¿Quién es responsable del abandono de vivienda?
Son millones. El titular de la nueva Sedatu informó que en México hay cuatro millones de viviendas vacías –en proceso de destrucción– que sus dueños han abandonado. Entre las causas están la lejanía y el tiempo que la gente desperdicia para llegar a su trabajo. Sin embargo, las cifras publicadas sobre la entrega de viviendas, no revelan este escándalo.
¿Quién es el responsable de esta terrible situación? Son varios. El Infonavit asignó los créditos hipotecarios; los grandes desarrolladores construyeron las viviendas en zonas sin servicios y sin rutas de transporte; y los municipios autorizaron esos conjuntos con la esperanza de modernizarse y aumentar la recaudación del impuesto predial. Sin embargo, todos tenían la justificación de reducir el rezago habitacional.
Lo dramático es que en el gobierno federal no hubo políticas definidas para evitar el crecimiento horizontal y fragmentado, que es el problema urbano más grave del país (Dispersión de las ciudades: 1980-2010, Sedesol, 2011); ni hubo la coordinación necesaria entre los responsables de planear, aprobar, construir y entregar los conjuntos de viviendas. Tampoco se actuó para evitar la lejanía y la dispersión de estos conjuntos en las ciudades, no se establecieron o modificaron criterios y reglamentos a nivel nacional. Sin coordinación y sin controles, cada actor en este drama realizó su trabajo aislado y quedó satisfecho con las cifras. Así se anunciaron millones de ‘acciones’ de vivienda como logros significativos.
El resultado es un desastre: conjuntos habitacionales con graves problemas de funcionamiento; alejados de las ciudades a las que se pretenden servir; representan enormes inversiones de recursos; y son ejemplos de abandono y deterioro social. Se construyeron y otorgaron millones de viviendas en grandes conjuntos horizontales sin equipamientos necesarios para guarderías, educación pública, centros de salud, y comercio; sin transporte público, sin plantas de tratamiento de agua y sin servicios municipales de recolección de basura y vigilancia.
Al entregar esas viviendas se cumplieron los objetivos de los actores de este drama. Pero al siguiente día comenzó la tragedia para millones de personas. Viajar horas para ir al trabajo en la ciudad; dejar a niños y adolecentes sin atención, miles de casas iguales sin identidad y con graves problemas de violencia. La salida, porque no se pudo recurrir a nadie para intentar una solución, ha sido dejar esas viviendas. Como ejemplo están las casas abandonadas en 15 municipios del Estado de México: Naucalpan tiene 5.8% de estas viviendas, y Huehuetoca –el más alejado de la ciudad de México– tiene 44.2%.
Este drama ha sido propiciado por la incapacidad de muchas autoridades –a nivel nacional, estatal y municipal– para planear y ver lo evidente. Esos conjuntos fueron negocios multimillonarios, modificaron el uso de suelo, se construyeron en lugares inadecuados y sin servicios, y transgredieron planes municipales; todo favorecido por la corrupción o la ignorancia de las autoridades. La reciente decisión del gobierno federal de modificar esta situación no sólo es comprensible; es una acción necesaria de planeación y de justicia social.
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*Arquitecto e investigador de temas de urbanismo.