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Los museos no tienen recursos para el mantenimiento de su infraestructura

Los recintos comenzaron a abrir a partir del 10 de agosto, pero enfrentan una situación de precariedad por los recortes al presupuesto, que puede terminar en daño patrimonial.
mar 18 agosto 2020 08:24 PM
Reanudación de actividades en el Museo Franz Mayer tras cinco meses de cierre por la pandemia de Covid-19.
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Los museos de la Ciudad de México comenzaron a abrir sus puertas a partir del 10 de agosto , luego de que el gobierno local les diera luz verde para hacerlo, a pesar de que el semáforo para hacer frente al Covid-19 sigue en naranja.

Los museos privados han sido los primeros en reabrir tras cuatro meses de permanecer cerrados. El Museo Soumaya y el Museo de Cera fueron algunos de los recintos que comenzaron a recibir público, pero a la poca asistencia se suma la restricción de dar acceso sólo al 30% de su capacidad total.

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Otras apertura se han programado para la semana del 17 al 21 de agosto. Para poder abrir estos espacios deben aplicar los protocolos correspondientes, entre ellos la sana distancia, para garantizar la disminución de contagios. Una vez que reciben el dictamen que acredita esto, pueden abrir.

La decisión de autorizar la reapertura de los museos ocurre en medio de la manifestación de directores, trabajadores, creadores y amigos de los museos aglutinados en el Frente ProMuseos, que en mayo dio a conocer una carta pública dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.

La misiva alerta de la grave situación de estos espacios, agudizada durante los últimos cuatro meses a causa de la pandemia. El documento, que ya suma más de 4,400 firmantes, solicita apoyo para rescatar a los museos y pide que se posterguen los proyectos del Espacio Cultural de los Pinos y Bosque de Chapultepec, y la construcción del Pabellón de Arte Contemporáneo, para que esos recursos sean redirigidos a un paquete de rescate.

La carta fue firmada inicialmente por Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultlural UNAM, y Graciela de la Torre, responsable de la Cátedra Extraordinaria de Inés Amor de Gestión Cultural, de la misma casa de estudios, quien además cuenta con una amplia trayectoria en la gestión cultural y la dirección de museos.

El curador de arte contemporáneo Cuauhtémoc Medina, uno de los firmantes que se sumó posteriormente a la misiva, dijo a Obras que hay “serios riesgos” en la infraestructura: “Este es un país donde ya tienes una infraestructura cultural que está envejecida y tiene problemas de mantenimiento que requieren una inversión significativa para ser reparados”.

No sólo se trata de riesgos en museos secundarios, sino incluso de recintos como el Museo Nacional de Antropología “que tiene goteras”, dijo eltambién investigador. Por ello, consideró que “la falta de recursos puede llevar a que esos problemas se conviertan en catástrofes”.

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El jefe de curaduria del MUAC alertó que “la falta de atención a este S. O. S. deja un panorama donde vamos a tener una multitud de instituciones culturales, en muchos lugares del país, que van a tener cierres o perdidas de operatividad o empleo, o daños patrimoniales”.

La falta de recursos y la pandemia ya han cobrado víctimas. Uno de los primeros recintos en cerrar sus puertas de manera definitiva fue el Foto Museo, un espacio intervenido por el arquitecto Mauricio Rocha Iturbide, quien transformó un espacio fabril en el museo más grande de fotografía en América Latina.

Inaugurado en 2015, el museo de 5,000 m2 decidió cerrar en abril pasado. En entrevista con Obras, Guadalupe Lara, su directora, confirmó que el cierre es definitivo pues no hay posibilidad que permita su manutención.

Explicó que el acuerdo con Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura en 2015, fue que la Fundación Pedro Meyer pondría el programa cultural y la infraestructura, y la Secretaría de Cultura, los recursos para ponerlo en marcha, pero “nunca se cumplió a cabalidad el acuerdo”.

La directora del Foto Museo, que forma parte de la Alianza de Museos que aglutina a 23 recintos independientes— expresó: “Ningún espacio que no cuente con un presupuesto fuerte puede mantenerse; hay que pagar luz, agua, sueldos, el Foto Museo pagaba luz como si fueras una fábrica”.

El recinto ubicado en Cuatro Caminos se sostuvo durante cinco años con la renta de espacios, la impartición de talleres, coloquios y eventos pero “la pandemia vino a ser el golpe final”, porque cerrado el museo ya no había manera de generar los 220,000 pesos mensuales que requería su manutención, explicó Guadalupe Lara.

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Reducción presupuestal

El documento Para salir de terapia intensiva. Estrategias para el sector cultural hacia el futuro, realiza un diagnóstico de las situación y destaca que “la contracción de la inversión pública en cultura amenaza con depauperar o inhabilitar una parte considerable de las instituciones culturales y de las infraestructuras destinadas a la educación, la investigación y la difusión del arte y la cultura”.

Precisa que en lo que a inversiones para mantenimiento e infraestructura se refiere, “los museos del Estado mexicano fueron dejados a su suerte, con el consecuente deterioro de los inmuebles, instalaciones y equipamiento”.

El documento publicado por la Cátedra Extraordinaria de Inés Amor, también menciona que en el caso de la cultura, desde el sexenio pasado (2012-2018) “ha habido una reducción importante de recursos públicos destinados al sector, y esa política ha continuado en la presente administración y tiende a agudizarse debido a la pandemia”.

Cuauhtémoc Medina comentó al respecto que las recomendaciones internacionales de cuál debe ser el gasto destinado a cultura “no se cumplen en México. Vivimos una mentira política como sociedad; pensamos que hay una gran importancia de la cultura mexicana, pero en realidad es un sector que ha sido sistemáticamente colocado en una posición de precariedad”.

El curador dijo que “ha habido una austeridad aplicada sin observar sus efectos concretos; es una política que yo calificaría de ignorante porque se aplica por decreto general en lugar de revisar dónde podría hacer menos daño”.

Y reiteró que en el campo de la infraestructura cultural la afectación va a derivar en el cierre de recintos a consecuencias de “actos de gobiernos insensibles y no estudiados”.

El documento del Frente ProMuseos subraya la necesidad de “incluir a la cultura en la planeación de las ciudades y los territorios”, en referencia a la infraestructura cultural, el arte en los espacios públicos, el diseño del equipamiento y el mobiliario de las comunidades, los pueblos y las ciudades.

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Para salir de terapia intensiva

Entre las propuestas para salir de esta crisis que recoge el documento Para salir de terapia intensiva se haya la creación de una la ley de museos, “ya sea independiente o como parte de la LGCDC, que, entre otras atribuciones, permita a estas instituciones contar con autonomía de gestión, administrativa y económica, con patrimonio y personalidad jurídica propios”.

Otras estrategias son promover la regulación del mecenazgo, con el fin de definir un marco operativo como mecanismo que coadyuve a promover, proteger y asegurar los derechos culturales. Además de exentar a los museos del impuesto sobre espectáculos y habilitar los mecanismos para que los museos públicos puedan disponer de sus ingresos por taquilla y otros autogenerados.

También se contempla ampliar los estímulos fiscales a proyectos de conservación, mantenimiento e infraestructura de recintos culturales dedicados a las artes visuales, programas académicos y/o pedagógicos, adquisición de obra artística y documental para museos públicos y colecciones editoriales.

Guadalupe Lara comentó que la reforma fiscal para hacer atractiva la parte del mecenazgo es importante pero “pienso que lo que debe existir es la figura de socio de empresas culturales”, para que la iniciativa privada pueda aportar como tal, “esa puede ser buena mancuerna”.

“Este es un momento super complicado, de redefiniciones, hay que replantearse, reinventarse y tratar de dilucidar entre todos hacia dónde tienen que cambiar los conceptos” porque, incluso, “los consumos culturales han cambiado”, ya no podemos pensar en inauguraciones de 2,500 personas o cientos de visitantes en un día. “Hay que pensar en cuestiones más híbridas”, comentó.

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