“El anuncio es positivo, pero deja preguntas porque si se estructura mal, se licita mal y se adjudica mal va a traer más problemas que beneficios“, considera Ignacio García de Presno, socio líder de Asesoría en Infraestructura de KPMG en México.
Menciona que todavía falta información, ya que aunque se entiende que será un proyecto con las mismas condiciones en que fue planteado en el gobierno federal pasado, todavía no se ha aclarado si es así.
Además, refiere que deberán actualizarse los estudios de la obra.
“Porque incluso en la administración anterior se cuestionó mucho qué tanto estudios se hicieron, la preparación y demás, por lo que sí creemos que tienen que actualizarse estudios técnicos y ambientales“, comenta.
Roberto Ballinez, director ejecutivo senior de deuda subnacional e Infraestructura de HR Ratings, coincide en que el anuncio de reactivar la obra es positivo porque como cualquier proyecto de infraestructura generaría una derrama económica y, en este caso, impulsaría la zona del Bajío, pero asegura que deberá avanzarse en su planeación y ejecución de manera ordenada.
Dicho proyecto, como fue planteando en el sexenio pasado, tendrá un trazo de 210 kilómetros, dos terminales (una en Buenavista y la otra en la ciudad de Querétaro) y correrá a una velocidad máxima de 300 kilómetros por hora, completando el recorrido en 58 minutos, según el documento “Memoria documental. Construcción del Tren Rápido Querétaro-Ciudad de México“.
Sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), quien tendrá a su cargo la obra, menciona que la reactivación de este proyecto surgió a raíz de una propuesta de la iniciativa privada, por lo que se desarrollaría mediante una concesión.
Hasta ahora, aclara, la IP todavía no presenta el proyecto en general, por lo que se desconoce si tendrá variaciones respecto a la obra que fue licitada en el sexenio pasado.
En noviembre de 2014, el ex Presidente de México, Enrique Peña Nieto, revocó el contrato que asignó para dicha obra, mediante licitación pública internacional, al consorcio liderado por China Railway Construction Corporation (CRCC) por 58 mil 820 millones de pesos.
Finalmente, en 2015, el proyecto se canceló indefinidamente después de que se supiera que Constructora Teya de Grupo Higa, propiedad de Armando Hinojosa y parte del consorcio ganador del contrato del tren, había vendido a la ex Primera Dama Angélica Rivera, la llamada "Casa Blanca".