Falta de certeza
Históricamente los inversionistas chinos tienen cierta resistencia a desembarcar en el mercado mexicano, no solo porque entre ambas naciones existe una cultura organizacional diferente, también por un tema de confianza.
En 2015, el gobierno de México rompió lazos con los empresarios chinos, luego de que el entonces presidente Enrique Peña Nieto echara para atrás dos megaproyectos de infraestructura: el tren de alta velocidad México-Querétaro y el desarrollo de Dragon Mart en Cancún, Quintana Roo.
Con la revocación de la licitación del tren se perdieron 3,750 millones de dólares y con el desarrollo se revirtió un plan de inversión por el orden de los 180 millones de dólares, de los cuales solo 10% correspondía a capital asiático.
En abril de ese mismo año, ejecutivos de compañías chinas dijeron a la agencia Reuters que no tenían interés en inyectar capital en su socio comercial hasta que existiera certidumbre.
Con la llegada de un nuevo gobierno en diciembre de 2018 y el acercamiento que hubo por parte de las autoridades se abrió una posibilidad de que las inversiones del dragón chino regresaran a territorio azteca.
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No obstante, la falta de certeza jurídica hizo dudar a los empresarios chinos sobre si aún es momento de abrir la cartera en México o es mejor esperar.
Adolfo X. Zagal Olivares, socio de GEA Infraestructura, asegura que China sí tiene la intención de invertir en México, existe un gran interés de establecerse y competir en el país, pero dos motivos influyen en que esto no haya ocurrido ni con los montos, ni en el tiempo que se esperaba en esta administración.
“Todavía quedan secuelas por la cancelación de las inversiones en el sexenio pasado y las decisiones de política económica del presidente López Obrador influyen en la toma de decisiones. México es un nicho muy importante para invertir en temas de infraestructura, pero las señales que se han enviado no son las más idóneas”, manifiesta.
A México le conviene tener de aliado a China, pues representa la entrada a una economía cuyo Producto Interno Bruto (PIB) se prevé que crezca al menos 6% este año, es un mercado potencial de 1,393 millones de consumidores (cifras hasta 2018), y significa el desarrollo de nuevas obras de infraestructura.