Una de las medidas que debe ponerse en marcha es la implementación de un modelo de gobernanza que involucre a los vecinos, la iniciativa privada, los gobiernos locales y el de la Ciudad de México, menciona Carlos Jiménez, experto en economía e investigador de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
“Necesitamos definitivamente una mayor participación y una vida más activa en términos democráticos, es decir, que haya organización de vecinos a través de asambleas, pero también un acercamiento constante con autoridades. Mesas de diálogo, seguimiento, trazos de proyectos”, dice.
Sobre todo porque en algunos casos los proyectos inmobiliarios no son negativos y es necesario mostrar los beneficios de cada uno en la comunidad.
Por ejemplo, los desarrolladores de dichos inmuebles pueden ofrecer mejoras en las colonias como remodelación de camellones, áreas verdes, entre otras.
Este modelo de gobernanza también es conocido como caja de cristal o pecera porque todo lo que ocurre dentro del gobierno es visible.
“Lo que hace el funcionario lo sabe cualquier vecino o lo debería saber para que cuando lo hagan mal, se detecte y sea a la luz de todos”, señala.
Para ello, es necesario crear prácticas horizontales, es decir, que permitan que la ciudadanía conozca las acciones de los funcionarios y pueda comunicarse con ellos, explica.
“Va a ser muy claro cuando esté rebasando pisos, niveles que no debe rebasar o ciertas características que no deberían estar en esa zona”, comenta.
Resalta que es esencial que la información de todos los desarrollos inmobiliarios debe ser pública y accesible para todos los ciudadanos.
“Para que haya máxima transparencia, esto nos va a salvar de muchas cosas y nos cura de la corrupción”, asevera.
Rubén Juárez, coordinador de la División de Diseño y Edificación de la FES Acatlán, UNAM, coincide en que debe haber una máxima transparencia y obligar a los desarrolladores a exponer claramente un letrero en la obra con todas las características de la misma sin excepción.