La Gustavo A. Madero pasó casi 20 meses viendo hacia el cielo, intentando descifrar cómo unas góndolas colgadas de cables podrían convertirse en el transporte que revolucionaría a la Ciudad de México. El 11 de julio de 2021 lo entendieron.
Así se construyó el Cablebús Línea 1
En esa fecha se inauguró el Cablebús Línea 1 que se anunció como punta de lanza para la electrificación de la movilidad en la capital del país. Pero antes de que se cortara el listón, GAMI, empresa parte del consorcio constructor, tuvo que vencer pruebas que se presentan cuando es la primera vez de algo.
“Fue un reto que deja un buen sabor de boca. Para empezar, al ser una zona alta, está muy accidentada. Es difícil que ingresen los equipos tradicionales de construcción, ya que hay cables colgando e instalaciones no formales”, dijo en entrevista Rafael Paz, director de Construcción de la empresa.
Otra de las pruebas que se presentaron fue la llegada de los materiales, ya que en la zona de las obras, al ser altamente urbana, la introducción de elementos de un alto tonelaje y dimensiones.
Y como toda solución ante lo desconocido, la alternativa que tuvieron fue innovar. Crearon nuevos sistemas constructivos y dinámicos para ingresar la maquinaria, además de realizar adecuaciones parciales viables durante la noche, para interferir lo menos posible en la vida cotidiana de la población.
“No es nada sencillo. Llegamos a hacer una cimentación profunda de entre 35 y 40 metros por tipo de suelo. Primero se hizo este mecanismo y después una cimentación superficial para montar los postes. Esto conlleva llevar grúas, hacer movimientos especiales y mejorar la infraestructura en la zona”.
También con el objetivo de no obstaculizar lo menos posible a habitantes de la alcaldía Gustavo A. Madero, se realizaron acondicionamientos en la trayectoria. Aunque se mantuvo la misma línea, la posición original de algunas torres que sostienen al sistema se modificó “porque estorbaban geométricamente una cochera y problemas del tipo”, apunta Rafael Paz.
Tiempo y forma
Para GAMI, la sorpresa más grande fue cómo los resultados del proyecto superaron sus expectativas, “al modificarse el entorno, existe disminución de delincuencia, nuevas áreas peatonales, accesos universales y mejoras urbanas, además del beneficio de tener un medio de transporte en donde haya reducción en el costo de hacer un traslado a la mitad”, explica Rafael Paz.
Todo, al mismo tiempo que se cumplieron los tiempos y costos establecidos por el gobierno de la CDMX. El director de Construcción de GAMI explica que desde que empezó la planeación hasta que se corroboraron la prueba de operaciones pasaron alrededor de 20 meses.
Para llegar a la meta financiera (el proyecto costó 2,925 millones de pesos) la empresa hizo optimización de procedimientos internos, lo que permitió no generar sobrecostos.