Drenaje, bombeo y un túnel, obras clave para evitar inundaciones en el AICM
La falta de capacidad en drenaje y hundimientos diferenciales provoca que el AICM se inunde con lluvias, lo que afecta operaciones, vuelos y pone en jaque el punto de entrada del Mundial 2026.
La lluvia de agosto provocó suspensión de vuelos y cierre de transporte alrededor del AICM.(Foto: Luis Cortés/Reuters)
Diana Zavala
En agosto, la temporada de lluvias volvió a poner a prueba al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Las pistas y áreas operativas amanecieron cubiertas por encharcamientos que obligaron a cerrar operaciones por horas y desviaron vuelos a otros destinos.
La escena de aviones detenidos, pantallas repletas de demoras y miles de pasajeros varados evidenció un desafío que se repite cada año y que ahora adquiere mayor relevancia: en menos de un año la capital será sede de partidos de la Copa Mundial de la FIFA 2026.
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Un sistema que no alcanza
La Ciudad de México enfrenta, en general, problemas con el agua. La cada vez mayor área de pavimentación hace que la lluvia que se registra en las vías “escurra” a mayor velocidad a través de las calles y después por debajo de las tuberías, lo que hace que se rebase su capacidad antes de ser descargada.
“Tenemos menos espacio de infiltración de agua a los acuíferos y no tenemos capacidad de regulación que antes sí en las áreas verdes. El agua corre más rápidamente hacia los tubos y si estos no tienen capacidad de conducir toda el agua sucede lo que hemos estado viendo”, dice Jesús Campos, vicepresidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México.
Esto plantea un reto, construir infraestructura para tomar el agua de la ciudad y llevarla a los puntos en donde hay capacidad de salida.
Este fenómeno se repite en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. A pesar de que su sistema opera de forma independiente al de la ciudad y descarga hacia lagunas en el oriente del Valle de México, el también crecimiento de las áreas de asfalto dentro y alrededor de las terminales hace compleja su salida.
Las áreas pavimentadas aceleran el escurrimiento de la lluvia, por lo que se rebasa la capacidad de las tuberías.(Luis Cortes/REUTERS)
En el caso de la Terminal 1, parte del agua que cae en zonas aledañas llega hasta las instalaciones por falta de capacidad en la red urbana para conducirla. Algo similar ocurre en la Terminal 2, que recibe escurrimientos desde la colonia del Caracol.
Antes, en estas áreas había más espacios verdes que funcionaban como zonas de retención natural, pero la urbanización acelerada eliminó esa regulación. Ahora el agua llega de forma más rápida y en mayor volumen.
Las pistas enfrentan un reto distinto: hundimientos diferenciales causados por la sobreexplotación de acuíferos.
“Hay puntos que se hunden hasta 50 centímetros al año y otros que permanecen estables, lo que crea depresiones donde se acumula el agua”, señaló Campos.
Esta condición obliga a las autoridades del aeropuerto a identificar cada temporada los nuevos puntos bajos y colocar infraestructura de bombeo para vaciarlos. Pero cada año pueden aparecer zonas adicionales, por lo que la necesidad del equipo crece.
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Medidas inmediatas y posibles soluciones
En el corto plazo, la respuesta pasa por incrementar la capacidad de bombeo en puntos estratégicos del aeropuerto. Campos explicó que, tras las inundaciones recientes, el personal del AICM ya trabaja con bombas adicionales para drenar el agua acumulada, pero el volumen que llega en cada tormenta obliga a contar con más equipo para actuar con rapidez y mantener las operaciones abiertas incluso bajo lluvia intensa.
El objetivo, dijo, es que antes de que comience la temporada de lluvias de 2026 se hayan instalado sistemas de bombeo suficientes para evitar cierres como los de agosto. “Yo creo que deben haber tomado ya las medidas necesarias para tener más equipo de bombeo”, señaló.
Esto incluye unidades móviles que puedan colocarse en los nuevos puntos bajos que surgen cada año por los hundimientos, así como sistemas fijos conectados al drenaje interno del aeropuerto.
La capacidad de bombeo debe incrementar para aminorar los efectos de la lluvia en CDMX.(Luis Cortes/REUTERS)
Al mismo tiempo, se debe trabajar en la planeación de infraestructura más robusta. Para Campos, la solución de mediano plazo consistiría en construir un semitúnel paralelo a las pistas que recoja el agua y la dirija a las lagunas del oriente o al Túnel Emisor Oriente.
Esta obra requiere estudios técnicos especializados por las condiciones del suelo, conocido por su alta movilidad, y puede llevar uno o dos años de ejecución.
Mientras tanto, la estrategia es doble: reforzar el bombeo para “mañana y pasado mañana”, en palabras del ingeniero, y avanzar en la ingeniería que permita una solución duradera que evite que el agua interrumpa las operaciones aéreas en pleno Mundial.
Mientras tanto, la Secretaría de Marina, administradora del AICM, puso en marcha un plan de remodelación integral con una inversión de 8,000 millones de pesos, financiada con recursos propios.
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Las obras, que iniciarían entre abril y junio de 2025 y concluirán entre abril y mayo de 2026, abarcan 75 proyectos y 24 contratos para renovar pistas, torres de control, edificios terminales, subestaciones y estacionamientos. También incluyen modernizar bandas transportadoras, escaleras, elevadores y sistemas de seguridad.
Los contratos para remodelar las terminales 1 y 2, adjudicados a un consorcio encabezado por Autovía Golfo Centro, suman más de 2,800 millones de pesos y contemplan trabajos como cambio de acabados, impermeabilización, reparación de instalaciones hidrosanitarias y eléctricas y rehabilitación de baños.
Durante el Mundial, del 31 de mayo al 31 de julio de 2026, los trabajos se suspenderán para no afectar la operación.
La presidenta Claudia Sheinbaum subrayó que el AICM, junto con los aeropuertos Felipe Ángeles, el de Toluca y Cuernavaca, serán clave para recibir a jugadores y visitantes durante los cinco partidos programados en la Ciudad de México, incluido juego inaugural.
El secretario de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, indicó que la meta es “mejorar la experiencia del usuario, sus condiciones de servicio y de seguridad”.
Con lluvias cada vez más intensas y un calendario que corre, el aeropuerto combina trabajos inmediatos de mantenimiento con un plan de modernización que busca llegar a 2026 listo para operar sin que el agua detenga los despegues.
Las obras para mejorar el aeropuerto deben estar listas antes del mundial de FIFA 2026.(Luis Cortes/REUTERS)
El problema de agosto
El 12 de agosto, por segundo día consecutivo, las lluvias intensas y tormentas eléctricas paralizaron la terminal. Entre las 2:13 y las 6:00 horas no hubo despegues ni aterrizajes. Más de 100 vuelos fueron cancelados o se demoraron en dos jornadas, afectando a cerca de 15,000 pasajeros.
Algunos servicios internacionales fueron desviados al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles o incluso a Acapulco. En tierra, el Metrobús suspendió su servicio hasta la Terminal 1 por las inundaciones en el acceso.