En julio y agosto, meses en los que la capital del país cambió a semáforo naranja y, aún con restricciones, se comenzó la reactivación paulatina de la economía, la demanda bruta presentó una caída de 51% en comparación con el año anterior, al llegar a poco más de los 83,000 metros cuadrados.
“Tales disminuciones apuntan a una contracción en la demanda de la industria manufacturera y algunas empresas dedicadas a la comercialización de bienes de consumo duraderos y semiduraderos que mantenían su logística en la ciudad”, destaca Solili.
En cuanto a la desocupación, en lo que va del 2020 ha tenido un incremento de casi 30%, en comparación con el mismo periodo, al llegar a 216,000 metros cuadrados, “derivado del ajuste que han hecho algunas empresas que ocupaban grandes grandes edificios industriales y que ante el escenario actual se han visto obligadas a disminuir el espacio arrendado”, explica Solili.
Sin embargo, los espacios usados para el almacenamiento y logística continúan siendo solicitados, principalmente en zonas más cercanas al centro de la Ciudad de México, para minimizar costos de traslado al consumidor final. Esto ha permitido que Vallejo, Naucalpan, Iztapalapa, entre otras, sean sitios que concentran el interés de los desarrolladores.
En una Europa de mascarilla obligatoria, Suecia vuelve a ser la excepción