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El regreso a clases revela vacío de información sobre infraestructura educativa

La clave para volver a las escuelas de manera segura es la ventilación, pero ¿cuántos edificios cuentan con ventanas suficientes y amplias para lograrlo? No hay datos.
lun 30 agosto 2021 01:51 PM
Regreso a clases en México, durante la pandemia
Este 30 de agosto estudiantes volvieron a clases en México.

El regreso a clases, uno de los eventos más comentados durante la pandemia, al fin llegó. Entre cuestionamientos y estrategias de los gobiernos locales, los menores de edad volvieron de manera voluntaria a sus escuelas , como plan para atacar la deserción escolar.

La principal preocupación de regresar son los contagios de Covid-19, por lo que se establecieron protocolos para hacer más seguro el retorno, como la toma de temperatura, el uso de gel antibacterial y el monitoreo de síntomas. Pero hay un elemento clave para evitar la propagación de virus en los espacios: la ventilación.

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A pesar de que se ha documentado falta de agua en las escuelas —4 de cada 10 en el país no cuenta con suministro—, este no es el elemento más preocupante “el agua se puede sustituir a partir de gel antibacterial y en algunas escuelas con pipa”, dice Marco Fernández, coordinador del programa Educación de México Evalúa y profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey.

El verdadero problema es la falta de información para establecer planes adecuados “respecto al inventario, lo único que tenemos público de información es el estudio de infraestructura del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) que es del 2018. Eso retrata al gobierno de cuerpo entero: cómo desprecian el uso de la evidencia para hacer sus acciones”, agrega el experto.

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La información que se tiene al respecto sobre el flujo de aire en las escuelas, corresponde a la opinión de las familias. El organismo realizó un estudio junto a El Financiero, en el que se preguntó si consideraban que había suficiente ventilación en las aulas. La respuesta —no publicada— fue que 45% considera que no.

Los datos existentes

En 2018, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) estableció que el desarrollo de infraestructura física educativa había sido deficiente e inadecuado.

En su estudio, se señaló que de las 145,704 escuelas de educación básica diagnosticadas por el organismo, 31% presentaba daño estructural en las instalaciones y 335 no funcionaban con estructuras atípicas, es decir, con edificaciones que no se apegan a la normatividad establecida.

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“El estado de la infraestructura educativa es crítico en las escuelas ubicadas en localidades rurales y municipios con alto rezago social. La diferencias son mayores en materia de acceso a agua potable y drenaje”, dice el INEE.

Entre los principales retos identificados en el estudio para mitigar los problemas en las edificaciones, se señaló la falta de un sistema de información actualizado y continuo “que permita contar con diagnósticos precisos y expeditos para focalizar, planear, coordinar y supervisar de modo eficaz, eficiente y oportuno los proyectos de la INEE”, se explica en el documento.

Además, se recomendó crear un sistema de información nacional, que debería ser actualizado, expedito y continuo para permitir disponer de datos necesarios en el caso de tomar decisiones. No obstante, desde entonces no ha habido una actualización en la información.

Respecto a la ventilación, la última información disponible que también es del INEE, indica que las aulas que se encontraban en peores condiciones ambientales eran las indígenas, ya que menos de la mitad contaba con ventilación adecuada –entre 46 y 48.6%), mientras que en las escuelas privadas el margen fue de 93.6%.

A nivel primaria, 68.8% de docentes de cuarto a sexto año consideró que la ventilación era adecuada para el ambiente y las condiciones del aula.

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¿Por qué la ventilación?

Más allá de la información sobre la percepción de la ventilación, no se tienen datos precisos sobre la cantidad de ventanas en las aulas, por ejemplo, lo que permitiría implementar estrategias adecuadas para mejorar el flujo de aire.

La infraestructura de las escuelas es muy antigua, que medio se adecuó para los programas de tiempo completo, pero traemos la reminiscencia de los grandes complejos académicos construidos en los 30, lo que es preocupante”, comentó en entrevista con Obras en octubre, Lucía Santa Ana Lozada, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experta en arquitectura académica.

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“Definitivamente no se debe optar por poner a niños en burbujas de plástico, pero sí se deberían entender cuáles son los problemas intrínsecos de cada aula y modificarlo escuela por escuela”, agregó.

En Nueva York, Estados Unidos, los protocolos que se implementaron para reabrir las escuelas fueron practicar el distanciamiento social, llevar cubrebocas y que los salones de clases tuvieran al menos una ventana que se pudiera abrir, incluso en invierno.

“Los expertos coinciden en que una buena ventilación es la forma más eficaz y práctica de eliminar los contaminantes de un espacio. El programa de Edificios Saludables recomienda entre cuatro y seis recambios de aire por hora en las aulas, mediante una combinación de ventilación y filtración”, dijo el New York Times en una simulación en la que se ve una clara reducción de contagios.

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