancia, no se compacta adecuadamente la terracería.

“Cuando la base no está bien compactada, el agua se filtra y debilita el suelo, causando que el asfalto se fracture al pasar los vehículos”, afirma. Según el experto, una de las principales fallas en la pavimentación es la falta de supervisión y control en la compactación inicial, lo que deriva en una estructura menos resistente​.

Factores de deterioro: clima, tránsito y calidad de materiales

El clima, especialmente la temporada de lluvias, desempeña un papel importante en el desgaste del pavimento.

En la Ciudad de México, donde las precipitaciones intensas son frecuentes, el agua no sólo penetra las microfisuras, sino que arrastra hidrocarburos y otras sustancias que disuelven la mezcla asfáltica. Paul Garnica explica que “los hidrocarburos, gasolina y diésel son los principales disolventes del asfalto, acelerando su degradación”. Además, menciona que estos productos contaminantes se acumulan en el pavimento y contribuyen a su debilitamiento​.

El tránsito vehicular también es un factor determinante. En vialidades con alto flujo, como Paseo de la Reforma o Periférico, el peso constante de vehículos pesados ejerce presión en el pavimento, incrementando la fracturación.

La falta de mantenimiento adecuado y la calidad irregular de los materiales son factores que, según Enrique Elizalde, se agravan cuando los gobiernos buscan soluciones rápidas. “La reparación de un bache implica un proceso cuidadoso, pero muchas veces se hace de manera apresurada y sin los materiales adecuados, lo cual convierte la reparación en una medida temporal”, indica​.

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Suelo complicado: el reto de la CDMX

El suelo de la Ciudad de México presenta características geotécnicas que complican aún más la durabilidad de las vialidades. Construida sobre un antiguo lago, la capital mexicana tiene un suelo blando y altamente susceptible al hundimiento.

Según el especialista de la UNAM, el concreto hidráulico, una solución más duradera que se emplea en avenidas como Reforma, es costoso y difícil de implementar en suelos tan blandos.

“El concreto es rígido, y con el movimiento constante del subsuelo, se producen fisuras que después pueden comprometer la estructura completa del pavimento”, explica. A pesar de esto, el asfalto continúa siendo la opción preferida para la pavimentación, ya que es más flexible y se adapta mejor a los movimientos del suelo​.

¿Es posible prevenir los baches?

El mantenimiento preventivo y la intervención temprana son claves para reducir la aparición de baches. Enrique Elizalde subraya que la clave está en la supervisión y el tratamiento oportuno de las primeras fisuras que surgen en el pavimento.

“Si se realiza un buen diseño de pavimento y se actúa ante las primeras grietas, se pueden evitar reparaciones costosas. Un tratamiento superficial, como una lechada de cemento, puede sellar las fisuras y proteger la superficie”, comenta.

Paul Garnica también destaca que las acciones preventivas, como barrer las calles y reducir la acumulación de residuos contaminantes, podrían prolongar la vida útil del pavimento​.

Otra recomendación de el experto en infraestructura es implementar técnicas de sellado de grietas antes del inicio de la temporada de lluvias, para evitar que el agua se filtre y degrade la base del pavimento.

Además, considera que el uso de materiales innovadores, como mezclas asfálticas modificadas y tecnologías de refuerzo como mallas sintéticas, puede mejorar la durabilidad de las reparaciones. Sin embargo, esto requiere una inversión constante y compromiso con el mantenimiento de las vialidades a largo plazo.

¿Por qué hay tantos baches en la CDMX?

A pesar de los esfuerzos gubernamentales, los baches son una constante en la Ciudad de México especialmente en zonas densamente transitadas como Iztapalapa. Mientras que en las carreteras federales los estándares de calidad estipulan la ausencia de baches, en las calles de la Ciudad de México el panorama es distinto: las reparaciones se perciben como parches temporales que no logran solucionar el problema de fondo.

Cada nueva administración propone una solución como el Bachetón, con promesas de cambiar las condiciones de las calles, pero, en la práctica, la mejora es limitada y pasajera, coinciden los especialistas.

De acuerdo al experto Paul Garnica, estos programas suelen implementarse por motivos políticos, sin atender el origen del problema, lo que deja a la ciudadanía enfrentando el mismo problema año con año, sin que se perciba una mejora real en las condiciones de las vialidades.

Garnica considera que esto se debe, en gran parte, a la falta de inversión suficiente en infraestructura de calidad y a la ejecución de reparaciones apresuradas que utilizan métodos poco adecuados.

“Generalmente, se coloca mezcla asfáltica sin compactación adecuada y sin aplicar los aditivos que podrían mejorar la adherencia”, explica Paul Garnica en entrevista. Esto significa que el bache reaparece rápidamente, especialmente en la temporada de lluvias​.

Un equipo improvisado coloca la mezcla en los baches con el uso de herramientas rudimentarias, como cubetas o palas, y la compacta superficialmente antes de pasar al siguiente bache.

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Este proceso resulta en reparaciones que se desprenden al poco tiempo, especialmente en la temporada de lluvias. Como observa Garnica, “el material se va a separar y no se va a adherir a lo que ya existía”, lo cual obliga a las autoridades a intervenir repetidamente sobre los mismos puntos, sin resolver el problema de manera definitiva.

Esta situación deja en evidencia que el mantenimiento reactivo, en lugar del preventivo, termina generando una impresión de que “las cosas no avanzan”, mientras los baches se multiplican en las calles.

Enrique Elizalde menciona que en muchas ocasiones los recursos destinados al mantenimiento vial se aplican en parches temporales, en lugar de una estrategia de mantenimiento integral que considere el monitoreo constante de las vialidades y la realización de estudios geotécnicos en las áreas de mayor desgaste​.

Consecuencias para la ciudadanía y el impacto económico

Los baches impactan no solo la infraestructura urbana, sino también la economía de la ciudad y los bolsillos de los ciudadanos.

Un bache puede significar desde una llanta ponchada hasta problemas en la suspensión, y estos daños no sólo incrementan el gasto de mantenimiento de los vehículos, sino que también afectan los tiempos de traslado y aumentan el consumo de gasolina​.

Un metro cúbico de asfalto para reparación cuesta entre 3,000 y 5,000 pesos. En 2020, la Ciudad de México invirtió 75 millones de pesos en 800,000 toneladas de mezcla asfáltica para tapar 8,367 baches equivalentes a 18,968.64 metros cuadrados.

"Sale más barato hacer un buen análisis y diseño del pavimento. No es lo mismo tener una carpeta asfáltica de cinco centímetros a una de 10 o 12 centímetros, depende del diseño y para qué lo queremos", explicó Elizalde Romero.

Hacia una estrategia de mantenimiento integral

La prevención es la clave para reducir la proliferación de baches en la Ciudad de México. Esto implica no solo una inversión en materiales de calidad y diseños de pavimento adecuados, sino también un compromiso de las autoridades para actuar de manera proactiva.

Paul Garnica sugiere que, en lugar de esperar a que los baches aparezcan, el gobierno debería implementar programas de mantenimiento constantes y en condiciones óptimas, como evitar las reparaciones en temporadas de lluvias. “Para evitar que el bacheo sea una medida temporal, es necesario que las autoridades realicen las reparaciones con los procesos y materiales adecuados”, concluye.

Por su parte, el experto de la UNAM destaca la importancia de la supervisión continua de las vialidades y el uso de tecnologías que permitan identificar y tratar las primeras señales de desgaste. “El mantenimiento debe ser un proceso constante y profesionalizado que permita detectar los daños antes de que se conviertan en baches profundos”, enfatiza​.

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