Rogelio Jiménez Pons deja la titularidad del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), dependencia a cargo del Tren Maya, para hacerse cargo de la Subsecretaría de Transportes en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Rogelio Jiménez Pons: de iniciar el Tren Maya a la Subsecretaría de Transportes
El arquitecto llevó el proyecto durante los primeros dos años de su puesta en marcha y cambia de dependencia tras hacer la promesa de que el proyecto estará terminado en 2023.
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Arquitecto y urbanista de profesión, el funcionario echó a andar uno de los proyectos más emblemáticos del gobierno, “el encargo del presidente a Fonatur fue que, para el desarrollo de la región, tuviésemos cuidado de ver todos los aspectos que incidían de un proyecto de esta magnitud en una región muy abandonada en donde lo fundamental es cómo lograr que esa infraestructura tenga una repercusión de desarrollo y beneficio para la gente”, dijo en una entrevista con Obras en abril.
Este fue el primer sexenio al frente de la institución, pero ya tenía experiencia en el ramo. De 1977 a 1982 fue director de Turismo y delegado federal en Tabasco, durante el gobierno de Leandro Rovirosa Wade.
#QuéPasóCon los cambios en el Tren Maya
Posteriormente se desempeñó como asesor externo del gobierno de Chiapas y de la Secretaría de Turismo (Sectur), para el desarrollo del Plan Integral del Corredor Turístico Manzanillo - San Blas.
Ganó el Primer Premio de Urbanismo en la II Biennale Mondiale de L’Architecture INTERACH 83 de la Unión Internacional de Arquitectos por un proyecto de desarrollo urbano en Villahermosa, Tabasco.
En el Tren Maya
Su experiencia en el sureste del país lo llevaron a hacerse cargo del desarrollo del Tren Maya durante sus primeros dos años, periodo en el que se realizaron todas las licitaciones de construcción, se comenzó con la producción y acopio de durmientes, así como con las estrategias alternas a la obra como la reubicación de familias que viven sobre el derecho de vía y los planes de desarrollo rurales de comunidades cercanas a la ruta.
Para Jiménez Pons, el mayor reto del proyecto fue el tiempo, ya que la promesa es construir 1,500 kilómetros de vías en menos de cuatro años (la inauguración está programada para diciembre de 2023).
“No sólo es la coordinación de obra de infraestructura, si no la coordinación de obra de infraestructura, si no la coordinación de muchas otras acciones para hacerlo integral, en donde esté claro el beneficio de toda la población y que sirva de incentivo de crecimiento de una cosa que es muy importante: el ordenamiento territorial”, dijo en entrevista.
A la organización se sumaron los desafíos de usar el derecho de vía existente para evitar intervenir en zonas naturales sin obra, “cuando mucha gente dice que estamos destruyendo la selva, digo, ¿pues cuál selva? si vamos por donde estaban las vías existentes de ferrocarril que son más de 700 kilómetros. También vamos por las carreteras existentes. En la mayoría vamos en medio de la carretera o las líneas de alta tensión que ya son zonas en cuya certidumbre de paso no existe vegetación”, agregó.
La última promesa al frente del proyecto fue que en 2022 se avanzaría 50% de la obra del proyecto en total.
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